Hace más de un siglo la radio nació como un espacio de encuentro e imaginación. Vivió su era dorada, fue postergada por la llegada del cine, la televisión y, más acá, empezó a competir con el streaming. Sin embargo, continúa eludiendo los augurios de extinción afirmándose en contratos de escucha más dinámicos y con recursos históricos como la palabra y esa singular capacidad para generar intimidad y comunidad al mismo tiempo. A fines del año pasado Alejandro Bercovich decidió que no quería seguir haciendo el programa Pasaron cosas en el horario de 16 a 19. Necesitaba estar más presente en la crianza de Toia (14 años), Manuel (5) y Maite (2). Lo charló con su equipo de trabajo y estuvieron de acuerdo. Dejar un segmento codiciado de la radio no fue sencillo, pero esta temporada Pasaron cosas (de 13 a 16) encontró una nueva química y, favorecido por la cuarentena, multiplicó su llegada y repercusión.

«Para nosotros fue un hallazgo total este horario. Lo tomamos como un desafío y como una posibilidad para darle nuevas variantes a un estilo que ya habíamos construido. Y de golpe llegó la pandemia, la cuarentena y aumentó muchísimo el flujo de mensajes, la cantidad de interacciones en redes y los rebotes de lo que pasaba en el programa. Mucha gente que había dejado la radio para escuchar música en Spotify, por ejemplo, volvió. Como consecuencia del aislamiento estamos en un nuevo prime time y creo que lo aprovechamos haciendo el programa con mucho entusiasmo y dedicación. La fórmula se sostiene en la información, pero también en el humor y lo lúdico», reflexiona Bercovich.

Cuando el periodista habla en plural se refiere al equipo de trabajo que lo acompaña. Una perspectiva valiosa en casi todas las actividades, pero en la radio aquello de que el todo es más que la suma de las partes se transforma en una necesidad concreta. «Tenemos un equipo de lujo, con periodistas muy sólidos y comprometidos, como Noelia Barral Grigera en política, Alejandro Wall en deportes, Nahuel Prado en humor todoterreno y nuestro operador técnico Mauro Eyo, que con recortes de audio y efectos también es uno más de la mesa. Ese es el núcleo con el que construimos el programa, con el que nos divertimos dentro y fuera del aire, y con el que seguimos creciendo», puntualiza. Pero Bercovich también destaca el aporte de los columnistas especializados, los cuales se suman una vez a la semana. Entre ellos se encuentran Luciana Peker (género), Nicolás Gandini (energía), Santiago Juncal (internacionales), Irina Sternik (tecnología), Juan Braceli (cocina), Santiago Llull (finanzas), Nora Bär (ciencia), Tomas Eliaschev (animaciones) y Horacio Marmurek (libros y películas).


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Si bien hoy los perfiles de los programas son menos rígidos y hasta las diferencias entre las programaciones de AM y FM son cada vez más exiguas, la radio mantiene ciertas prácticas y costumbres. El segmento entre las 13 y las 16 no es un espacio de larga tradición para propuestas informativas. El perfil periodístico de Bercovich y su equipo podían resultar una dificultad en ese sentido, pero no lo fue en la práctica: «Con los chicos nos conocemos desde hace mucho, todo esto empezó con el programa ‘El Lobby’, que hacíamos los sábados. Fuimos creciendo, Nahuel Prado empezó como un especialista en cultura y psicología, pero se soltó con el humor y hoy es la clave del tono del programa. El resto no somos humoristas ni pretendemos serlo. Pero nos animamos a jugar, a corrernos de la solemnidad y así llevar de la mejor manera la información y el análisis periodístico».

Bercovich conoce muy bien la televisión (conduce Brotes verdes, martes a las 22 por C5N) y las imposiciones del minuto a minuto. La radio, por ahora, tiene un sistema de medición de rating trimestral, lo que la transforma en un refugio cada vez más atractivo. «Es verdad –reflexiona–. En televisión el rating instantáneo atenta contra el contenido periodístico. De alguna forma me siento identificado con el estilo de (Marcelo) Zlotogwiazda, que directamente ignoraba los números que le pasaban, para desgracia de sus productores (risas). La radio te permite otra soltura. No pensás en el rating, te concentrás en hacer el mejor programa posible todos los días. Somos naturales y decimos lo que pensamos. Si le pegamos a alguien de un lado no especulamos y le pegamos a alguien del otro a los cinco minutos-. No ‘coreacentramos’: tenemos posiciones claras y somos consecuentes. Tampoco nos interesa la indignación. El mejor antídoto contra la indignación trucha es la información y el humor.»

El humor es una herramienta muy efectiva y su relación con el periodismo tiene una larga y valiosa tradición. Pero en los últimos años aquello que llamábamos humor político se banalizó y se multiplicaron las caricaturas burdas para amparar ataques desiertos de información y argumentos. Para Bercovich, el método para eludir esos caminos es muy sencillo: «Somos buena gente y no nos olvidamos del periodismo. No tenemos segundas intenciones y no operamos para ningún interés oscuro. Hacemos realmente lo que se nos da la gana y el humor lo usamos como una herramienta de sanación, no para hacer daño». «


Pasaron cosas

Lunes a viernes de 13 a 16, Radio con Vos (89.9). Conduce: Alejandro Bercovich. Con: Noelia Barral Grigera, Alejandro Wall y Nahuel Prado. Producción: Fernando Cacurri, Claudia Eiberman y Matías Salamone.


El mundo después del coronavirus

Alejandro Bercovich es economista y periodista. Publicó los libros «Vaca muerta» y «Estoy Verde. Dólar, una pasión argentina», y escribió y dirigió el documental «Fondo». Su formación es marxista, pero dice que gracias a su pareja –la periodista Ángela Lerena– y muchos de sus compañeros de trabajo está «deconstruyendo» algunas de sus recelos con el peronismo.
–¿Cómo imaginás el futuro después de la pandemia?
–Al principio era optimista. Creía que las desigualdades, que para algunos de nosotros ya eran insoportables antes, ahora estaban en primer plano y se iba a imponer la necesidad de hacer cambios profundos en la sociedad. Por estos días veo a la humanidad igual de miserable que antes, así que tiendo a ser más pesimista. Ojalá sea sólo un altibajo típico de cuarentena.
–Los cambios estructurales parecen difíciles si un sector de la población apoya a una empresa que estafó al Estado y a decenas de empresas más pequeñas, y pone en peligro a miles de trabajadores.
–Sí, exactamente. En Avellaneda (Santa Fe), al parecer, se manifestaron contra la expropiación de Vicentin hasta muchos perjudicados por los manejos de Vicentin. La Argentina tiene grandes complejidades.