Un cuarto de siglo, 25 años de alegría, de energía puesta al servicio de temas que invitan al inevitable canto popular, y el recuerdo del comienzo de  un camino que los llevaría a recorrer muchos colores sonoros, diversos escenarios, pero sobre todo a un destino que nunca imaginaron. De Quilmes al mundo. Este año se cumplen para los Kapanga un aniversario de lo que fuera la muestra inaugural de una carrera llena de hits. A 15 cm de la realidad, su primer disco, tiene un listado de canciones que sin dudas marcaron una época: “Me mata”, “Ramón” y “El Mono Relojero»entre otros, fueron el puntapié inicial de su camino musical, por lo que decidieron celebrarlo, tocando el disco completo en una gira que los llevará por todo el país. Además de dos fechas en Capital, la banda del «Mono» Martín Fabio, «Maikel» de Luna Campos, Javier Manera y Claudio Maffia visitará distintos puntos el gran Buenos Aires y ciudades como Rosario, Santa Fe, Paraná, Córdoba, Río Cuarto, San Juan, La Rioja, San Luis, Mendoza, San Rafael, Bariloche, Neuquén, Trelew, Bahía Blanca, Mar del Plata, entre otros sitios que los esperan para festejar con esta excusa; como si necesitaran una para desplegar su ecléctico estilo en escena.

Kapanga, 25 años después.

“Somos una banda muy argentina, por eso la vamos a recorrer.  Fuimos doce años a México y tocamos varias veces en Europa y Estado Unidos, pero acá laburamos muy bien, es donde más cómodos nos sentimos” reconoce el Mono, que recuerda su debut discográfico, por el cual Kapanga consiguió ser el único grupo nacional que pudo obtener un disco de oro en 1998, tras vender más de 32 mil copias en menos de un año. Eran 57 minutos de delirio y buena música, y tuvo un boca en boca excelente. Además se llevó un premio Gardel por ser la revelación. “Es una bisagra en nuestras vidas y, si lo pensás, 25 son una bocha de años”.

“Recuerdo que vivíamos el momento y nunca planificamos nada. El objetivo era tener un primer disco, al lograrlo sentimos lo que siente cualquier banda que se lanza a la aventura. Era emoción, escucharte en la radio y no poder más de alegría. Cuando pega la primera canción, era salir de un circuito chico como una mesita, para tratar de armar mesas grandes en distintos quinchos”, comenta el cantante usando la metáfora como herramienta para explicar las sensaciones de aquel momento. “Uno está en ese momento sin saber cuánto va durar, si va gustar o no. ¿Cuántas bandas conoces que tienen una sola canción y listo? Miles. Algunos pegan un hit y desaparecen, nosotros encontramos la forma de dar siempre algo distinto a la gente. Las canciones se fueron haciendo carne en el público que nos empezó a seguir y fuimos encontrando una manera de comunicarnos con los que querían disfrutar de lo que hacíamos”, admite el Mono.

Canciones infaltables

Todas las canciones del disco son infaltables en cualquier recital de Kapanga, pero no siempre están todas. “Es que la lista de los shows dependen de donde y que estemos haciendo. Tenemos varios formatos de show, que logramos darle forma en todos estos años. Tenemos de 30, de 40, de 45, de 50 minutos. De una hora diez, hora y veinte, hora y media. Según el evento que participemos, decidimos qué ofrecemos. En este caso queríamos hacer el disco completo, para recordarlo, cuando se escuchaban discos enteros todavía. Ahora cambió la forma de poner música, pero la esencia siempre está. Le calculamos con pitos y flautas, los saludos y todo lo que se da, que estaremos en una hora cuarenta al palo. Eran 22 tracks, entre separadores y temas, bueno eso pero en el escenario, como siempre, queremos que sea una alta fiesta”, cuenta el músico sobre el show.

Aquel disco es como un hijo para ellos, «y uno grande, que ya nos hizo abuelos. Pero tiene algo especial, porque sigue dando alegría. El público se renueva y sigue gustando, pasa algo cuando tocamos estas canciones. Son un clásico y casi nadie no se sabe la letra. Hicimos carrera por esa cuestión de tener algo pegadizo y divertido, no paramos nunca de trabajar después de ese primer disco. Solo nos frenó la pandemia. Fue algo que no se interrumpió y todo se fue retroalimentando, y hoy conviven estos temas con 25 años de antigüedad, con los de hace cinco, o con las versiones que se nos ocurra hacer de temas de otros. Tenemos suerte de tener ese ancho de espada de  5  o 6 canciones que tocamos en todos lados y las canta todo el mundo.”

Martin Fabio sabe que además de este tienen nueve disco más, que tienen temas que la gente pide, donde las mezclas de estilos continuo. Él destaca que nunca repitieron una fórmula: “Este es un disco que nos marcó pero no nos quedamos con eso, nunca quisimos que la gente solo vea un show esperando el ‘Mono relojero’. Pero bueno, la gente más grande o gente que no es del palo, a veces es en la que se engancha. Tocamos en muchos festivales gratuitos, en pueblos, ciudades pequeñas,  donde el evento es de la gente del lugar, y se congrega la comunidad, y casi nadie tiene un disco nuestro. Pero te aseguro que en ‘Me mata’, cantan el estribillo. Te das cuenta, se le dibuja una sonrisa cuando tocamos A 15 centímetros de la realidad”.

De la Mona a Iron Maiden

Con un abanico musical amplio, los Kapanga saben que tienen un terreno más amplio por recorrer que otras bandas de estilos más marcados. “La Renga o los Ratones Paranoicos no lo podrían haber hecho. Tienen un sonido más identificable. Nosotros podemos ser eclécticos. Encontramos una fórmula entre la Mona Jiménez y Iron Maiden: en el medio todo. Podemos hacer  cuarteto, algo melódico, nos gusta y le empezamos a dar bola a los estilos posibles y que nos quedan cómodos, nos animamos. Reggae, algo hardcore, o lo que sea. Podemos jugar un poco más que otros. Somos más impunes en ese sentido. Como que supimos aprovechar lo que éramos capaces de hacer, sin miedo a que nos digan tal o cual cosa. Dejamos claro cuál es nuestro concepto, lo que queremos y podemos mostrar y compartir” admite el vocalista, que no se siente el líder. “Cada uno tiene su personalidad, su talento. Todos estamos al servicio de la música y del entretenimiento. Así la llevamos. Siempre intentando, nunca bajamos los brazos. Este país difícil. Siempre hay sacudones que a muchos los dejó culo para arriba, pero nosotros le encontramos la vuelta para tener la cabeza afuera del agua. Somos un velerito en la tormenta”.

Es una agradecido a la Argentina. “No sentimos nunca la necesidad de ser internacionales, si fuimos a hacer experiencia, a aprender, pero nuestro país siempre nos dio de comer; eso es hermoso. Pudimos aprender de hacer todo a pelo, de puro guapo de la vieja escuela, a ser más profesionales, incorporar nuevas tecnologías para crecer en lo sonoro y los espectáculos que ofrecíamos, todo gracias a nuestra gente. Eso es impagable. Aprendí a siempre a disfrutar de lo que tenés, y en esa estamos”. Fueron años de crecimiento, de combinar zapadas y arreglos artesanales, con algo más profesional. “Esto es como un show teatro que se va nutriendo de todo lo que se puede, nunca fuimos negados  que no queríamos abrir la cabeza para ampliar lo que hacíamos, quizá en un momento dudamos pero lo hicimos igual. El camino no terminó todavía, veremos que nos toca o en que andamos cuando se cumplan 50 años del primer disco”.

La fina estampa de El Mono.
Foto: Diego Diaz

¿Cuándo?

Kapanga celebra los 25 años de A 15 cm de la realidad, su  primer disco. El 26 de mayo, a las 21  en el Teatro Vorterix, Av. Federico Lacroze 3455 y el 23 de junio, a las 19, en el Teatro de Flores, Av. Rivadavia 7806.