Ignacio Montoya Carlotto siempre tuvo al aura del jazz bajo su horizonte. En Todos los nombres, todos los cielos, su flamante álbum de estudio, el pianista y compositor olavarriense finalmente logró materializar una grabación con su trío. El hecho no es menor porque con esta formación recorrió –artística y geográficamente hablando– mucho camino, pero por varias razones la oportunidad de dejar registro técnico de ese andar le resultaba esquiva. Hasta ahora.

El álbum que será presentado formalmente este miércoles en el Auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional ofrecerá la oportunidad perfecta para encontrarse con la actualidad del pianista en compañía de Nicolás Hailand (contrabajo) y Samuel Carabajal (batería y percusión), viejos compañeros de ruta en otros proyectos de Montoya Carlotto. El show presentación del material dará cuenta de los ocho temas del álbum –una cruza entre diferentes ritmos de la música de nuestro país y, por supuesto, el lenguaje del jazz–, aunque también recorrerá diferentes lugares de su discografía.

«Sacar un disco en estos tiempos tan difíciles es ir a contramano de casi todo. El formato físico está pasando por un momento crítico, pero es ahora cuando hay que hacer más cosas, por ejemplo más obra. Esto es lo primero que hago para Ceibo Música, un sello nuevo que aporta a la patriada de materializar música. Por eso mi alegría de tener algo reciente en la calle y, sobre todo, de que sean composiciones a las que les pusimos mucho esfuerzo y trabajo», destaca Montoya Carlotto.

Todos los nombres, todos los cielos tomó forma a partir de una circunstancia grupal que terminó desencadenando una nueva dinámica. Así lo explica el pianista y compositor: «Yo vivo en Olavarría y toda la gente con la que toco es gente de ahí, incluido mi septeto. El embarazo de la cantante de ese proyecto aceleró más mis ganas de volver al trío, así que comenzamos a tocar un montón, empecé a armar música en ese formato y a principios de 2018 la idea del disco ya estaba instalada. Me puse a escribir piezas para piano pensando en orquestarlas entre tres y de esa forma nació lo que hoy es Todos los nombres, todos los cielos. Tengo una raigambre jazzística y el formato trío es ideal porque tiene una impronta muy ligada a este género: siempre quise una formación así, inclusive el baterista y bajista son del septeto, de manera que todos nos conocemos mucho y estamos muy a mano. A lo largo de mi vida había tenido muchos intentos, pero es la primera vez que me propuse y concreté grabar con esta formación».

El nombre del álbum resume a modo de homenaje un sentir de Montoya Carlotto. Se trata de un material con una dedicatoria precisa: «Hay dos temas del disco que se vinculan mucho con lo afectivo, me refiero a ‘La mujer que tenía todos los nombres’ y ‘El misterioso aviador de todos los cielos del mundo’. De esa conjunción salió el nombre de este disco, que está dedicado a mis padres biológicos –Ignacio es el nieto restituido 116, hijo de Laura Carlotto y Walmir Montoya; su abuela es Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo–. El arte de tapa también está inspirado en eso, porque se puede ver un paisaje de la Patagonia, un espejo, lo agreste, el avión, la mujer. Sentí que conceptualmente todo cerraba».

Si bien editar una obra en estos tiempos mucho tiene de tarea titánica, se hace todavía más difícil cuando se juega en las ligas de la independencia autogestiva. Montoya Carlotto bien sabe de esas carencias que lo condicionan tanto a él como a cientos de músicos locales: «Es muy difícil todo lo que gira en torno a la producción cultural. Yo tengo siete discos, pero no todos están en formato físico, y si bien es fácil poner tu música en la red, lo que no tiene materialidad termina en un limbo, porque hay tanta información disponible que nadie te escucha. Si el Estado no interviene y protege nuestra cultura, todo queda en manos del mercado y eso es nefasto. De esa manera perdemos todos», concluye.  «

¿CUÁNDO?

Ignacio Montoya Carlotto Trío presenta Todos los nombres, todos los cielos. Este miércoles a las 19 en la Biblioteca Nacional, Agüero 2502. Entrada gratuita.