Hace un cuarto de siglo, la canción “You Oughta Know” comenzaba a escucharse en las radios y discotecas de EE UU. Eran los tiempos dorados del reinado de MTV y el canal empezó a difundir a nivel global el video de la canción produciendo uno de esos raros cismas en la historia de la música pop. Las imágenes mostraban a una muchacha blanca y veinteañera que reprochaba a su amante el haberle abandonado por otra. Sin embargo, lejos de los clásicos lamentos y llantos románticos habituales en composiciones de ese estilo interpretados por mujeres, la joven de cabellos largos expresaba una rabieta poética perfecta con frases salvajes tales como “¿Es ella tan pervertida como yo? / ¿te haría una mamada en un cine?” o “Cada vez que arañe la espalda de alguien con mis uñas espero que lo sientas”. Había nacido para el mundo Alanis Morissette. 

La cantautora canadiense impuso una nueva personalidad femenina que combinaba vulnerabilidad, rebeldía y un feminismo avant la lettre. A la postre, su estilo presagió los tiempos por venir. La expresividad de su música despertó elogios y desaires a partes iguales por parte de la crítica y dio lugar a un movimiento de fans incondicionales a escala mundial que la elevaron a símbolo de las mujeres y de la comunidad LGTBIQ+. Pronto llegarían temas más amables,  como “Hand in my pocket”, “All I really want”, “Perfect” y más tarde su mayor éxito: “Ironic” (pocas veces se expresó la fragilidad de la ilusión humana en tan pocas palabras como “es como la lluvia el día de tu boda”).  Sumadas a media docena más de melodiosas canciones (“Right Through You”, “Forgiven”, “You Learn”, “Head over Feet” “Mary Jane” y “Not the Doctor”) se conformó Jagged Little Pill que acumula alternativamente los méritos de ser el álbum debut más vendido de toda la historia, el segundo más vendido por parte de una artista femenina (sólo detrás de Come on Over de Shania Twain) y uno de los álbum más vendidos de todos los tiempos (33 millones de copias). 

Números redondos

El documental Jagged parte de la excusa de homenajear el 25 aniversario del lanzamiento de Jagged Little Pill para explorar la historia de Alanis Morissette desde sus comienzos musicales adolescentes, en su Canadá natal hasta, el fenómeno que se desata desde Los Ángeles a todo el planeta. A tal fin, su directora, Alison Klayman, se apoya principalmente en los testimonios de una relajada Alanis, de su productor Glen Ballard, de amigas de la adolescencia y de su exbaterista Taylor Hawkings (actual baterista de Foo Fighters), entre otras y otros. 

Con nulas innovaciones a nivel formal, la directora recurre a un formato clásico y algo caduco que combina testimonios con imágenes de archivo que registran los dieciocho meses de gira dedicados a la difusión de la creación emblema de Alanis. A pesar de ello, el resultado resulta agradable y conmovedor y no presentaría mayores polémicas si no fuera porque la propia Alanis rechazó el documental. 

En efecto, la compositora no se presentó el 13 de septiembre al estreno oficial en el Festival Internacional del Cine de Toronto y criticó duramente a la película de HBO a la que caracterizó de “salaz y reduccionista”. Paradojalmente, así como en su momento, los críticos acérrimos de Jagged Little Pill se enfocaron en que se trataba de una joven demasiado enojada y soslayaron la poética y los momentos luminosos del disco, Alanis reprocha a Klayman echarle a perder la celebración del fenómeno y focalizarse en los aspectos sórdidos que venden. Los problemas radicarían en hacer demasiado hincapié en sus propios testimonios sobre los trastornos alimentarios y particularmente en los abusos sexuales sufridos en la adolescencia. 

En el documental vemos a una frágil Alanis pidiendo ayuda para tener el valor de confesar ante las cámaras que, en su afán de no victimizarse, siempre se decía a sí misma que el sexo era siempre consentido y no quería asumir que “cuando tenés quince años y sos seducida por personas adultas irreductiblemente se trata de pedófilos cometiendo el delito de estupro”. A su vez, frente a los que lanzan reproches a las mujeres por no denunciar la violación en el momento de los hechos, declara implacable: “Las mujeres no esperan. Es la cultura que no escucha”. A pesar de que no manipuló sus dichos, la cantante le reprocha a Klayman aprovecharse de un momento de “máxima vulnerabilidad” para que desnudara sus intimidades, cuando sufría su «tercera depresión tras un parto en pleno confinamiento». 

Pocos recursos estéticos

Pero más que de regodeo en el morbo, Jagged puede ser acusado de escasez de recursos estéticos y de cierta espectacularidad que requiere narrar la épica de un disco glorioso. Porque con “Jagged Little Pill”, Alanis no solamente consiguió cuatro premios Grammy y tuvo el récord de permanecer más de un año en la lista de top ten del Billboard 200 -honor que comparte únicamente con Thriller de Michael Jackson, Falling in to you de Céline Dion y Fearless de Taylor Swift- sino que le dio voz y esperanza a una generación y a incontables existencias despechadas e ilusionadas. 

A pesar de eso y de las declaraciones de su protagonista, el documental -inserto en una serie de producciones de HBO bajo el nombre de “Music Box”- resuma honestidad y no es amarillista. A su manera, da cuenta de lo que significó la irrupción del huracán Morissette en el mundo musical, resulta remedio eficaz para melancólicos y fanáticos, y para los no iniciados ofrece una pedagógica oportunidad de asomarse y ser cautivado por el universo “Alanis”. 

Jagged

Dirección: Alison Klayman. Disponible en HBO Max.