Charly es una bisagra en mi vida, como en la de tanta gente. Tenía 11 años en 1972 y compré Vida, el primer disco de Sui Generis. Obvio que me marcó, me hizo ver cosas que ni imaginaba. Pero creo que donde explota esa manera tan emblemática de tocar y escribir canciones es lo que vino después.

Admiro profundamente a La Máquina de Hacer Pájaros porque Charly desplegó una gran evolución con los teclados y sintetizadores, y eso fue una gran influencia para mí. La Máquina era una banda alucinante. Luego de la disolución de Sui Generis, Charly decidió abandonar las letras adolescentes para comenzar a realizar música más elaborada y letras diferentes. Tanto él, como Oscar Moro, Carlos Cutaia, Gustavo Bazterrica y José Luis Fernández, no se achicaron por el contexto de horror y represión que nos tocaba por esos años y dejaron salir la magia que marcó una época.

La Máquina de Hacer Pájaros tenía un estilo mucho más agresivo y experimental, de puro rock progresivo y sinfónico, con una gran variedad instrumental y rítmica. Él mismo solía denominar a La Máquina como “el Yes del subdesarrollo”, debido a las influencias de la banda británica, pero creo que es algo de estilo propio.

Tanto el primer disco, lanzado en 1976 a través del sello Talent Microfón, o el segundo Películas (1977) son dos joyas excepcionales. Hay rock, hay jazz y funk, hay crítica social solapada… Cuando los fui a ver en el teatro Astral me volaron la cabeza. Creo que La Máquina de Hacer Pájaros es lo mejor de Charly. «

* Lito Vitale es pianista, tecladista y compositor.