La cantante y compositora Ana Sofía Stamponi sigue presentando «Almagro tango», su primer disco solista. El trabajo reúne composiciones propias –»Basta», «Tardecitas de enero»–; temas de colegas contemporáneos –»De ceniza y de carbón» (Juan Lorenzo), «Con gusto a vino» (Nico Pérez)–, y clásicos: «Mariposita» (Aieta-Jiménez), «El último café» (Héctor Stamponi-Castillo)–, entre otros. Stamponi es egresa de la  EMPA (Escuela de Música Popular de Avellaneda) y nieta del mítico compositor y pianista Héctor «Chupita» Stamponi.

«Es un gran orgullo y siento una admiración muy profunda por mi abuelo. Creo que tengo un tesoro ahí, porque a pesar de su ausencia física (falleció cuando yo tenía 15 años), yo lo tengo siempre cerquita, y con el gusto de que haya una cantidad de personas que lo elijen en sus repertorios y que lo adoran también por su humildad, su solidaridad y su forma sencilla de ser, quienes conocen algo más sobre su personalidad. Nadie puede negar su origen, y en este caso, mi búsqueda es ir siendo cada vez más yo misma, y en eso viene muy pegada mi formación desde niña, que tuvo mucho que ver con ir a verlo tocar, jugar a las cartas con él y sus colegas, sentarme a su piano y aprender algunas notas… y soñar desde pequeña subirme a un escenario», revela.

–En «Almagro tango» grabaste composiciones propias, de colegas contemporáneos y clásicos. ¿Fue una síntesis buscada o se fue dando de esa manera?

–“Almagro tango” es un disco que sintetiza cinco años de búsqueda dentro del género con mis compañeros Nico Pérez y Lucas Cabello, con quienes pude darme el gusto de sacar esos tangos y valses del cajón de composiciones que aún no había interpretado en vivo, y también elegir los tangos nuevos que me representan hoy en día, porque considero que la voz actual es muy importante ya que cuenta de primera mano lo que nos está pasando y le da vida al tango. Sin embargo, fueron ineludibles ciertos clásicos como «Suerte loca» o «Amor en remolino» porque dejan intacto cierto sentido social y humano que persiste a través del tiempo y es necesario seguir diciéndolo.

–¿Cuáles son más difíciles de cantar? ¿Los clásicos que registraron cantores emblemáticos o las más nuevas?

–Es una pregunta que me genera cierta incomodidad, pero me gusta hacer el ejercicio de pensarla. En ambos casos existe un desafío crucial que tiene que ver con cómo decir algo que puede estar aquietado por el paso del tiempo o que puede tener un sentido muy profundo y eterno si logramos hacer emerger ese mensaje. Por eso, con los clásicos el desafío mayor es despegarse del cómo lo dijeron otres, y enfocarse en lo que una quiere decir con esas mismas notas y palabras. Me apasiona ese juego interpretativo, y creo que con las composiciones nuevas termina pasándome lo mismo. Y quizás el plus de trabajo que me generan es que quiero que las nuevas brillen más y se destaquen y empiecen a ser “tarareables” como lo son sus antecesoras.

–¿Cómo será el show de este viernes en Circe?

–Este viernes la novedad serán nuevas composiciones propias que sacaré a la luz junto a los dos guitarristas que me acompañan desde que empecé este camino solista y que admiro muchísimo, Nicolás Moretta y Víctor Puelman, e invitadas e invitados de lujo como Milagros Caliva, bandoneonista deslumbrante que tuve el gusto de conocer en recaladas tangueras muy mágicas, Cintia Trigo, gran cantautora de tangos actuales a quien admiro muchísimo, y una de las primeras con las que comencé el intercambio de composiciones actuales, Gisela Trica, percusionista con la que comencé a mostrar mis temas propios hace años y Natalio López, también gran percusionista de la escuela de Horacio López.

–¿Empezaste cantando folklore? ¿Cuándo hiciste el clic hacia el tango y qué lo motivó?

–Así es, más o menos, porque al mismo tiempo las primeras canciones que supe fueron valses y tangos de mi abuelo, que solía cantar después de mis shows de folklore cuando la gente pedía otra. El click definitivo hacia el tango, paradójicamente, vino cuando estudiaba la carrera de folklore en la EMPA, y me iba haciendo cada vez más amiga de la gente que cursaba la carrera de tango, y comenzaba a armar mi primer trío y a salir a tocar por Almagro, a quedarme hasta cualquier hora en una guitarreada tanguera e imaginar que así terminarían las noches de bohemia en Caño 14. Toda esa mística me resulta profundamente familiar, o sea que tarde o temprano iba a querer transitarla tiempo completo. Y además hay otro asunto importante, que es que en el tango no tengo que mentir un acento ni preguntarme siquiera como diría tal o cual palabra porque es mi forma de hablar, y porque cuenta lo que viví y vivo desde siempre.

–Participaste activamente del primer Festival Internacional de Tango Feminista. ¿Cómo ves la situación de la mujer hoy en la escena?

–El Primer Festival Internacional Feminista de Tango que organizamos con Tango Hembra es de las cosas más lindas que pasaron últimamente en la escena tanguera. Además, en lo personal, vi unirse mi militancia feminista con la musical como nunca pensé que iban a entrelazarse. Creo que las mujeres estamos más pillas, despertando por fin de un gran letargo, y comenzando a ser quienes somos. Referenciarse en otras mujeres que tocan sus temas, que se destacan con sus instrumentos en grandes escenarios es crucial, y por eso fue importante encontrarnos ahí, conocernos y empezar un camino que será de mucho trabajo juntas para que cada vez haya más mujeres en los escenarios, entre otras muchas luchas contra todo lo que genera la violencia machista en general.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

–Tengo una necesidad imperiosa de seguir componiendo y mostrar también algunos temas que ya tienen años y aún no he editado. Tengo material para sacar un disco con composiciones propias y creo que ese será mi próximo desafío, y sueño poder unir en él mi costado tanguero con el folklórico, ya que en ese cajoncito hay de todo.

-Ana Sofía Stamponi presenta «Almagro tango». Viernes 26 de abril a las 21 en Cirse, Av. Córdoba 4335.