“Nos planteamos que es un nuevo comienzo, y sabemos que va a ser difícil empezar, pero vamos a intentar transmitir a la gente que este es el principio de un contacto que va a ser más frecuente”, define y promete Gabriel Peluffo acerca de cómo será el reencuentro de Buitres con el público porteño en particular, y el argentino en general. “La idea es retomar el contacto que teníamos hasta 2019, y que interrumpió la pandemia -cuenta sobre el show del próximo 15 de julio en Uniclub-. Primero nos planteamos defender este disco, Mecánica Popular (2019), y retomar el plan original de ir a la Argentina, e incluirla en el circuito que ya tenemos acá en Uruguay.”

-¿Cambió la idea sobre la presentación de Mecánica Popular respecto a la que tenían previa a la pandemia?

-Lo primero que te lleva a reflexionar como artista sobre toda esta situación, primero, es que necesitás vitalmente salir a tocar; segundo, que se trata de reconstruir algo desde los escombros: tenemos que ser conscientes de que estamos en una etapa de reconstrucción y tenemos que estar muy seguros de cuáles van a ser nuestros pasos. No es como en otro momento, en que decías: “vamos a Argentina a ver qué pasa”. Es realmente un proyecto vital para la banda. Estamos en los últimos años de nuestra carrera, por la edad que tenemos, y la idea es tratar de conectarnos con el público argentino, que sabemos que es mucho: ahora las plataformas te permiten conocer desde donde se escucha tu música, y es considerable la gente que nos sigue en la Argentina.

Mecánica Popular es el disco número 13 de este grupo emblemático del rock uruguayo, que tuvo su origen a fines de la década del 80 como heredero natural, por decirlo de alguna manera, de Los Estómagos, una banda que había irrumpido y refrescado la escena musical uruguaya en 1983.

El primer show de regreso de la pandemia fue en Uruguay en febrero pasado, al aire libre, y Peluffo aseguro que fue fenomenal, “realmente catártico; fue muy fuerte”. Después sucedió otra cosa: “Nos dimos cuenta de que estaba costando un poco volver a la concentración o a las intensidades; no a la física de la exuberancia. Era como si todos, incluidos los músicos, después de tanto tiempo quietos quedamos conmovidos, sin espacio político, sin ejercicio político”. Más tarde hubo otro en Salto, Uruguay, que “fue un show como los de antes de antes, es decir ‘de antes’ como en los ‘90; nos hizo acordar a tiempos pretéritos” (risas).

-En este camino que marcas como de un inicio de despedida, ¿cómo se encuentran dentro de la música rock, que cuando ustedes empezaron era central y ya no lo es?

-Es una charla interna que muchas veces tenemos: en qué lugar estamos nosotros en la música y en qué lugar está la música general. Creo que antes de que se produjera el fenómeno de transición hacia el desplazamiento del rock como figura dominante de la música popular, antes de que se empezara a producir esa retirada, nosotros tuvimos la fortuna de darnos cuenta de que no podíamos ser una banda de estilo: supimos rápidamente, a principios de los 90, que si nos quedábamos ahí íbamos a morir rápido. Entonces intuitivamente la banda exploró algunos caminos que no tenían que ver con el rock clásico. Y tuvimos la suerte de sacar un disco muy emblemático en el 2001 (Buena suerte… hasta siempre), otro en el 2003 (Mientras) y otro del 2004 (Maraviya), en los que hay una cantidad de temas que se transformaron, acá en Uruguay, en temas muy populares. Y tuvimos la suerte de ser unos tipos que a los 40 años recalamos en una generación adolescente. Pero después ya no conectamos más con generaciones más jóvenes, ya el público que quedó creció con nosotros.

No obstante, a veces los más jóvenes van a verlos. “Los chicos vienen a ver nuestros shows porque les gusta el vivo, y después van a bailar y escuchar otra música diferente, que es la música que escuchan todo el tiempo. Y eso está bueno, porque es el vivo y ahí hay algo todavía que va a perdurar. Obviamente nosotros no vamos a ver la decadencia absoluta del rock como la generación de tangueros vio la del tango. Pero se está retirando”. No hay nostalgia en la frase de Peluffo, más bien una reflexión que aún no está cerrada. “En los fenómenos que no son constantes siempre aparece, en el remanso, el cantautor, el tipo que agarra la guitarra y canta su tema. Ese fenómeno siempre existió. En muchos períodos aparece la rehabilitación del tipo solo cantando en un boliche y ese fenómeno no deja de existir. Hasta (Bob) Dylan lo hizo. Y ese fenómeno puede alimentar cualquier estilo. O sea, es medio difícil que desaparezca la melodía de la canción. Es más, dentro de la música nueva, traperos y raperos siguen utilizando, no sé si en las pausas o en los puentes, melodías clásicas, inclusive los ganchos más populares de la historia de la música, los lugares más comunes. Y esto no es una crítica a la música de las nuevas generaciones, que después de mucho tiempo volvieron a entusiasmarse con la salida de producciones de pibes y pibas de su misma generación.”

Buitres
Presenta su disco Mecánica Popular y repasa los clásicos de su carrera. Viernes 15 de julio a la 19 en Uniclub, Guardia Vieja 3360.