El Grupo Mirgor, un gigante dedicado al sector automotor, electrónico y de telefonía móvil, desvinculó a 745 trabajadores de su planta de Río Grande, Tierra del Fuego, en medio de la cuarentena por la pandemia del coronavirus.

Mirgor es propiedad de Nicolás Caputo, quien controla el 48% de las acciones, y cuenta con más de 2.200 empleados. Este 31 de marzo vencían los contratos de 525 empleados contratados y de otros 220 en planta de personal discontinuos (PPD). El personal con este tipo de «contratos basura» (no otorgan estabilidad laboral ni derechos plenos al trabajador) constituye el eslabón más débil en la cadena de trabajadores registrados y es el primero en ser colocado como variable de ajuste.

Estas desvinculaciones se dan también en medio de una puja entre el gobierno nacional y las grandes empresas que, encabezadas por Techint, han comenzado a definir despidos masivos.

Mirgor negó que se tratase de despidos y aclaró que se “abrió una instancia de diálogo con los gremios y autoridades provinciales para buscar alternativas posibles de mitigación ante este escenario”. Es decir, busca trasladar su responsabilidad para con su personal hacia afuera de la empresa.

Uno de los gremios enfrentado con Mirgor por los despidos es la Asociación de Supervisores de la Industria Minera, Metalúrgica y Mecánica (ASIMRA). “Repudiamos a las empresas por la situación crítica en la que nos encontramos”, señaló a medios locales el secretario General del sindicato, Javier Escobar.

Según Escobar, la empresa se comprometió a reincorporarlos una vez finalizada la emergencia sanitaria. Pero desde el gremio advierten que no hay nada firmado al respecto y no confían en la palabra de la empresa.

Hace exactamente un año, la empresa había despedido a 63 trabajadores.