«El cine no se toca», dice un cartel desplegado en la puerta del INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) ante una multitud que desde hace una semana se autoconvocó en distintas movilizaciones para defender la industria nacional. El hecho que desató el conflicto fue una difusa denuncia de corrupción en un programa de televisión, de la que hoy todavía no se aclaró absolutamente nada, y que recayó sobre el ahora expresidente del INCAA, Alejandro Cacetta, a quien el ministro de Cultura, Pablo Avelluto, pidió su renuncia. Detrás de él, el rector de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC), Pablo Rovito, abandonó su cargo ovacionado por colegas y alumnos. La polémica ya estaba instalada.

En medio de días de incertidumbre, acusaciones y declaraciones de diferentes sectores, el jueves se concretó una reunión entre Ralph Haiek, vicepresidente del INCAA hoy a cargo del instituto, y el Consejo Asesor de la entidad (integrado por once miembros designados por el Ejecutivo Nacional, de los cuales cinco fueron propuestos por la Asamblea Federal y el resto por la industria) en la que se comprometieron, según expresaron en un comunicado, a «pronunciarse en forma conjunta en defensa plena del cumplimiento de la Ley de fomento de la actividad cinematográfica nacional (y sus modificatorias), especialmente en lo relacionado a las formas del financiamiento allí establecidas». 

Martín Desalvo, integrante del Consejo Asesor como representante de directores, quien estuvo en el encuentro, expresó a Tiempo: «Arrancamos por tres puntos que creíamos fundamentales de aclarar. Uno de ellos tenía que ver con el desacuerdo absoluto en la forma en que se tomaron las medidas de desplazamiento de Alejandro Cacetta y también de la forma en que no se reconoce la labor ejemplar de Rovito frente a la Enerc. Cualquier persona de la industria, sabe el trabajo de la Enerc en todo el país y eso está a la vista, y ponerlo en duda nos parecía desagradable.» 

«El otro punto fue la percepción de que van por los fondos de fomento cinematográficos. Acá no se inventó una lucha de nada porque ya hubo otros intentos. El último punto era el de la Ley de convergencia (ver recuadro), que es claramente lo que está en juego hoy. Fue una reunión cordial donde se prometieron algunas cosas pero no nos alcanza con promesas, queremos definiciones concretas y hechos concretos», expresó Desalvo. «También hablamos largo y tendido con Haiek de una de nuestras preocupaciones que tiene ver con que no se detengan los pagos. Él juró que iba a hacer lo posible para que se aceleren.» 

«La realidad que ellos proclaman es que se amplíen los fondos de fomento, cumplir con la ley y ampliar el espectro del canon que pagan las telecomunicaciones en este sentido. Y nosotros lo que planteamos es que se haga de una manera transparente, de los dos lados. Si nos abren esa mesa de diálogo y si nos dejan estar dentro de esa ley que permita subsidio, nosotros vamos a estar de acuerdo», dijo el cineasta. «Vamos a estar en estado de alerta, hay voluntad de diálogo de nuestro lado», finalizó.

«No se comprometieron a nada, son las mismas palabras vacías que decían antes. El gobierno las usa para lograr un cierto consenso en la opinión pública que no tiene nada que ver con lo que pasa hacia dentro», dijo, por su parte, Virna Molina, de Realizadores Integrales de Cine Documental. 

Después de la reunión, la comunidad audiovisual convocó a una asamblea que tuvo lugar ayer. Cabe señalar que Tiempo intentó comunicarse con el presidente en funciones del INCAA, quien no quiso efectuar declaraciones.

Las claves del financiamiento 

Desde 1994, a causa de la ley de fomento al cine nacional (Ley 17.741), el principal presupuesto propio proviene de un impuesto equivalente al diez por ciento (10%) aplicable sobre el precio básico de toda localidad o boleto entregado gratuita u onerosamente para presenciar espectáculos cinematográficos en todo el país, cualquiera sea el ámbito donde se realicen. 

El director Luis Puenzo, quien formó parte de la lucha por esa ley de fomento al cine, explicó: «Desde que se privatizaron los medios de comunicación se fijó un canon, porque quienes tienen las señales se acostumbraron a comportarse como si fueran dueños de ellas y hacen negocios importantísimos. Cuando discutimos la ley de cine, ya querían liberarse de esos cánones y aceptaron la moción porque era algo que ya pagaban. El dinero que fue al cine esa vez era un dinero que ya lo habían pagado. Ahora buscan dejar de pagar y eso sí afecta directamente al cine», explica. 

Para Molina «acá no se salva un sector, hablamos de la Ley de Cine y de todo el Fondo de Fomento y si se cae, se cae para todos, menos para las multinacionales norteamericanas que estrenan películas que van a dejar de pagar el 10% de la taquilla y los grandes grupos de la radio y televisión que no van a pagar el canon. Son los dos únicos sectores que se benefician con esto».

«Los países que tienen cinematografías las tienen porque están protegidas, porque ha habido en algún momento decisión política para defender su cultura, como el caso de Francia y España y no son más de diez o quince. En el resto del mundo, la cantidad se nutre del cine americano que distribuye las películas», detalla Puenzo.

La situación de las producciones 

A pesar de la gran cantidad de films que se produce anualmente, desde el año pasado, el ritmo de producciones se frenó. «Siempre hay transiciones que son lentas y retrasan la normalidad de la producción del trabajo. Lo importante es que se ha hecho un número de películas que ha dejado muy bien parada a nuestra industria en la Argentina y en el exterior. La gestión actual llevaba un año y medio en el cargo, y era una de las pocas áreas del gobierno en la cual el diálogo preconizado por el presidente Macri existía. Había diálogo, desacuerdos y discusiones con el INCAA, con el sindicato, productores, actores», reconoce Puenzo. 

Por su parte, Desalvo asume: «Hay una especie de ralentización de los circuitos administrativos del Instituto, no es un parate pero todo avanza a un ritmo no del todo feliz.Estamos monitoreando cómo está impactando este cambio de autoridad en el circuito administrativo.»

La movilización

En su discurso durante la asamblea del lunes 17, Puenzo pidió que las nuevas generaciones participen. «Empecé a hacer cine de muy pibe, tenía 16 años y pertenezco a una generación que tenía una clara conciencia desde que empezó, que era muy difícil hacer cine. Pero desde que existe la ley de cine, ya hace tantos años, hay una o dos generaciones que han crecido y que son posteriores a la ley y piensan que el INCAA es eterno, que la posibilidad de filmar largometrajes es algo natural. Es lógico, se formaron en la escuela de cine. En realidad, es raro tener una cinematografía protegida, como la tenemos nosotros, pero hay una generación de menores de 45 que ha perdido de vista que por esto hay que pelear políticamente todos los días. Dentro de todo este desastre, lo bueno de esta última semana fue haber advertido la necesidad de pelear”. «

El foco en la ley de convergencia

El jueves fue convocado por la comisión de diputados un grupo de representantes del sector entre quienes estuvo Luis Puenzo. 

«Ellos confirmaron su conocimiento de que hay un proyecto que está siendo tratado en el Ministerio de Comunicaciones, encargado por el ministro Aguad hace un año y medio. Data de cuando por decreto de necesidad y urgencia se disolvió el AFSCA y se creó el Enacom. Al mismo tiempo se creó una comisión redactora que tiene encomendado escribir este proyecto de ley de convergencia que abarca todo lo que tiene que ver con las leyes de radiodifusión y las nuevas tecnologías. Se creó por seis meses, se prorrogó dos veces, se prorrogará por un cuarto período y aún no salió ningún borrador. Sin embargo hay manifestaciones que dicen que este proyecto está terminado. Los únicos que se niegan o son reticentes para hablar del proyecto son el Ejecutivo, el ministro Avelluto y Dujovne. Cada vez que hablamos siguen aclarando cosas que no tienen que ver con el INCAA», sostuvo el cineasta.

Una preocupación permanente

Entre los debates previos a la situación que hoy vive el sector audiovisual, Virna Molina, integrante de Realizadores Integrales de Cine Documental (RDI) recuerda en diálogo con Tiempo que en la primera reunión del sector con Cacetta le plantearon que el DNU que reemplaza a la Ley de Medios mostraba la voluntad del gobierno por quitar el canon y que, si ese punto se trasladaba a la futura ley, el Fondo de Fomento se iba a achicar: “Él respondió que si eso llegaba a ser así, iba a ser el primero en decirles a todos lo que estaba pasando. Esa fue la voluntad que expresó en su momento. Fuera de eso tuvimos diferencias abismales, sobre todo por el Plan de Fomento que apunta a un grupo de empresas productoras muy grandes y dejaba de lado al cine documental y al cine más chico, el cine-arte. No queremos que las leyes del mercado se devoren al cine como expresión artística y dicten la dirección del Fondo de Fomento.” 

Si bien la irrupción del Ejecutivo hizo que todos cerraran filas, las diferencias con el ex funcionario se debatían con fuerza: “Fue clave que Cacetta nunca reglamentara la constitución de los comités documentales. Nosotros hicimos un acuerdo con el Consejo Asesor para que hubiera un 40% de representantes de las provincias y un 60 de las asociaciones nacionales, y eso nunca se reglamentó. Sí lo hizo en los comités de ficción. Hasta hoy, junto con el Plan de Fomento, que excluye al cine documental, es un reclamo central de todo nuestro sector. Además las restricciones de ingreso al Plan son muy subjetivas porque queda en manos de la gerencia de la sección cómo se aplican los antecedentes. Entonces, además de la ambigüedad, la gerencia no estaba siendo pareja a la hora de evaluar los antecedentes. Era restrictivo y subjetivo.” Acerca de la problemática actual, opinó: “Más allá de nuestras fuertes disidencias, hubo un avasallamiento de la autarquía. Es una instancia en la que debemos mantenernos unidos.”

En estado de alerta

Carlos Sorín, director de cine 

Hay que explicar lo que pasa dentro del contexto de un año electoral. Hay una sobreactuación muy llamativa pero la forma en que se manejaron las autoridades fue muy cruel, ya que el gobierno actúa como un supuesto ángel exterminador de la corrupción. No cabe la menor duda de que todo esto es algo armado como una campaña publicitaria para las elecciones. En términos personales comienzo una película que ya fue aprobada pero, a futuro, no sé cómo pueden repercutir todas estas acciones nuevas en la estructura del INCAA. Es casi evidente que todo el proceso de subsidios será más lento a futuro. Si hay algo positivo en todo esto es que toda la comunidad, aun de diferentes extracciones políticas, reaccionó en bloque defendiendo a alguien que goza de un respeto plural. Aspiro a que el gobierno tome nota de esa instancia. Quiero creer que no se trata de algo más grave de lo que ya pasó. Ojalá no me equivoque.

Patricio Contreras, actor 

Estamos preocupados porque tenemos una industria muy vigorosa y elocuente del talento argentino. Está demostrado que tenemos excelentes directores, grandes productores, grandes actores, grandes guionistas, técnicos de lujo, un cine presente con distintas películas que siempre obtienen premios por las realizaciones completas, por guiones, música, arte… Tenemos miedo que esa producción se vea menguada por la intervención ofensiva de parte del Estado al Instituto y a la Escuela. Uno podía imaginarse qué sesgo iba a tener la economía con un gobierno tan de derecha como este, pero no sabíamos que iba a ser tan brutal. No es la primera vez que un gobierno intenta manotear la caja del Instituto, ya lo quisieron hacer Domingo Cavallo y López Murphy, así que teníamos legítimo derecho de pensar que venían por nosotros. Este es un gobierno que desprecia la cultura y la educación que son dos pilares para nivelar el estándar de vida de la gente y mejorar la conciencia y su estado crítico.

Fernando Spiner, director de cine 

La gente del cine vemos de manera muy clara cómo todo estos movimientos que se están dando afectan la industria. Son pasos en falso, con una clara intención que continúa la línea de acción que tiene el gobierno para todos los sectores: eliminar impuestos a los grupos más poderosos sin importar el resto. Puedo también entender que el público pueda a caer en la trampa de falsos argumentos (porque se han repetido hasta el hartazgo) como -uno de los más dichos- que no se puede pagar películas que no ve nadie. Esto es falso porque ese mismo fenómeno existe también en las grandes industrias, y no son otra cosa que la manera de mostrar la amplia gama cultural de nuestro país. 

Desde el cambio de gestión todo estuvo parado un tiempo y bajó la cantidad de producciones. Está claro que el temor a que se paralice totalmente la industria genera la válida sensación de que hay que estar en estado de alerta, para contrarrestar información falsa con otros intereses detrás. Nuestra tarea es demostrar que la industria es fundamental para construir cultura. Y que nadie roba la plata. Debemos explicar que el cine se autofinancia, que la ley del cine fue lo que logró que se ganen premios y que el cine argentino sea tan bien considerado en el mundo por su estilo único. Hacer películas es importante para la construcción social y cultural, para lograr un reflejo histórico del momento que vivimos. Hay que defenderlo, empujarlo a seguir creciendo y que continúe siendo una industria que da mucho trabajo como se pudo demostrar en los últimos años donde se redobló el número de personas que se dedica a esto. Espero que logremos que entiendan que sin ojos abiertos, no se puede disfrutar del cine.