No fue la primera vez y no será la última. Pero sigue sorprendiendo. Pedro Aznar arriba de un escenario, solo, trasciende las ideas de show íntimo y/o unplugged a la que suelen acudir buena parte de sus colegas. Este sábado en el Teatro Gran Rex volvió a presentar «Resonancia», el espectáculo que repasa sus 35 años de carrera, pero esta vez en formato unipersonal. Aznar tocó guitarra eléctrica, acústica, cuatro, bajo, teclados, caja y más. Cantó con una precisión notable y apeló a múltiples registros y formas melódicas y rítmicas. No hay con qué darle: su abanico de recursos técnicos y expresivos parece crecer y madurar con el tiempo. En más de dos horas de show recorrió todos sus discos solistas, confirmó el peso de su obra, y su vigencia como un músico, compositor y letrista único.


A continuación, cinco momentos notables de una noche a la que no le sobró nada.


«Because»: Fue la apertura del show. Para esta versión del tema de los Beatles Aznar tocó teclados (con sonido de clavicordio), bajo y múltiples voces. Las hermosas melodías vocales de la original encontraron un correlato justo y necesario en el talento del ex Serú Girán. Aznar es un fan obsesivo y minucioso de los Beatles. Su versión de «Because» respetó a la original y, al mismo tiempo, ofreció otra dimensión expresiva.


«Tan alta que está la Luna: el amplio abanico de recursos técnicos que posee Aznar suele asociarse a cierta frialdad. Se trata de una simplificación injusta, claro. A lo largo de su carrera, Aznar demostró ese altísimo nivel técnico, pero también una gran sensibilidad para abordar los más variados géneros y estilos. Su versión de la copla popular «Tan alta que está la Luna», solo con voz y caja, resultó imposible de pasar por alto. Aznar conmovió con su voz quebrada, repleta de aires del Altiplano.


«Lina de luto»: Apenas con una guitarra de doce cuerdas y una fábula de desengaños, Aznar encendió el Teatro Gran Rex y se permitió agitar a todas y todos desde las pasarelas que comunican el escenario con la platea y el pullman. Otro clásico de «Quebrado», uno de los mejores discos de los últimos diez años del rock argentino.


«Contraluz»: El cierre antes de la ceremonia de los bises. «No veas a contraluz/ que el anhelo es resplandor/ que lleva a ver la realidad sesgada / No veas a contraluz /  que el amor se distorsiona y tu ojo inventará las zonas desdibujadas… Cuando el corazón anda sin dueño / los ojos no ven personas sino sueños.» Con una canción aparentemente sencilla, Aznar confirmó su vigencia, desde su último disco de estudio. La coreó todo el teatro.


«Quebrado»: Los bises incluyeron «Ya no hay forma de pedir perdón» (Elton John), «Ella se perdió» y la siempre bella «A primera vista» (Chico César). Pero alcanzaron el máximo nivel de adrenalina con «Quebrado», la canción, leitmotiv y nombre del excelente disco que inmortalizó –con brillo, oscuridad y dramatismo– una ruptura de pareja y la pérdida de su padre. El Teatro Coliseo se conmovió particularmente con el mantra «Miedo de morir, antes de saber vivir.»


Pedro Aznar.

Sábado 1/9, Teatro Gran Rex.

Lista completa de temas: «Because», «Contemplación», «Fotos de Tokyo», «Los chicos de la calle», «Barrio marginal», «Traición», «Buenos Aires»,  «Soledad, Jujuy 1941», «Muñequitos de papel», «Romance de la Luna tucumana», «La Paz», «Lina de luto», «A cada hombre, a cada mujer», «Tan alta que está la Luna», «Quiero decirte que sí», «Tema de Pototo», «Perdón», «Contraluz». Bises: «Ella se perdió», «Quebrado», «A primera vista», «Ya no hay forma de pedir perdón».