Se conocen desde los 16 años, cuando se juntaban a escuchar vinilos de Hendrix y soñaban con pisar un escenario y compartir riffs. Gaspar Benegas y Baltasar Comotto son amigos, saben jugar de memoria, tienen muchas cosas en común y aprendieron a complementar sus diferencias. Benegas es más visceral y Comotto más obsesivo de las texturas: una combinación que los potencia. Desde hace 15 años forman parte de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, la banda con la que el Indio Solari edificó su carrera solista. Hoy, aquel sueño de la adolescencia está más vivo que nunca.

Pero Benegas y Comotto también se las arreglan para desarrollar su creatividad en sus respectivos espacios solistas. El primero al comando del trío La Mono y el segundo, con la banda que lleva su nombre, entre otros. El sábado 10 y el domingo 11 estos históricos compañeros de aventuras reunirán fuerzas nuevamente para darle vida a Noche de Reyes: un encuentro musical en el que cada uno mostrará sus proyectos personales, sumarán invitados e incluirán un gran cierre conjunto con clásicos de ayer, de hoy y de siempre. Las citas adquirirán un épica extra porque serán los primeros shows con público después de muchos meses. Se desarrollarán en «La carpa del rock», ubicada en la playa de estacionamiento del Estadio Malvinas Argentinas.

“Noche de Reyes  es una especie de festival que ya hicimos en Niceto, en el Teatro de Flores y con el que también giramos por el Conurbano. Siempre estuvo muy bueno. Esta vez adquiere una intensidad extra porque vamos a poder volver a tocar con público después de mucho tiempo. Tenemos la necesidad de reencontrarnos con la gente y compartir buena música. Con todos los protocolos y cuidados sanitarios, claro. Unimos fuerzas porque nos gusta compartir, dar lugar a los amigos y que se genere una linda juntada final”, afirma Benegas. Comotto, por su parte, subraya: “Es una buena  oportunidad para romper un poco el hielo. Pero con cuidado, no nos podemos tomar lo que pasa a la ligera. Será un concierto respetando los protocolos de distanciamiento. Está bueno salir un poco de casa y compartir música en vivo. Vamos a mostrar lo que hacemos con nuestras bandas, estrenar novedades de nuestro repertorio y tocar grandes  clásicos del rock que todos conocen. Va a volver a ser una fiesta.  No hay que tener miedo, está todo súper previsto para que no existan riesgos.”

–Se vienen dos Noche de Reyes, las primeras en pandemia. ¿Los regalos serán las canciones?

Baltasar Comotto: Algo así, pero sin camellos, pasto ni Melchor (risas). Estamos muy contentos de poder volver a hacer este encuentro. Lo organizamos muy rápidamente. ¿Se puede hacer con los debidos cuidados sanitarios? Perfecto, entonces vamos para adelante.

Gaspar Benegas: Después de tanto tiempo estamos todos con unas ganas increíbles. Tocar en vivo, con gente, es un reencuentro muy importante. Lo vivimos como una fiesta. Sin presiones. Vamos a mostrar nuestra música y después tocaremos juntos canciones que nos gustan de Spinetta, Pappo, Sumo, algo de afuera  y obvio que temas del Indio porque ahí es donde más se lucen nuestras guitarras juntas. Son el plato fuerte de la noche. Tocar en vivo los temas del Indio es una fiesta que nunca nos queremos perder. La idea también es mantener este espacio para  que todos los compañeros de los Fundamentalistas tengan la chance de mostrar lo  suyo. Cada uno tiene proyectos paralelos, bastante distintos entre sí, buscamos apoyarnos entre nosotros. Y disfrutamos mucho de poder invitar a músicos amigos que admiramos.

–Tocar en vivo y con público es algo que los shows por streaming no pueden emular.

B. C.: –Obvio. Un streaming es otra cosa. Un buen bálsamo, una linda opción cuando está pensado y realizado con dedicación, pero no es lo mismo que un concierto en vivo con público. Eso está muy claro. Ir al lugar, esa misa, el ambiente, compartir. El streaming que hicimos con los Fundamentalistas en Villa Epecuén fue un regalo del Indio hacia nosotros y hacia el público. Desde lo musical y lo estético. Disfrutamos sabiendo que era una oportunidad increíble y dimos todo. Ahora con público se cierra el círculo. Hay que tener paciencia. Tener esperanza de que las cosas se van a reacomodar.

G. B.: –Estuvo bueno la chance de hacer un show a distancia cuando no había opción de hacerlo de otra manera. Pero el otro día tocamos con mi banda, La Mono, en el Emergente (Almagro) y fue espectacular. Aunque sea para 60 personas, es otra cosa. El público se cuida mucho, creo que después de Cromañón y luego de tantos meses sin shows, la gente entiende que hay que hacer las cosas bien. La idea es conmoverse con alguien tocando para vos y cuidarse como se debe. De a poco vamos a ir recuperando espacios.

–¿Serán como antes las cosas?

B. C.: –No sé si van a poder volver a ser como antes, sobre todo a nivel masivo. Ahora tenemos en cuenta cosas que antes no: hay más requisitos sanitarios y de seguridad. Es mejor para el cuidado de la gente. Es muy importante empezar a modificar cosas que permitan que todos estemos más cuidados. La situación de la pandemia nos hizo abrir los ojos a todos. Todo va ir cambiando: el otro día fui a comer pizza y Güerrin y ya no es lo que era. No estaba lleno de gente, cambió la disposición, los baños mejoraron, todo está más ventilado. Todo va ir adaptándose.  Los baños en la cancha de Racing o en la Bombonera eran un desastre. Y nos habíamos acostumbrado. Por eso es sano adoptar medidas que sirven no sólo para esta enfermedad, sino para que todo sea mejor. Mayor limpieza y respeto, no está tan mal.

G. B.: –Ahora hay que pensar en plazos cortos, en planes concretos. Estas dos fechas van a ser algo grande, con mucha gente involucrada. No podemos  planificar para mucho más adelante. Todo se modifica y hay que adaptarse. No hay que generar muchas expectativas porque nunca sucede lo que uno piensa. Nunca fui de planificar mucho y ahora, menos. Creo que hay que agarrar lo que se pueda en el momento.

B. C.: –Dentro de esta incertidumbre, esto de no poder planificar te mantiene más alerta y tiene cosas positivas. Está bueno que nada sea muy predecible. Uno siempre está pensando en discos nuevos o en música nueva. La idea es seguir fomentando ese fuego y buscando en distintas direcciones: lo tenemos en nuestro ADN. Ponemos mucho esfuerzo para dar lo mejor, sorprender y no defraudar a nadie.

–¿Cómo llevaron los meses de inactividad, cómo aprovecharon el tiempo en cuarentena?

B. C.: –Estuve tocando bastante en casa. Pero no dedicado a un proceso creativo específico. En mi caso, esos son momentos determinados y salen o no salen: no los puedo planificar. Toqué mucho con amigos desde casa, a la distancia. Me puse a repasar canciones viejas, probar repertorios. Grabé bastantes cositas. Siempre quiero hacerlo y por ensayos o giras, uno va postergando. Laburé en armar un disco nuevo y quedé muy contento con el resultado. Son momentos. Cuando estás a full, te gustaría tener tiempo, y cuando estás con tiempo te pones a hacer mil cosas para estar a full. Lo importante es siempre estar conectado con la música.

G. B.: –El año pasado estuve trabajando mucho en el home studio. Tuve varios pedidos de colaboraciones que pude hacer desde casa. Empecé a trabajar con Cachorro López en unas canciones medio heavys para unas series y me gustó porque nunca había hecho música para un proyecto similar. Estuve ocupado y pude tener algún tipo de ingresos trabajando desde casa, cosa que otros trabajadores no pudieron hacer. Eso es un privilegio. La guitarra la agarre poco. No soy una persona que estudia el instrumento en su casa. Pero bueno, desde hace un tiempo lo estoy haciendo para  no perder la práctica.

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–¿La música es un lugar de resguardo?

G.B.: –Yo creo que la música es terapéutica. Te permite transformar algo malo en algo bueno. Uno hace música como escape de la realidad. Si lográs conmover a otro, se cierra un ciclo virtuoso.

B. C.: –Pero la música también despierta conciencia. No es sólo para olvidarse de las cosas que pasan. La música ayuda a conectarte con las cosas que pasan a tu alrededor.  «


Noche de Reyes

Con Gaspar Benegas y Baltasar Comotto. DJs y artistas invitados. Sábado 10 y domingo 11 desde las 17:30 en el Estadio Malvinas Argentinas, Gutenberg 350.

Dos noches de proyectos personales

Más allá del gran cierre final con clásicos e invitados, estas dos fechas son también una oportunidad ideal para mostrar el presente de los dos guitarristas, compositores y cantantes. Baltasar Comotto tocará junto a Macabre (ex Catupecu Machu) varias canciones que vienen trabajando en conjunto y mostrará algunas de las creaciones de Empezó la cacería, su próximo disco solista. “Esperemos que salga este año salga”, confiesa Comotto.

Por su parte, Gaspar Benegas se presentará con su banda, La Mono, y seguramente tocará alguno de los temas que estuvo grabando con la banda venezolana Caramelos de Cianuro. “Son grosos allá, pudimos juntarnos con ellos acá en un estudio, junto Gaby Pedernera de Eruca Sativa. Fue una linda experiencia. Hacen un  punk rock medio pop, muy bueno. Vamos a ver si puedo meter algo en estos shows.”

Los dos músicos saben que tocar con el Indio les da la oportunidad de  llegar a más gente, pero no quieren renunciar a sus proyectos personales. “Aprendimos a lidiar con la presión  de lo que la gente espera de vos y con el prejuicio  de los demás. Se te abren puertas y hay que aprovechar para hacer algode  lo que uno quiere, aunque sin especular ni explotar el nombre de otro», sostiene Benegas mientras Comotto asiente.


La influencia de Pappo y de Luis Alberto Spinetta

La historia de Gaspar Benegas y Baltasar Comotto tiene en común un fuerte amor por la música en general y por la guitarra en particular.

Benegas viene de familia musical. Su mamá (María José Cantilo) tuvo una importante carrera solista y tocó con Oscar Moro y Kubero Díaz, entre muchos otros. Circular por el ambiente musical le dio la posibilidad de conocer a Pappo a temprana edad y de deslumbrarse con los sonidos que el Carpo le sacaba a las seis cuerdas. “Creo que ahí decidí que quería ser guitarrista. Después la pasé mal en la vida y la música me ayudó a  sobrellevar cosas feas. Pude transformar esa amargura en algo positivo. Aprendí mucho solo e imitando estilos, hasta encontrar el mío propio”, recuerda Benegas.

Comotto se perfeccionó tocando en muchas bandas  desde chico, pasando por diferentes estilos. Formó parte de uno de los grupos solistas de Luis Alberto Spinetta y también acompañó a Andrés Calamaro. “Siempre tuvimos una conexión especial con Gaspar. Muchas veces él toco en mi banda y yo en la de él. Hay una simbiosis musical. Sin hablar tanto, ya sabemos por dónde ir y el rol que debe cumplir cada uno. Eso está bueno porque le da dinámica y una cuestión expeditiva a lo que hacemos”, reconoce Comotto.