«Un monstruo creado por las partes cortadas, extirpadas del folklore argentino, con géneros en extinción, para que pueda tomar un nuevo impulso al juntarlos». Así describe Acho Estol su creación más reciente, Folkenstein, su quinto disco solista, el disco que presentará todos los sábados de julio en el Torquato Tasso.

Es una de las definiciones posibles del CD de 12 temas que tiene casi otros tantos géneros y casi la misma cantidad de intérpretes: Pablo Dacal, Adriana Varela, Daniel Melingo, María Pien, Hernán Lucero, Laura Ros, Manuel Moretti, Lidia Borda, Cucuza Castiello y Dolores Solá. Al disco también le caben otras, como las relacionadas con el descubrimiento, la búsqueda, el espíritu rockero que allá en los ’90 lo llevó junto con su pareja artística y en la vida, Dolores Solá, a dejar precisamente el rock para dedicarse al tango con La Chicana. «Así como el rock lo tocan los tangueros o hacen tango con impronta rock, o en Cosquín se toca tango, las fronteras musicales de los géneros se están difuminando –revela Estol–. Y eso es una ventaja para la música popular argentina. Como sucede con la MPB (Música Popular Brasileña), en la que entran Tom Zé, Os Mutantes, Gilberto Gil, Caetano, los géneros no importan tanto, se trata siempre de MPB».

El multiinstrumentista agrega: «En el tango hay mucha movida de la juventud, pero en el folklore se instaló la idea de que lo moderno era electrificarlo, hacer una especie de folklore pop. Creo que el tango es parte de la música folklórica argentina. Y así como hicimos La Chicana para rescatar tangos de los inicios, que prácticamente se habían dejado de tocar, ahora quería hacer un folklore desde otro lugar», señala el músico.

La experiencia de girar por Europa con La Chicana también le mostró a Estol que en otros países los géneros vivían y pervivían gracias a los intercambios mutuos y constantes que sucedían entre ellos. Y acaso por su formación académica, aquí es donde el guitarrista, compositor y ocasional cantante comienza a disparar una serie de ejemplos como el flamenco y la influencia de Hendrix; «o la cumbia, que hay tantas como lugares: tenés la colombiana, la villera, la más rockera del norte de México, la más culta, con arreglos sinfónicos, de Chile. Entonces me parece hay que fomentar desde la música popular ese tipo de mestizaje. Y sin dejar lo que puede aportar la academia, de la que el tango tiene un montón. Creo que entre lo popular y la academia está la posta». Y como ejemplo, dice: «Charly es mi músico de rock favorito, y tiene una formación académica enorme, pero el origen está en la canción».

Antes que temer ser acusado de hacer world music, Estol plantea una discusión sobre las definiciones: «Un clásico lo es porque en su momento fue muy original y disruptivo. El Guernica fue y es tan moderno que es para siempre. El mundo que busca la modernidad explora lo antiguo, las raíces. Parece un cliché, pero es bien profundo. Los Beatles instalaron esa idea de cambio constante y de modernidad en la música buscando en las raíces de las músicas del mundo, desde la música celta hasta la hindú. Tal vez ellos fueron los primeros en hacer world music como verdadera vocación de lo moderno, y en los ’90 las disqueras desesperadas por la ganancia les pusieron una base tecno a géneros de distintos lugares del mundo».

Estol también es muy reflexivo sobre la saturación que pudo producir el exceso de información. «Ante la sobreabundancia de información necesitás contexto. Si a los 20 años me decían que iba a tener la música del mundo en el teléfono me moría de alegría, pero ahora veo que es una herramienta de confusión –puntualiza–. A mí me gustaba Queen, y quería saber cuáles eras las influencias de Queen. Harrison, cuando tocaba la cítara, te estaba diciendo: me gusta el porro, me gusta esta música y me interesa Ravi Shankar. Si veo un video del gamelán indonesio en YouTube sin ningún contexto, me va a aburrir; dentro de Sgt. Pepper’s… tiene otro significado. Cuando a vos te explican una música, un instrumento, cómo es la ciudad o la región en la que surgió, su gente, su cine, su teatro, sus costumbres, te dan ganas de saber más, de descubrir».


¿Cuándo?

Acho Estol y La Chicana + invitados presentan Folkenstein todos los sábados de julio en el Torquato Tasso, Defensa 1575 .