El encuentro de Sinesi con las composiciones del Cuchi Leguizamón fue el ingreso al mundo del cual ya no pudo salir. Músico de jazz, se acercó a Dino Saluzzi de quien aprendió entre otras cosas a encontrar la “raíz” en los acordes. Con él fue que llegó a conocer a Leguizamón, a quien este año volvió a homenajear con un nuevo disco: Cuchichiandos Vol II

Entre los temas que conforman el disco están “Bajo el azote del sol”, “El aveloriao”, “Si llega a ser tucumana”, “Elogio del viento”, entre otros. “Siempre pienso primero en la música, hice una selección que pensé que podían estar en el disco y de esas músicas finalmente van quedando sólo algunas. Y eso lo voy viendo de acuerdo a los invitados y a cómo puedo tocar en relación con el invitado”, explica Sinesi acerca de este volumen dos. 

Al igual que el primer disco (salió en 2010 con el nombre Cuchichiando Vol 1) fue editado por el sello Sura con producción artística de Nicolás Falcoff y en este caso tiene como invitados a Carlos “Negro” Aguirre, Mono Fontana, Hikaru Iwakawa, Horacio Cacoliris, Mario Gusso, Matías Gonzalez, Cecilia Esperanza, Astrid Motura, Alejandro Manzoni, Leandro Savelón y Manu Sija. La mayoría de las versiones son instrumentales pero tiene la intervención de las voces de Marina Santillan, Silvia Iriondo y Guadalupe Gomez. También está la voz del Cuchi Leguizamón y algunos segmentos improvisados con el Mono Fontana.

–¿Cómo fue tu primer encuentro con el Cuchi Leguizamón? 

–En los 80. Yo era muy joven y tocaba con Dino Saluzzi y aparecemos en la casa del Cuchi. No me acuerdo tanto, pero recuerdo algunas cosas, que él hablaba fuerte que tenía una personalidad muy especial y me acuerdo que tenía que tocar en la Serenata de Cafayate, donde nosotros también tocábamos con Dino. El hermano de Dino le había prestado un piano eléctrico y él tocó solo en la Serenata y la verdad es que la gente no lo entendió. Yo no lo conocía, a partir de ahí empecé a investigar su música. Lo primero que hoy escuché  fue lo del Dúo Salteño y ya tenía unos movimientos en las voces muy avanzados para la época. Eso fue lo primero que me pegó. Desde ahí no lo dejé de escuchar. Siempre seguí escuchando cosas. 

–Cómo músico ¿a qué le atribuís esa dimensión musical enorme del Cuchi? 

–Mantiene la esencia, el ritmo y la forma. Entonces uno reconoce siempre lo que está tocando: una zamba o una chacarera. Después tiene formas más personales pero está la raíz y eso es parte de su personalidad y de su geografía. Creo que en el interior se nota más. Vas a Salta y escuchás cómo hablan y ese acento que tienen hablando es el mismo que tiene la zamba. No nos damos cuenta pero cada lugar tiene su sonido, su musicalidad. Nosotros también tenemos un canto, yo escuchaba los otros días estando en Nueva York cómo hablaban rapeando. Y hay algunos lugares donde se siente más su raíz en el interior, el Cuchi, o Dino Saluzzi que tocan dos notas y tienen raíz. No es algo tradicional pero para mí, cuando él toca dos notas también está en Salta, de otra manera. 

-Esto que también está en Cuchichiandos, ¿fue una búsqueda dentro de los discos? 

-Fue un desafío. A veces trato de salirme de lo que sería lo normal o lo tradicional simplemente porque la idea es tratar de hacer algo lo más sincero posible desde mí. No traté de hacer lo máximo al contrario me influyó escuchar por ejemplo a Esperanza Spalding que hizo una versión de una canción del Cuchi, sola en contrabajo y voz. Vi que ella daba su visión y pensé que yo podía pensar también algo que no sea estrictamente folklórico pero sí genuino. Desde joven estoy ligado al folklore. Siempre trato de encontrar influencias y aprender, a partir de ahí es que trato de hacerlo de la forma más desprejuiciada posible y aprovechando las capacidades de los músicos. 

Hablás mucho de tus primeras salidas del país, como músico, ¿con qué te encontrás cuando salís?

-La primera vez que fui vi que acá había grandes músicos. Me hizo ver eso. Creo que me hizo crecer un montón y me hizo sentir la necesidad de invertir toda la energía en ser lo más creativo posible. Sobre todo en esa época, porque ahora hay más gente haciendo música instrumental. Al haber un vacío uno pensaba que por ahí estaba mal lo que estaba haciendo, el hecho de salir y ver lo que pasaba afuera con ese cuarteto cambió mucho mi percepción de lo que haciá. Nosotros con veintipico de años ensayábamos con toda la energía, teníamos la camiseta puesta. Antes de irnos nos decían: «esto no es folklore», no es jazz, no es nada». Ahora todo eso cambió porque es más fácil viajar y adonde vayas te piden algo del folklore o del tango, algo de tu país, entonces te piden otras músicas. Es muy importante lo que pasó estos años con los músicos. 

-¿Con qué tiene que ver ese movimiento?

Porque se creció mucho, se evolucionó mucho artísticamente. Todos estos músicos no hay dudas de que son buenos, eso parte de los artistas que si no son buenos no los van a buscar. Primero tiene que estar bien el producto, en este tipo de música por lo menos, hay otras que empapelás la ciudad y llenás un estadio y listo. Pero hay ahora una evolución en el producto artístico. 

-Estos años de grandes cambios en la música argentina, ¿en qué se evolucionó y en qué no?

-Al aparecer tantas escuelas de música popular que antes no existían posiciona todo de otra manera. Antes hacías todo eso en forma autodidacta, es alucinante el nivel que encontrás. La música evolucionó y aparecen las propuestas de música popular que son muchísimas, faltan medios a nivel masivo para que los argentinos estemos más representados por sus músicos. Falta no sé, que de la cantidad de canales que hay, tres pasen todos el día músicos argentinos haciendo sus cosas nuevas.

Domingo 11 de diciembre a las 21 horas en el Centro Cultural Torquato Tasso, Defensa 1575.