“La muerte joven genera un mito: tenía toda la vida por delante; y capaz si ese pibe seguía viviendo no pasaba nada. Para nosotros era muy importante que la violencia del propio Jesús esté y se vaya apoderando de su primo, porque siempre estábamos hablando de la construcción de la identidad, como creemos que se constituye la identidad en la adolescencia”, define Maximiliano Schonfeld la búsqueda de su gran film, Jesús López, que se estrena este jueves.

Como la identidad, la violencia también tiene una construcción. Y por qué no, una identidad. Por eso la muerte de un joven, Jesús López, al que le gustaba correr carreras de autos, da lugar a la trama: su primo, en lo que parece el tránsito hacia la salida del duelo de toda la comunidad por la muerte de Jesús, va tomando su lugar. 

“Me interesa que las películas puedan retratar esos pequeños movimientos sociales que quizás no se ven tanto. Y que en Entre Ríos lleva a que cada vez más los jóvenes se tengan que ir a ciudades más grandes. La película da cuenta de la sensibilidad de sus movimientos, de lo que hay detrás; la ficción te permite poder tensionar un poco esa sensibilidad de sus movimientos, es mejor para llegar al corazón de la cuestión. Y en este caso sobre todo me interesaban los movimientos de ida y vuelta de mi propio pueblo, cómo se constituyen estas nuevas identidades que tienen que ver con un problema mucho más grande que es imparable: la agricultura; no es solo un desarraigo de las personas, sino de la propia naturaleza.”

Pero esa ficción no es aleatoria, y menos responde a un momento de inspiración. Atrás hay un concepto que se fue armando a partir de un deseo mayor. “Tenía la sensación de que se aburría, que había como una comunicación a gente que no quería ver ese tipo de cine, entonces me plantee una película que tenga esas secuencias de acción», dice sin ninguna intención de justificarse por el cambio de registro luego de Helada negra. “Nunca había filmado nada parecido a eso, ninguna secuencia de acción de esas características”, puntualiza sobre la última secuencia de la película. “Había una necesidad de tener otro tipo de comunicación para con el pueblo que estaba retratando. Porque con las películas anteriores si bien la idea era la captura de un tiempo y una forma de estar en esos espacios, después cuando la gente la miraba en Entre Ríos tenía la sensación de que se aburría, como que no quería ver ese tipo de cine.”

Como en aquella vieja canción de Sui Generis, tal vez Schonfeld se preguntó para quién filmo yo entonces. “Me planteé una película que tenga esas secuencias de acción dentro de una que tenga otras características narrativas. También estaba la idea de jugar con la velocidad y esa forma de vida, que está tan arraigada en los pueblos de Entre Ríos, con los jóvenes muertos por los accidentes de tránsito.” En esa búsqueda de velocidad y violencia que no se puede contener, Schonfeld considera que “hay una especie de vía de escape. Entrevistamos a muchos jóvenes que hacían picadas y habían perdido amigos y amigas, y mostraban que hacer este tipo de actividades es una vía de escape”.

Claro que nadie escapa porque sí: siempre hay un por qué, incluso cuando no se sepa o no se entienda a qué se debe. “Eso está atravesado por el avance de la agroindustria, una especie de no futuro. La agroindustria necesita muy poco trabajo en sí, cada vez necesita menos gente porque las máquinas automatizadas prácticamente hacen todo, entonces hay una migración que es parte de un sistema mucho más grande y que no sé si tenemos vuelta atrás. A mi manera de ver la provincia está siendo totalmente devastada.”

Y cuando se huye sin entender de qué ni por qué, la muerte incrementa sus probabilidades. “Todo el mundo queda en offside con la muerte joven, sigue de largo porque se descoloca el espacio-tiempo de todos los que están alrededor”, reflexiona.

-Una marca indeleble.

-En un momento accedimos a un estudio psicológico de hace muchos años sobre qué pasaba en los cuerpos de los que quedaban vivos, y encontramos que la violencia es el primer síntoma de duelo en los jóvenes; y que en los que quedaban equivalía a un miembro amputado, una parte del cuerpo que no se va a regenerar. A partir de ahí empezamos a armar escenas que iban a favor de esas teorías.

Premios no le faltan a este gran film: Mejor Largometraje en Competencia Latinoamericana en Mar Del Plata, Premio Principal en Biarritz, Mejor película y premio del Público en el FICER (Festival Internacional de Cine de Entre Ríos). “Después del festival hicimos una proyección en Valle María -que es donde rodamos-, le dimos el premio que ganamos en Biarritz e hicimos un gran festejo. Para mí es muy importante poder mantener un diálogo vivo y que la propia comunidad se apropie de las películas que hacemos, no es que uno filma y se va, sino que es la construcción de un diálogo y un pensamiento.”

-Además ahora te van a ver porque tenés acción.

-Claro -dice entre carcajadas-. No se van a embolar tanto.



Jesús López

Dirección: Maximiliano Schonfeld. Guión: Schonfeld, Selva Almada. Con Lucas Schell, Joaquín Spahn, Sofía Palomino, Ia Arteta, Alfredo Zenobi, Paula Ransenberg, Romina Pinto, Benigno Lell. Estreno jueves 3 de febrero MALBA y Gaumont; Cine.Ar TV, (viernes 4, 22 hs).