Desde que asumió al frente del Ministerio de Cultura de la Ciudad, Darío Lopérfido mantuvo un alto perfil en lo que a polémicas y agravios se refiere. Tras cuestionar la cifra de desaparecidos durante la dictadura, entre otros temas, esta semana se refirió a los subsidios a la producción audiovisual durante la gestión anterior. De sus dichos algunos son fácilmente refutables, con la sola revisión de los datos publicados y al alcance de todos, y otros por simple invocación al sentido común.
1) «Los actores que no eran K no trabajaban porque eran críticos del gobierno.»
Cerca de 400 actores y actrices, de diversas ideologías, participaron de alguna de las producciones del Plan de Fomento Audiovisual impulsado por el gobierno anterior. Salvo Polka, todas las productoras más importantes del país participaron de los concursos públicos y ninguna produjo más de tres ficciones. Entre ellas, se encuentran Underground, Endemol, GP Media, Professio Divinitus, Eyeworks Cuatro Cabezas, On TV, A+A Group, StoryLab, Cisne Films, El Perro en la Luna, Atuel SA, LC Acción, Nativa, entre muchas otras. Hay casos fundamentales de productoras de provincias, como Corrientes o Tucumán, que pudieron acceder a mostrar sus contenidos en la Televisión Pública.  Estocolmo, una serie protagonizada por Juana Viale y que aún no se estrenó, fue producida por Nacho Viale, opositor al kirchnerismo. Otro dato: entre 2013 y 2014 se presentó en Telefe, Taxxi, amores cruzados, donde  actuaron Catherine Fulop y Esmeralda Mitre, esposa de Darío Lopérfido.
2) «Su prioridad fue hacer series que no veía nadie, con plata de los argentinos y administrativamente manejado de forma irregular.»
El plan de fomento audiovisual motorizó, entre 2010 y 2015, a la industria televisiva local, más allá de la Ciudad de Buenos Aires. Por eso, el concepto de  que «no veía nadie» debería ponerse en discusión. El programa evitó la mirada centralista que siempre pone el foco en Buenos Aires e incentivó proyectos hechos en las provincias y para las provincias y que en esas localidades fueron disfrutados. Los concursos fueron públicos y evaluados por un jurado de reconocidos profesionales.
3)»No estamos en contra de un plan de fomento a la industria nacional, pero no es hacer productoras y series sin calidad.»
Plantea el guionista Marcelo Camaño: «Fue una política revolucionaria porque permitía que un realizador de cualquier punto del país pudiera presentar su proyecto para que sea evaluado por un concurso de personas idóneas y que estuvieran todos en las mismas condiciones. En la industria audiovisual argentina la mayoría de las personas no tiene lugar. En este país hay cuatro canales de televisión privados  y cada uno tiene a su productora cautiva. La mayoría de la gente no tiene lugar ¿Dónde podrían haber ido a laburar?»
4) «Hicieron negocios fenomenales y compraron las voluntades de los fanáticos kirchneristas, porque los que actuaban eran siempre los mismos, Rita Cortese, Luis Machín, Alejandro Awada, Juan Palomino, Gustavo Garzón, los fans del kirchnerismo que, dicho sea de paso, son los que piden mi renuncia.»
Sostiene Camaño: «Toda la gente que ensucia con sus declaraciones es gente que fue convocada por las empresas privadas. El Estado le dio la plata a empresas privadas, y ellas decidían a qué actores convocar.» Publicó Luis Machín en una Carta abierta a Darío Lopérfido en Página 12 a propósito del pedido de renuncia: «Usted, señor ministro, omite decir que somos cerca de 9000 los firmantes de ese pedido, entre los que se encuentran representantes de la cultura, artistas nacionales e internacionales.»
Plantea Camaño: «El representante de los artistas en Buenos Aires, el centro de la cultura latinoamericana, no cuenta con el apoyo de ninguno de los artistas de la Ciudad.» «