Imposible transcurre en una noche entre silencios e instrumentaciones bellas y prudentes. En ese espacio Herrero despliega palabras, emociones y pesares. Dialoga con un pasado propio y colectivo, pero desde el presente y entreabriendo puertas a lo que vendrá. De «Villaguay, vidalita de la vuelta» (Juan L. Ortiz/Walter Heinze) hasta «Lavanderas del Río Chico» (Gustavo Leguizamón), pasando por las historias de «Imposible» (Juan Carlos Franco Páez), «Chacarera de las piedras» (Atahualpa Yupanqui/Pablo del Cerro), «Chaya de la albahaca» (Armando Tejada Gómez/Gustavo Leguizamón) y «La Noche» (Buenaventura Luna), entre otras. El trabajo incluye una grabación encontrada llamada «Tres tangos errantes»: versiones de «Volvió una Noche», «Soledad» y «Por una cabeza» grabadas junto al gran Gerardo Gandini.

–Me gusta la idea de comunidad. Todo esto no sería posible sin Pedro Rossi (guitarra), Ariel Naón (contrabajo), Martín Pantyrer (clarinete bajo), Mario Gusso (percusión). También incluyo a Santiago Giordano (productor) y Lilian Saba (arregló y dirigió «Lavanderas de Río Chico»). La decisión final siempre queda en mí. Pero no viene de la nada. Surge de múltiples conversaciones, ensayos y errores. Diálogos feroces y, al mismo tiempo, muy gustosos. La música es como decía Spinetta: «Todos estos años de gente». En múltiples conversaciones e interrogaciones uno va alimentando los horizontes sonoros que lo van representando.

–¿Qué alimentó el horizonte sonoro de Imposible?

–Primero el pasado. La tradición, pero no como algo petrificado y sin futuro. Entonces aparecen composiciones que representan mi historia y la de muchos, como «Villaguay, vidalita de la vuelta», el pueblo donde nací, y «Lavanderas de Río Chico», que tiene que ver con el oficio de mi abuela. Son paisajes que casi no existen como fueron narrados, pero con los que me gusta conversar. Composiciones de autores más conocidos como Yupanqui y el Cuchi Leguizamón y otras de muchísima menos llegada, como las de Walter Heinze o Juan Carlos Franco Páez. También disfruté mucho haciendo por primera vez un tema de Buenaventura Luna. Pero no se trata sólo de que me gusten los temas. La clave es si podemos agregarles algo. 

–»Imposible» es una vidala hermosa, con una letra muy bella y una gran historia detrás.

–Claro. Yo la conocí no hace tanto. Me conmovió desde siempre la letra y la historia no se queda atrás. El disco pudo haber tenido otros nombres. Pero sentí que a partir de encontrarle la vuelta a «Imposible» se abrió el disco. La letra la hizo Juan Carlos Franco Páez, que fue teniente del Ejército Argentino. En determinado momento el ejército capturó al anarquista Severino Di Giovanni y montó un juicio para justificar el fusilamiento que ya estaba decidido de antemano. A Franco Páez le dieron la orden de ser el defensor legal de Severino y se lo tomó muy en serio. Al ejército no le gustó nada tanto esmero, por lo que después de fusilar a Severino le dio de baja a Franco Páez. Más allá de la anécdota, Páez tenía una enorme sensibilidad que queda muy de manifiesto en «Imposible».

–¿Te preocupa el presente de nuestro país?

–¡Y cómo! Estamos viviendo una nueva Revolución Libertadora. Ni el menemismo hizo tantas barbaridades tan rápido. Así de simple. Los despidos, el ajuste brutal, el ninguneo a la las Abuelas, la persecución y desaparición de cualquier símbolo que relacionen con el gobierno anterior son brutales. Están haciendo un daño terrible y son muy peligrosos. Por eso no me gusta reírme ante sus monumentales furcios. Puede resultar jocosa la torpeza de Macri cuando dice «vamos a hacer lo menos posible por los que menos tienen». Pero el ridículo no mengua su capacidad de daño.

–¿Cómo resistir a todo eso? 

–El otro día nos juntamos con León (Gieco) y Víctor (Heredia) y hablábamos justamente de esto. Hay muchas batallas por dar. Pero hay que darlas con mucha inteligencia porque ellos cuentan con aliados muy poderosos y un cerco mediático como nunca vimos. Hay que movilizarse, tocar apoyando todas las causas posibles, estar atento, acompañar a los más vulnerables… Y también hacer lo de uno hace de la mejor manera posible. Más concentrado, más efectivo, más concreto que nunca. Entre tanto globo y papel picado, yo voy por la memoria y la templanza.

La noche y el lirio

–Tu imagen no está en la tapa del disco. ¿De alguna manera el lirio sos vos?

–Puede ser, como no. Le dije a Nora (Lezano) que ella se encargara de todo el arte. Lo único que le pedí es no aparecer yo en la tapa. En un momento le sugerí una puerta entreabierta y me dijo que era una berretada. Así que son todas ideas de ella y me parece que representan el disco a la perfección. A veces creo que Nora vea las cosas antes que el resto de los mortales. Lo que más me gusta de la estética que construyó para Imposible es que siempre se le pueden encontrar nuevos significados. 

Rescate

Gerardo Gandini fue un pianista y compositor excepcional. La mayor parte de su obra se desarrolló en el ámbito de la música contemporánea. Pero también se destacó en su participación en el último sexteto de Ástor Piazzolla y en las distintas expresiones de su concepto “postangos”. “Era un músico y una persona extraordinaria –señala Herrero–. Queríamos hacer un disco juntos y Gerardo propuso que fuera sobre composiciones de Gardel. Fuimos al estudio e hicimos ‘Volvió una noche’, ‘Soledad’ y ‘Por una cabeza’. Fue un gran desafío porque no soy una cantante de tango y porque la mirada de Gandini siempre fue muy audaz. Las agendas impidieron terminar el disco. Pero gracias a sus hijas pudimos recuperar y editar este material”.