“Y ahora, el Alfredo Di Stéfano de la batería: Charlie Watts”. El 10 de febrero de 2016, en el Estadio Único de La Plata, los Rolling Stones dieron su, por ahora, anteúltimo concierto en la Argentina. Ese día, Mick Jagger presentó al baterista comparándolo con la Saeta Rubia. La analogía  hizo reír a los presentes, pero no sólo respondió a un guiño con el público. También expresó el cariño y la importancia que el cantante le da a Watts emparentando su aporte con el de uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol.

Quizás Watts no ocupe el podio, ni tal vez un top five en las marketineras listas que sentencian quiénes son los mejores instrumentistas de la historia. Pero se las viene arreglando “bastante bien” desde hace casi 60 años para ser, sin extravagancias ni sobresaltos, el corazón rítmico de la banda más longeva e influyente de la historia del rock. También es una pieza clave en las relaciones internas de la banda y factor determinante para su cohesión. Todo esto, en completo silencio.

Este 2 de junio, Charlie Watts cumple 80 años, 58 de los cuales compartió junto a Jagger y Keith Richards un recorrido apasionante y único. Sin injerencia en la composición de las canciones, tarea exclusiva de los Glimmer Twins, Watts es considerado por la dupla creativa como el factor determinante que permite que los Rolling Stones sigan en la ruta. “Es el verdadero líder de los Stones”, afirmaron ambos más de una vez.

Distinto, de inquietante mirada, bajo perfil, pocas palabras, casado desde hace más de cinco décadas con la misma mujer (Shirley Ann Shepherd) y dueño de una elegancia que no se condice con el prototipo de la estrella de rock, Watts supo constituirse como un contrapeso fundamental que apaciguó la lucha de egos entre Jagger y Richards, conflicto que tuvo su punto más álgido durante los ‘80 e hizo tambalear la continuidad de la banda. El baterista también es un sobreviviente. Superó adicciones al alcohol y a la heroína, le ganó a un cáncer de garganta en 2004 y sobrevivió a un accidente automovilístico un año después, en Francia, que le dejó como saldo un puñado de huesos rotos.

Por fuera de la galaxia Stone, editó una decena de álbumes de jazz y boogie woogie. Pero quizá la anécdota más divertida en torno a Watts es la que narra el día en que le pegó una trompada a un Jagger borracho que lo buscaba a altas horas de la noche en alguna parte del mundo al grito de “¿dónde está mi baterista?”. La anécdota se transformó en mito y el mito será leyenda. Por eso, siempre se recordará que Watts golpeó a Jagger y luego le sentenció: “Yo no soy tu baterista. Vos sos mi puto cantante”.

“Charlie es el baterista más simple e impresionante”, lo recordó hace un par de años Bill Wyman, el histórico bajista de los Stones, con quien Watts compartió la base rítmica del grupo durante 30 años. Wyman, de 84 años, sería en la actualidad el Stone en actividad más longevo. Pero su renuncia en 1993 otorga a Watts el ser la primera piedra octogenaria. En ese sentido, Jagger y Richards cumplirán 80 en julio y diciembre de 2023, respectivamente, mientras que un día antes que Charlie, el 1° de junio, Ronnie Wood completó unos jóvenes y saludables 74 años.

Los Rolling Stones dieron su primer concierto el 12 de julio de 1962, en el Club Marquee de Londres. De aquella noche hay un par de fotos. También hay registro de cuál fue la lista de temas, aunque no se conoce por el momento ningún corte de audio. Se sabe la composición de casi toda la banda durante aquella jornada. Sin embargo, aún persiste la duda sobre quién se sentó frente a los tambores y los platillos durante aquel histórico primer concierto: ¿fue Tony Chapman o fue Mick Avory? A esta altura de las cosas, quizá sea estéril buscar una respuesta a este interrogante. Lo que es indiscutible y no deja ningún tipo de duda, es que desde enero de 1963 los Rolling Stones tienen a Charlie Watts: su baterista ideal.