Las consecuencias del coronavirus cada vez más afecta la vida cultural de múltiples espacios. En ese sentido, el circuito de salas independientes se encuentra en un momento crucial, con muchas de sus salas en estado casi terminal.

La actividad escénica fue una de las primeras en detenerse y tal vez una de las últimas que volverá cuando la normalidad lo disponga. Lo acuciante del mientras tanto afecta a cientos de trabajadores de la escena independiente que hoy por hoy dependen de la ayuda de las autoridades para seguir existiendo. Desde ARTEI (Asociación Argentina Del Teatro Independiente de Buenos Aires) describen a la coyuntura actual haciendo foco en lo sensible de la situación. “El panorama actual es de extremo peligro. Todos los hacedores del teatro independiente sufren una paralización sin precedentes desde mediados de marzo. Nuestra actividad  será de las últimas en poder abrirse y eso nos hace ser uno de los grupos más perjudicados por la situación pandémica que vivimos”, aclara Liliana Weimer en representación de Artei.

La emergencia desatada por el coronavirus generó en nuestro país una serie de ayudas económicas que se dispararon en marzo pasado, sin embargo la situación en estos días es más que sensible. “Si bien las ayudas que emergieron en su momento a nivel nacional fueron positivas con la llegada del Plan Podestá, cuando hablamos de lo que pasa en la Ciudad lamentablemente y después de muchas reuniones donde se habló mucho, lo cierto es que la burocracia no se destraba y con eso no llegan las ayudas de emergencia para nuestro sector. Por eso salimos a comunicar por los medios la situación preocupante del teatro independiente de Buenos Aires. Por diferentes motivos lo que sucede en nuestra ciudad es algo más peligroso que un estado de emergencia”.

En torno a esta delicada situación, la existencia de muchos teatros se ve seriamente comprometida en el futuro inmediato: “Son muchos los espacios que corren peligro y pueden desaparecer”, avisa Weimer y aporta más datos sobre este aspecto. “De nuestra asociación todavía no hubo cierres, pero estoy al tanto que han cerrado salas teatrales. Puedo decir que desde nuestro lado me consta de la existencia de lugares que están en la cuerda floja. Por estos días existe una serie de problemas acuciantes, pero el más grave es el que gira en torno al pago de los alquileres porque la mitad de los afiliados a Artei pagan alquiler, así que por el momento lo que se acumulan son las deudas. Por eso es importante la llegada de los subsidios para cubrir ese aspecto de la subsistencia. Por otro lado está la gente que trabaja en los teatros, y ahí encontramos a los técnicos, boleteros, personal de mantenimiento, los que administramos las salas. Todas esas personas necesitan que los lugares funcionen para generar ingresos para el pago de sueldos, impuestos, servicios, etc.

Con respecto a este último punto, la problemática del pago de servicios es algo en lo que se está trabajando por estos días para llegar a un buen puerto. “Estamos manteniendo reuniones positivas junto a representantes del Gobierno Nacional para que no se corten los servicios. Eso es algo a favor porque nos permite contar con elementos esenciales para seguir en movimiento mientras se buscan otras soluciones”, sostiene Weimer.

En el camino de la subsistencia, el teatro independiente necesita que ciertas formalidades se cumplan y sobre todo se respeten, fundamentalmente para mirar con algo de optimismo un panorama actualmente desalentador. “Que los subsidios y sus pagos se mantengan es algo esencial para la contención. Para un futuro reinicio de actividades hemos trabajado en la creación de un protocolo junto a otros participantes el mundo del teatro, algo que en este momento está en observación de las autoridades sanitarias y  gubernamentales. Esperemos que lo aprueben porque es importante para pensar en cierta reactivación del sector, sobre todo para los que puedan sobrevivir a estos tiempos que nos toca vivir”, concluye Liliana Weimer.