Luego de secuestrar a la hija de un poderoso traficante de diamantes de Ciudad del Cabo, la banda de criminales se encontrarán con que las cosas no son tan sencillas, y que lo macabro existe y está contra ellos.

Quien haya visto el tráiler estará al tanto de la sencillez de esta trama, aspecto en el que tanto escritores como director (que es uno de los guionistas) no se preocuparon mucho en complicar. Al contrario, la hacen bien fácil y ligera, cosa de poner a funcionar eso que llaman «macabro» cuanto antes:

 

Tampoco lo macabro es muy intrincado. Se trata de una posesión lisa y llana (de ahí el título para la Argentina), cuya principal característica es su gran poder de regeneración y perpetuación a través de la toma de cuerpos femeninos. Algo que, antes que mantenerla dentro de las reglas tradicionales del género, pone a la película en contacto con lo que sería el terror zombie. No es que llegue a ser tal, pero sí que puede reproducir su poder a medida que ataca humanos.

En el final seguramente está lo mejor de un film sin pretensiones que pasa más ligero que una comida rápida y sin atragantar. Allí habrá lucha, pelea, inmolación y algo de ingenio (no mucho, ojo). Un triunfo tan sencillo como la película, de fácil digestión para los amantes del género que buscan pasar el momento.

La posesión (From a House in Willow Street. Sudáfrica, 2016). Dirección: Alastair Orr. Guión: Catherine Blackman, Jonathan Jordaan, Alastair Orr, basado en la novelaFrom a House on Willow Street, de Cathy Kelly. Con: Carlyn Burchell, Steven John Ward. Zino Ventura. 90 minutos. Sólo apta para mayores de 13.