De la necesidad de conocer un pasado surgió una película que ahonda en el ayer en busca de posibles respuestas. Ese podría ser el inicio explicativo del film de Agustina Comedi, que hace del pasado de su familia, especialmente focalizado en la figura de su padre Jaime Comedi, toda una problemática por conocer.

El silencio es un cuerpo que cae es la opera prima de la directora que fue realizada gracias a la multiplicidad de registros caseros filmados en vhs por su propio padre. En ese contexto, lo que resalta también es el aire social y político de diferentes décadas de nuestro país, donde la sexualidad y la militancia se tornan ejes centrales.

“Llegar a un estreno es todo un desafío. Con las grandes distribuidoras multinacionales dando vueltas por todas las salas, claramente es difícil competir en igualdad de condiciones, pero de todas maneras estoy contenta a pesar de toda la situación que gira alrededor del cine y que es muy alarmante”, afirma Comedi pocos días antes del estreno formal de la película.

Para ella haber llegado a esta instancia no es más que la cristalización de un proceso personal, pero también la materialización de una búsqueda donde diferentes factores sociales se vuelven pregnantes. “Más allá de esas instancias, creo que esta película propone interpretar políticamente una época. El pasado de Jaime, mi padre, era muy personal. Antes de casarse vivió una vida abierta, dentro de lo que se podía en esa época como homosexual. En un determinado momento de su vida se casó y tuvo a una hija, que soy yo. Entender esta historia e involucrarme en espacios de militancia política y LGTB me ayudó a entender el contexto y una clave política. Creo que la comprensión de la realidad histórica de los colectivos LGTB y de cómo operan las instituciones a la hora de cercenar libertades, y en determinados momentos históricos habilitarlas, fue lo que me ayudó en la decisión de hacer esta película”.

La reconstrucción de la vida de Jaime, tal como lo llama la directora, se vio lógicamente atravesada por el factor de la subjetividad: “Esta es una lectura personal sobre la vida de alguien basada en ciertos aspectos, así que no es su vida. El material de archivo que él comenzó a filmar a partir de mi nacimiento hasta que murió, en una primera instancia funciona como un álbum familiar, y como todo álbum de ese tipo registra hechos felices. La mirada sobre ese archivo va hacia otros lados, y sumo los relatos de sus amigas y amigos que se volvieron muy valiosos para entender las diferentes épocas”.

Encontrarse con unas 100 horas de archivo significó para Comedi no sólo tener la posibilidad de trabajar de manera cómoda, sino también contar con la oportunidad de sorprenderse ante cada descubrimiento. “Lo que más me sorprendió fue contar con una capacidad de comprensión, algo a lo que llegué después de un tiempo. Conocí detalles, datos anecdóticos que eran un secreto, la naturaleza de las relaciones también fue algo que me sorprendió y me transformó. Pude entender la dimensión de las relaciones afectivas, del amor, entender que las instituciones y la cultura condicionan y cercenan el deseo. Pero en la vida de mi papá hubo profundas decisiones como el hecho de fundar una familia; decisiones gestadas desde el amor y desde la responsabilidad. En todo eso se me abrió un panorama de complejidad porque me topé también con toda la violencia que sufrieron las personas trans en décadas anteriores. Descubrir esta historia que tiene la particularidad de haber transcurrido en Córdoba, con todo su conservadurismo y pacatez, fue muy impactante. Todo eso me transformó”.

Este tipo de producciones donde el material de archivo existe y tiene características extensas suelen ser largo aliento, y con eso suelen surgir inconvenientes.”El proceso duró algo así como cinco años, mientras que el desarrollo comenzó el penúltimo año del gobierno anterior. En el medio se ganó el premio Raymundo Gleyzer, que otorga el INCAA a primeras películas. Sin embargo y más tarde, todo se trabó, incluido el financiamiento. Ahí comenzaron a surgir los problemas y tuvo que salir nuestra capacidad de hacer todo a pulmón. Una película requiere  hacer mucho trabajo y la unión de muchas voluntades, así que producir cine en Argentina es casi una militancia afectiva”, concluye Comedi.

El silencio es un cuerpo que cae. Hasta el miércoles 21 de noviembre a las 21.30 horas en la Sala Leopoldo Lugones, Av. Corrientes 1529. Desde el jueves, a las 18 en Cosmos UBA, Av. Corrientes 2046.