Las canastas elaboradas por el Indec que se utilizan para medir los niveles de pobreza y de indigencia sufrieron en noviembre los niveles más altos del año. La Canasta Básica Total (CBT-Pobreza) creció un 5,5 por ciento con respecto al mes anterior y la Canasta Básica Alimentaria (CBA-Indigencia), un 6,3%.

Ambos números estuvieron por encima de la inflación general del mes (4,3%), lo cual indica que la inflación de los más pobres fue más alta que la del resto.

En el acumulado de los primeros 11 meses del año, los números de inflación general son levemente más altos que los de estas canastas: 48,3% de IPC, contra 48,1% de CBA y 47,5% de CBT. Usualmente, los valores generales suelen ser mucho más altos que los de las canastas de pobreza e indigencia, ya que estas están compuestas por alimentos y bienes básicos, que se suponen son accesibles para la mayor parte de los ciudadanos. Sin embargo, durante la era Macri esa brecha se acortó sensiblemente.

Así las cosas, un ciudadano debe percibir $ 12.167 para no ser pobre y $ 4.886 para no ser indigente. En tanto, una familia compuesta por dos adultos y dos menores necesita $ 37.596 para no ser pobre y $ 15.099 para no ser indigente. Si a ese hogar se le agrega un menor más, necesitaría $ 39.543 para no caer en la pobreza y $ 15.881 para no caer en la indigencia.