Un violín puede ser la puerta de entrada a la alegría o una puerta de salida ante la tragedia. De niño, Ara Malikian recibió el instrumento de manos de su papá, que a su vez lo había heredado de su abuelo. Ese acto salvador de padre a hijo le permitió, cuando tenía siete años, apartarse del horror cotidiano y del ruido de las bombas que caían cerca de su refugio en el Líbano.

Unos años de estudio en Alemania y un afortunado ingreso al mundo flamenco de España, sumado a su talento natural, lo constituyeron como uno de los violinistas más prestigiosos y expresivos de su generación. De Bach a Metallica, de Mozart a Bowie, de Manuel de Falla a Paco de Lucía, el universo musical de Malikian es inmenso, y eso es lo que trae esta semana a la Argentina para el concierto que dará el jueves en el teatro Gran Rex.

«Mi deber es compartir esta alegría que tengo con la música a los que me escuchan. En el fondo no hay más, la música es eso, es hacer a la gente feliz», dice sin pretensiones Malikian con la certeza de que poca gente lo sabe tanto como él.
«He vivido cosas muy duras. La guerra era algo muy fuerte, muy bestial, y duró 20 años. Hemos vivido cosas muy trágicas y dramáticas. Pero cada vez que hablo con compañeros de aquella época, jamás recordamos los momentos difíciles, recordamos los bonitos, porque los recuerdos pueden ser muy duros», explica y sonríe, como espantando su propia memoria.

Esos espacios de juegos entre niños, eran reemplazados por Malikian por un cuarto y partituras de violín. «Desde que nací ya estaba familiarizado con el violín porque mi padre se encerraba a tocarlo todo el día. Y me lo exigía lo mismo a mí. Ese momento, como cualquier niño yo siempre quería jugar pero él era muy severo. Hoy se lo agradezco tanto, porque me cambió la vida», cuenta.

Apenas pudieron, los padres de Malikian se preocuparon por sacarlo del país y enviarlo a Alemania para que estudie en una academia. «Llegué a Alemania y extrañaba mucho a mis padres, no solo estaba lejos de ellos sino que también estaba incomunicado porque mi país estaba en guerra, era casi imposible hablarlos. Esa soledad hizo que el violín fuera mi refugio y una manera de sobrevivir», expresa.

Fue en Alemania donde descubrió el valor de la libertad también en la música. «No estaba a gusto en ese mundo y tampoco ese mundo me aceptaba mucho. Sin querer me fui desligando y empecé a tocar las músicas que me gustaban, a encontrar mi personalidad», agrega. «El mundo de la música clásica tiene mucho prejuicio y hay como un disfraz de ‘músico clásico’. Yo no tenía esa superficialidad, yo busco la emoción. ‘Bach se toca así’. ¿Por qué? Si nadie sabía cómo tocaba Bach. Tenía encontronazos con mis profesores, colegas y colaboradores», recuerda
Eso es, según Malikian, una limitación para el género. «Es justo al revés de lo que es arte. La música es libre. No se puede hacer arte con restricciones y prejuicios».

El violín es para el músico un constante redescubrir, sin embargo dice que la clave fue haber descubierto que podía emocionar al público. «Cuando estudiás, te ponen en la cabeza que el público no entiende y que solo entienden el profesor, el crítico o el experto. Te condicionan a que toques para que te guste a vos mismo. Yo toco para divertirme y para que el público también se divierta. Si el público no se divierte, yo ese día no puedo dormir porque necesito ver que el público está feliz, necesito su energía y ahí puedo tocar mejor porque nos alimentamos uno al otro». «

Música para emocionar

Malikian llegó hace 15 años a España. Allí, editó cuarenta discos y en 2013 armó su propia banda: La Orquesta en el Tejado. Además de los 4000 conciertos que brindó en Europa, también grabó bandas sonoras de Hable con ella (2002) y La mala educación (2005), ambas de Pedro Almodóvar.

«En la música popular hay cosas muy buenas. Hay que poder aprender y sacar provecho de la enseñanza académica porque te enseña la técnica que la música popular no tiene. Así me enamoré del flamenco. Es una música de muchas raíces que permite todo tipo de locuras».

Así es como se configura el disco que presentará el jueves en la Argentina (donde recibió el título de Huésped de Honor) temas de Radiohead, Led Zepellin, David Bowie, Paganini, Bach, Paco de Lucía, y Metallica.

El recital será el jueves 15 de junio a las 21 en el teatro Gran Rex, Corrientes 851.