El próximo 3 y 4 de octubre Elena Roger presenta Vivo en Casa, Streaming From Home, con Javier López del Carril en guitarra. “Fue con mucha adrenalina -cuenta con alegría Elena Roger sobre el primer concierto streaming que dio en agosto pasado-. Pensamos en hacer algo que no sea típico de escenario, porque no estamos en un escenario, no hay un público. Pero hay cámaras gracias a gente que viene trabajando con nosotros desde hace mucho, que nos consiguió ubicar doce cámaras que no requieren de un operador”.

Lo que habrá en estas emisiones es un repertorio distinto: “Vamos a innovar un poquito. Habrá una votación de qué canciones de los musicales -como lo hicimos la otra vez, que ganó ‘La vie en Rose’, que no podía faltar, no podía faltar-. A la gente le gusta bastante interactuar y sentirse parte de la decisión de los artistas, de su repertorio. La otra vez no paraba de decir que era como un viaje a la Luna: estás en tu casa pensando que estás transmitiendo a quien te quiera ver desde sus hogares, en una tele”.

Y ese hogar al que la gente accede desde su propio hogar -y al que a su vez deja entrar- produjo la singularidad de una intimidad que hace recordar a las que decían experimentar los espectadores en las primeras emisiones televisivas. “De hecho los actores de las novelas se ven saludados por la gente como si fueran amigos: desde tu casa hay algo que hace sentir que surge el amigo, porque estás dentro de su casa. Yo no estaba en la cocina sentada con un micrófono, sino que fue una situación en la que se incorporaron elementos comunes de un hogar: la heladera, una pava, un lavarropas, una sábana, era un hogar en el que la gente pudiera imaginarse como yo en lo cotidiano vivo con la música. No tuvo el encantamiento del vestuario de un concierto, fue entrar a mi casa a ver cómo canto. Mi prima me hizo reír porque en un momento abrí un baúl y dijo: ‘Ah, el baúl de los juguetes cuando éramos chicas’.

-Una intimidad no disfrazada.

-Exactamente.

Por eso, por los errores que se quieren mejorar y porque se dieron cosas de una diversión novedosa (“descubrir por los aplausos que el vecino está mirando, pedir un grito y recibirlo cuando estaba cantando el siguiente tema por el delay”), es que quiere “una segunda oportunidad. Es muy emocionante que la gente acompañe artistas, porque estamos viviendo momentos muy difíciles, un momento bisagra, de ruptura de muchos patrones de muchas cosas ya sabidas: ahora de repente no se sabe nada cómo hacer. Ni siquiera sabemos cómo funciona esto. Estás comprando una entrada que vale menos que la de un teatro y la ven varios en la casa; a veces la gente se pasa el código como para pagar menos. Entonces eso también es un pedido a la gente, que ayude a los artistas que estamos intentando algo, además de sobrevivir a este momento porque no sabemos cuándo se va a volver”.

Roger es de las artistas que aprovecha su talento para alertar sobre problemas que cree acuciantes: el de ella es, justamente, el medio ambiente. “Me parece que la humanidad tiene un momento bisagra para poder reflexionar acerca de todos los comportamientos, no sólo hacia el medio ambiente: hacia las cuestiones afectivas, de relaciones, de la sociedad; muchas cosas quedaron a la vista, hay muchos comportamientos que no están buenos. Con todo lo que logramos hacer con nuestra cabeza y nuestra inteligencia es realmente estúpido explotar al medio ambiente como lo estamos haciendo: es el lugar donde habitamos, de donde sacamos todo, hasta el aire. Pero bueno, está el paradigma del dinero. Estamos en una crisis y tal vez sea el momento de empezar una especie de revolución, no violenta o a la fuerza, sino que empezamos a ver de qué manera vivimos de otra manera.”

-Sos optimista.

-Muchas mentes se han despertado, muchas conciencias. Hay gente que empezó a hacer huertas, y es cierto: en un departamento mucha cosa no podés hacer, aunque podés hacer más de lo que creés. Pero eso te hace pensar por qué estamos todos en el mismo lugar teniendo el país que tenemos: todos en la misma ciudad, en el mismo edificio de departamentos. Ahora que se abre porque Internet te hace trabajar desde tu casa, creo que muchas personas se deben estar cuestionando el hecho de estar viviendo en la gran ciudad, que lleva a que ahora tengamos problemas con el agua, la luz, el gas. Todo esto es como la evolución del ser humano, el aprendizaje, la reflexión. Tantos días encerrados en casa: ¿cuántas parejas se enamoraron otra vez?, ¿cuántas se dieron cuenta de que no va más?, ¿cuántas familias pudieron reencontrarse? Tengo amigos con hijos adolescentes que dicen: ‘Ay, estamos teniendo almuerzos y cenas juntos, charlas, discusiones’. Veo ese lado positivo de la pandemia, aunque hace una semana tuve que despedir un tío de 86 años y no lo pude saludar. Todas estas cosas nos hacen valorar el momento presente con nuestros hijos, nuestros hermanos, familiares mayores; ojalá mucha gente se ocupe de ese lugar y no el de la queja de lo mal que lo están pasando. Vivimos tiempos difíciles que nos hacen valorar lo verdaderamente importante. No hay mucho margen para joder porque todo esto se puede ir de un día para el otro. ¿Hay que esperar a tener un Covid para hablar de estas cosas?, ¿cuánto tardamos en decir lo que sentimos a esa persona que tenemos al lado? No hay tiempo. Es un momento de suma reflexión. ¿Hasta dónde esperamos para hablar de la muerte? Mi tío habló de la muerte y nos enseñó, nos dejó lecciones de cómo irse.

Con la contundencia y la pasión sosegada con la que sorprendió al mundo, cierra: “Quizás había algo estancado en las obras que se venía haciendo, ahora se pueden hacer muchas comedias a partir de todas estas conversaciones por Zoom, hay situaciones muy bizarras. Pero además de darle ese contenido que se había estancado con las sesiones de terapia -mucha obra de psicoanálisis-, ahora creo que hay un abanico que se abre de otras posibilidades, vivencias que tuvimos este año y no habíamos tenido antes. Ojalá todo sea para lo mejor, yo tengo esa mirada”.


















Elena Roger Presenta: Vivo en Vivo. Streaming From Home. Con Javier López del Carril en guitarra. 2 únicas funciones en octubre: sábado 3, 21 hs, domingo 4, 20 hs. Entradas en www.nubecultural.com