La inflación impacta especialmente en los sectores más pobres de la población. No solo porque tiene menos recursos para afrontar cualquier perdida del poder adquisitivo sino porque, además, los productos que consumen los sectores populares se han encarecido especialmente.

Así lo confirmaron hoy los datos que dio a conocer el INDEC y que dieron como resultado un incremento de la Canasta Básica Total que mide el umbral de pobreza de un 39,1% en 2020. La suba se ubicó tres puntos por encima del 36,1% que subieron los precios en general durante el año.

La diferencia se explica especialmente por el impacto de los alimentos que, en general, subieron un 40,9% y que tienen mayor presencia en la Canasta de pobreza y aún más en la de indigencia.

 

Así las cosas, una familia tipo necesitó en diciembre $54.208 para no ser considerada pobre.

La Canasta Básica Alimentaria que mide el umbral de indigencia llegó a $22.681 en diciembre para una familia denominada tipo. La misma escaló un 45,5% en todo el año y está compuesta exclusivamente por alimentos básicos necesarios para reunir las calorías que permiten sobrevivir.

En todo 2020, de hecho, y según datos del IPC del INDEC, la carne subió un 56,9%, las frutas un 64,4% y las verduras un 58%.

Así las cosas es de esperar que los índices de pobreza sigan su raid alcista. Durante el primer semestre del año la pobreza alcanzaba en promedio al 40,9% de los argentinos. A la vez, el flagelo afectaba al 56,3% de los niños menores a 14 años.

Estimaciones privadas basadas en datos oficiales aseguran que, en realidad, para julio la pobreza ya afectaba al 47% de la población.