Es de esos personajes que encontraron un estilo propio de narrar, y de hacer arte en general, que concuerda con su particular mirada del mundo y de la realidad, relatando historias de los márgenes, con un estilo disruptivo, que navega entre lo clásico y lo moderno. Esto es lo que se puede disfrutar, hasta el 2 de noviembre, en la Sala Leopoldo Lugones del Complejo Teatral de Buenos Aires, en el ciclo Gonzalo García Pelayo. Cine Insurrecto, una retrospectiva que repasa las diferentes etapas de la filmografía de este creador español.

“Es una alegría mostrar mis películas más representativas. He hecho 24 películas, pero estas diez representan una mirada de las cosas. Sobre todo quiero intentar conectar con el público y el cine argentina, que me encanta. Tengo amigos y me gustaría explorar la chance de trabajar más aquí”, comenta García Pelayo, que espera también estar en el festival de cine de Mar del Plata, para seguir afianzado la relación. “Hay una manera de narrar y de producir con la que me siento muy cercano, más allá de la admiración que me provoca su manera de contar historias.”

Curado por Álvaro Arroba y Diego Brodersen, este ciclo sobre su obra ofrecerá 10 filmes que dan cuenta de parte de su producción inicial (en los 70s y 80s), pero también de su presente, exhibiendo algunos de sus recientes estrenos. “Con los años fue evolucionando mi manera de contar. Empecé con 28 años y ya tengo 76, supongo que tengo más ideas de cuestiones técnicas, pero siempre intento tener una misma actitud: ser verdadero y encarar las historias con energía. Lo que si trato es de no cometer los mismos errores. Pero cada una de las etapas reflejan momentos que  tu vida y eso está bueno verlo”.

Algunas de las películas seleccionadas fueron rodadas entre 2021 y 2022,  y son cintas que forman parte del proyecto 10+1 (11 películas filmadas en 1 año), una idea que inició en Sevilla (en plena pandemia), con el rodaje de Dejen de prohibir que no alcanzo a desobedecer todo, donde con una poética bien del sur de España, hace una crítica  a la vida actual y la sociedad.  Esta es una de las más recomendadas y esperadas del ciclo. “No fue hecha desde una dimensión política o panfletaria, sino desde la mirada del arte.  Como este estilo de vida es una obsesión que  nos elije. El arte nos encuentra, no nosotros a él. Esa sería la frase que la resume. Además creo que también hay una mirada de la situación actual, con temas como la influencia de la inmigración a la vida artística de Andalucía. En la película aparecen un chico peruano, un chico cubano, un venezolano, que se adaptan a la tradición musical y creativa que tenemos en el sur y la enriquecen”, reflexiona el realizador sobre este film.

Sobre su relación con el cine español, García Pelayo comenta: “Ojalá hubiese encajado, porque me hubiese ayudado desde el punto de vista del marketing. Ser parte del nuevo cine español, o de la nueva ola, o como quieras llamarle, me hubiese permitido que más gente viera mi trabajo. Pero  siempre me sentí solo, es decir mi manera de ver el cine no coincide prácticamente con nadie en España: sobre todo cuando empecé, y recién ahora hay algunos jóvenes que rescatan lo que hice. Y está bien, no me quejo.  Mi estilo, o el que fue forjando con la experimentación, siempre fue propio. Hay influencias de Andalucía, porque soy de allí, pero siempre son cosillas que me interesaron y les puse mi manera de contar, sin esperar nada. Creo que estoy más en la línea de un cine clásico francés o italiano, salvo por Buñuel, que es español pero que fue en Francia que desarrollo su cine, y fue una gran influencia, claro”.

García Pelayo fue considerado en algún momento el eslabón perdido entre Buñuel y Almodóvar. “Me gustó mucho que me ubiquen entre esas dos referencias que respeto y admiro, como Luis García Berlanga. Pero nunca me sentí dentro del cine español” afirma. Sobre la producción local, comenta: “Me encantan los actores argentinos y su manera de dar verdad a las historias. Son formidables, muy naturales. Por eso mi intención de insertarme, y ojalá se pueda, para poder dirigir tantos talentos que ustedes tienen. En el próximo tiempo me gustaría ver si algún de los proyectos que tengo, los puedo desarrollar aquí. Me encanta lo que hace y como lo hacen. Por ejemplo, Historias extraordinarias, de Mariano Llinas, o últimamente Smog en tu corazón, película dirigida por Lucía Seles, son si dudas de las mejores películas que vi en mi vida. Y eso que uno vió François Truffaut o John Ford y tantos otros clásicos”.

Gonzalo García Pelayo tiene un lado creativo, que además de cine lo han puesto entre otras actividades a ser productor musical (con artistas de la talla de Víctor Jara, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés o María Jiménez, por mencionar solo algunos) y ser  autor y editor literario (tiene una editorial propia, Gong Literatura). “La música del sur de España es parte de mí, pero también explore muchos géneros, como el rock y  siempre admire a Los chalchaleros, por nombrar a uno de los suyos, siempre fui abierto. Igual que con hacer libros, deje siempre fluir lo que me surgiese”. Además, se reconoce un optimista empedernido. “Siempre tuve nostalgia del futuro. Hoy en día que la queja parece estar de moda, creo mi método para siempre encontrar motivación para expresarme. Parece muchas veces que uno no puede ser artista si no es pesimista. No estoy de acuerdo. Es algo que se instaló en el existencialismo después de la segunda Guerra Mundial, y sigue aún hoy. Con el interés del propio marxismo que las sociedades occidentales se sientan derrotadas, para facilitar el trato con ellas. Yo estoy alejado de esa corriente. Tengo confianza en lo que que vendrá”.

El español también tiene un lado “científico” desarrollado, como jugador profesional de ruleta, Black Jack, Poker y apuestas deportivas: hace años realiza un estudio matemático que lo llevo en los ‘90 a encontrar una forma legal con la que pudo hacer saltar la banca en varias oportunidades. De hecho diseñó un método para ganar en las mesas de ruletas de los casinos, y avanza en un proyecto relacionado con criptomonedas. “Es una manera de ganarme la vida. Lo tomo como algo separada de lo creativo. El poker me gusta, pero por ejemplo la ruleta no disfruto el juego, sino ganar. Entonces fue tratando de investigar para lograrlo, estoy pendiente de ello, como un trabajo. Lo mismo los bitcoins. Es un trabajo. No soy analista, ni financiero, solo analizo técnicas de juego”, cuenta García Pelayo. “Con lo que gano allí, compro la libertad de poder hacer lo que quiera en mi otra parte, la creativa.”  No cree en el azar: tiene un sistema. “Me gusta el esfuerzo de pensar, de tratar de sacar agua de las piedras. El cine o la música es algo más catártico, esto es más intelectual. Da satisfacción, claro, porque es un reto, como ganar un partido en un deporte por un plantamiento tactico inteligente, y ganar de manera sistemática es una de las cumbres de mi vida, sin dudas, pero lo separo de mi otro costado como creador. Repito, solo me dio libertad de hacer lo que quiera”.

Según su mirada, la parte abstracta de la inteligencia no debe ser contaminada por la sensible. “La intuición y la corazonada, o la inspiración, o la superstición nada tiene que ver con algo que requiera un, por ejemplo, análisis matemático. Dos más dos son cuatro y listo, nada mas que decir. Pero al contrario, hay que hacer lo opuesto. Si estamos creando algo artístico, no hay que tener respeto a las normas o reglas de la lógica. Seguir el instinto animal, mas que a nuestro ser racional, eso creo que es la clave”.


Gonzalo García Pelayo. Cine Insurrecto.
Ciclo con lo mejor del cineasta español, se proyectarán películas de distintas épocas como Vivir en Sevilla (1978), Rocío y José (de 1982), Dejen de prohibir que no alcanzo a desobedecer todo (2021), y Diario de Tamil (2022), entre otras. Hasta el 2 de noviembre la en Sala Leopoldo Lugones, Av. Corrientes 1551.