Gimena Racconto Giunta es dramaturga, directora y docente de teatro. Junto a Leopoldo Minotti, su pareja y compañero en el oficio de las artes escénicas, decidieron escribir algo juntos y así surgió la idea de hacer una comedia dramática acerca de una familia bonaerense: un padre, un hijo, una hija y dos tías. El ingrediente diferenciador está en el clima que buscaron generar, donde se entremezclen dos universos aparentemente separados: el de las cosas que se dicen y el de aquellas que se callan. Lo no dicho es una indagación en los secretos, la censura, los miedos. En definitiva, la incomunicación que se mueve entre las sombras y que está en estado de latencia creando mentiras, silencios y luego reproches. En la obra la hija menor, una joven con retraso madurativo que mantiene unida a una familia que quedó resquebrajada por tantos años de desconexión entre sus miembros, organizará un festejo a partir del cual todo toma un giro inesperado. 

“Trabajamos una primera versión, la dejamos descansar y al empezarla a ensayar le fuimos agregando escenas, sacando otras. Yo también estudié sociología y eso influyó, porque me interesa cómo nos movemos socialmente los seres humanos, y este tipo de situaciones se dan en ña mayoría de las familias o incluso en todas, por lo que es una obra que genera mucha cercanía con el espectador. Lo que se guarda y no se habla, siempre en algún lado está, y sale de alguna manera, en los enojos o en el miedo de decirse las cosas en la cara”, cuenta Racconto Giunta, que como coautora y directora reconoce que no se impuso límites a la hora de ir modificando el texto. “Es un trabajo vivo, porque incluso los actores al ponerlo en cuerpo modificaron el argumento o algún detalle, y eso para mi es atractivo, porque lo hicieron muy suyo. Eso le da verdad y lo vuelve orgánico”.

La obra estará en El método Kairós teatro, una de las salas más reconocidas del off palermitano, durante los lunes de febrero y marzo. La pieza, que los autores comenzaron a trabajar un mes antes de que la pandemia llegará a nuestro país fue mutando también cuarentena mediante. “Arrancamos por zoom y luego le dimos un tiempo de reposo hasta que pudimos tener los protocolos para empezar a ensayar. Además, pudimos también tener en cuenta otros lenguajes que en el teatro independiente no son tan comunes: queríamos contar desde el texto y la interpretación, pero también desde lo escenográfico y desde el juego de luces e iluminación. La puesta en escena es clave para nosotros y lo es para la narración en general. Pudimos generar un lenguaje más amplio”, explica la directora. En ese sentido, trabajaron con la escenógrafa María Oswald para lograr distintos climas a medida que las escenas avanzan. “Costó, pero los que hacemos teatro somos luchadores natos, porque amamos lo que hacemos”, reconoce Racconto Giunta.

Lentamente las propuestas teatrales van encontrando su lugar, gracias al avance de la vacunación y a los protocolos que demostraron efectividad, pero para la directora “el teatro fue y será un elemento social fundamental, que siempre se valora. El arte ayuda a sobrellevar la realidad, mostrándote otra o hablándote de ella. Lo artístico es esencial en las escuelas, es como estudiar atemática o lengua, y por suerte muchos se dan cuenta de que ofrece a los más jóvenes herramientas para defenderse en la vida desde otro lado. Las emociones y el cuerpo son las herramientas de este trabajo, y eso está bueno porque es un proceso de autoconocimiento”.

S bien en la obra la hija menor tiene una discapacidad, ese punto no se aborda desde un punto de visto diferencial ni mucho menos apelando a la lástima, sino que es un parte de una trama, incluyendo el tema como algo que es parte de la familia. “Me parece que no hay que tener miedo, la discriminación a veces surge del temor a tratar con alguien distinto. A veces la cultura y la educación intentan igualarnos, pero en definitiva todos somos diferentes, tenemos capacidades disímiles, aunque en el fondo no somos tan distintos”. El retraso madurativo del personaje sirve como disparador porque apunta a la ternura y a la inocencia.

En los 70 minutos que dura la obra, Racconto Giunta reconoce que se intenta buscar “esos puntos en los que todos somos iguales”. El objetivo de los autores es modificar algo en el espectador“, quiero que entren de una manera y se vayan con algo nuevo. Esperamos lograrlo”.

Lo no dicho. Una obra de de Gimena Racconto Giunta y Leopoldo Minotti. Con Silvia Villazur, Angie Pagani , Emiliano Marino , Mirtha Oliveri, Juan Trzenko y Luciano Rojas. Diseño escenográfico de María Oswald. Desde lunes 7 de febrero a las 21 en El método Kairós teatro, El Salvador 4530.