Eran pocos al principio. Venían de distintas experiencias culturales, pero transformar ese espacio era un desafío. Todo fue creciendo y hoy hay espectáculos que tienen el estilo propio de la Ciudad Cultural Konex. “Aprendimos y crecimos junto al público”, dice Noel, encargada de la programación. Había lineamientos de base de lo que querían pero lo que pasó fue , cuenta Yolis sentada en las escaleras naranjas en el corazón de la bestia, es que vivieron eso que en tantas ocasiones escucharon: los lugares van tomando vida propia y uno puede tener un proyecto y una idea, o pensar orientarlo para un lugar, pero luego está lo que pasa naturalmente, lo que pasa con el público y lo que pasa con el lugar y los artistas . “Quizá ciudad cultural estaba pensado más para cosas teatrales, cosas de artes visuales y demás expresiones. Nunca estuvo muy pensado para que tomé una inclinación mucho más orientada a la música y a los eventos masivos, pero todo eso fue sucediendo solo”, comenta Noel.

-¿ Una clave fue que coincidió con el surgimiento de la Bomba de tiempo?

-Si, fue algo muy significativo en lo que pasara después con el espacio, que crezca tanto y se consolide como un punto turístico, como un referente de la música y de la ciudad de Buenos Aires, también hizo que el espacio también se posicione en un lugar que era inesperado; pudimos escuchar y ver qué es lo que estaba funcionando y recepcionar eso.

– ¿Hoy hay premisas a la hora de programar?

– Las hay, algunas más intangibles o más naturales, pero que tienen que ver con que el espacio tomo temporalidades muy claras, hay dos otrs paquetes de programación: el verano tomó una fuerza tremenda . El espacio es uno de octubre a marzo y otro de abril a octubre. En verano nos focalizamos en lo masivo, en usar el aire libre y el patio, que es una característica particular en el medio de la ciudad.

– ¿Y en invierno?

– Nos metemos más adentro, con lo que eso implica, rompernos la creatividad en pensar que podemos hacer aparte de teatro. Tiene que ver con cada vez que podemos ir buscando disciplinas nuevas. Ese es el nuevo desafío, ir abriéndonos, de a poco. Son metas que nos vamos poniendo. Hace algunos años abrimos la agenda de formación y pensamiento y de repente comenzó a ser una pata superimportante en nuestra agenda. Sin ir más lejos, uno de los éxitos del invierno fueron las clases de filosofía, en una sala de 700 butacas, agotadas todas las semanas. Seguiremos buscando. Nos queda mucho por experimentar.

-¿Cuáles fueron los elegidos para la celebración de los 10 años?

– Arrancamos con un festival , una jornada de pura música, con dos escenarios donde se presentamos artistas consagrados (como Los Brujos o Pez) y bandas emergentes de la escena nacional (como Octafonic, Poseidótica, o Morbo y mambo). Lo que quisimos hacer es tener eventos que intentan reflejar el espíritu diverso que logramos, recordando algunos eventos del pasado y proponer algunos eventos únicos, como el homenaje a Luis Alberto Spinetta que tiene que ver con que fue el primero que tocó en el patio antes que inauguramos oficialmente, asi que para nosotros es un Icono. Luis tocó cuando esto no existía cuando era piso de polvo y nada estaba como ahora. Queríamos hacer algo distinto, y es lo que está armando Javier Malossetti. Después también tuvimos un clásico como es Onda Vaga y repusimos Rent, para rememorar nuestra primer producción grande de teatro musical que fue también un hito para nosotros en la historia.