El registro periodístico tiene sus limitaciones, claro. Por eso a veces es «necesario» seleccionar. A continuación, un detalle de algunos de los momentos sobresalientes de esta edición: Inti Illimani, el grupo chileno que tiene 50 años de trayectoria en la música popular, tocó por primera vez en Cosquín. Fue uno los conciertos más esperados en esta edición. Su actuación se vio empañada por las deficiencias en el sonido, que mejoraron casi al final del concierto. Los chilenos apelaron a la memoria emotiva y evocaron a Violeta Parra, quien en octubre cumpliría 100 años. Sonaron clásicos como «El aparecido» y «Señora chichera». 

 Los Carabajal eligieron el festival para celebrar 50 años con la música. Musha Carabajal y sus compañeros se consagraron como los dueños de la chacarera y desempolvaron repertorio irresistible –sobre todo para los bailarines–: «Soy santiagueño, soy chacarera», «Desde el puente carretero», «Como pájaros en el aire», «Solo pa’ bailarla», «Dejame que me vaya», «Chacarera del patio» (con Orellana Lucca), «Mi abuela bailó la zamba» (con Sergio Galleguillo) y «Chacarera del violín» (con Néstor Garnica), entre otros. 

Otro artista que estuvo de festejos, en la novena luna, fue Víctor Heredia, quien celebró los 50 años de su consagración en Cosquín. El momento clave de la noche fue el cruce en el escenario con León Gieco. 

 Una de las sorpresas del festival fue la presentación de la cantora bonaerense Luciana Jury, que despertó el entusiasmo de la Plaza y se lució con un repertorio novedoso («Quisiera que salga un tigre» o «Gatito ‘e las penas», de Raúl Carnota) y sin estridencias. 

Durante la misma noche, en la primera luna, los herederos del Chango Farías Gómez, Los Amigos del Chango, le aportaron a la Plaza un enfoque distinto a la música de raíz. A partir de arreglos orquestales, jazzistícos y de cámara, los músicos reinventan clásicos como «La olvidada» (Yupanqui) y «Entre a mi pago sin golpear» (Carlos Carabajal). 

La actuación del Chango Spasiuk fue otro de los momento memorables de esta edición. El músico misionero elevó a todos con su particular modo de actualizar el chamamé y ritmos como la polka. Acompañado por una banda notable –con el cantor Diego Arolfo a la cabeza–, Spasiuk propuso un viaje por el Litoral y el mundo, e interpretó «Tarefero de mis pagos», «Viejo caballo alazán», «La ponzoña», «En el yerbal», entre otras. Y también se permitió abrir el juego con las palabras. «Estos escenarios son espacios de construcción, no de entretenimiento. Acá la diversidad es un tesoro y por eso venimos a nutrirnos. El único muro que hay que construir es a la ignorancia», dijo, mirando al norte. 

 Un repaso por todas las noches arrojará otras postales para el recuerdo: el coplero Carlos Morello cantando «La bastonera» en el concierto de un Bruno Arias emocionadísimo o la orquesta riojana de niños y niñas Enrique Angelelli interpretando junto Ramiro González «Estoy donde debo estar». También Abi González quien junto a Hernán Crespo hicieron el espectáculo Puertos)

Raly Barrionuevo enfrentando al desmonte con sus canciones en la primera noche; el poeta Maxi Ibañez recordando a Horacio Guarany y apelando al silencio en el recital de Los Copla; la fuerza musical de los santiagueños de Orellana-Lucca revalidando su título de consagración 2016, Néstor Garnica incendiando su violín, La Callejera recibiendo el poncho coscoíno, el correntino Mario Bofill cantando sus historias pueblerinas, Silvia Zerbini y Juan Saavedra bailando en el set de Emiliano Zerbini, Los Manseros Santiagueños recordando con un video a Fatiga y la juntada Tucumanos (Lucho Hoyos, Claudio Sosa, Topo Encinar y Juan Quintero) sumando nuevas canciones y modos de entender la raíz folklórica –aunque, tal vez, a la propuesta le faltó desarrollo y se hubieran lucido mejor por separado –

 El homenaje al Cuchi Leguizamón, coordinado por Popi Spatocco, fue un momento interesante pero no cumplió con las expectativas. Participaron Liliana Herrero, Franco Luciani, Melania Pérez, Dúo Coplanacu, Chacho Echenique, Bruja Salguero, Lorena Astudillo, Bruno Arias y Moro y Luis Leguizamón. «Al Cuchi le parecería un absoluto escándalo la detención ilegal de Milagro Sala», dijo en conferencia de prensa Herrero y varios de los músicos se pronucnciaron en contra de la represión al pueblo mapuche, como Luis Leguizamón y Melania Pérez. 

La excitación, la euforia y las palmas tuvieron sus picos altos en los recitales de Soledad, Los Tekis, Chaqueño Palavecino, Luciano Pereyra y Los Nocheros. En cuanto a los premios, el Camin a la trayectoria fue para Rubén Patagonia, las revelaciones fueron Che Chelos y la compañía de danza Pucará, y la consagración se la llevó la Bruja Salguero, cuya actuación fue buena pero no mejor que en otras ocasiones. El nombre de José Luis Aguirre (foto) era una opción fuerte para la consagración –de hecho, tuvo varios votos dentro de la Comisión– pero el jurado se inclinó por la cantora riojana, quien en varias ediciones estuvo a centimetros de llevarse esa distinción. Además, hubo una mención especial para Luciana Jury.

«Cosquín, un festival con nuevas generaciones»

«El recambio esperado»