Cerró su primera temporada la serie dramática producida por USA Network, basada en el libro homónimo de Petra Hammesfahr. La historia se dispara en el primer capítulo y sin anestesia: una madre joven ataca sin motivo a un vecino ocasional de playa a los golpes y lo deja moribundo. Ningún antecedente de su vida cotidiana hacía prever semejante hecho. Tampoco ella tiene la mínima idea de por qué hizo lo que hizo. Es cierto que en esos primeros minutos se entiende que Cora Tannetti (Jessica Biel, de ella se trata) no está del todo en sintonía con su marido y su hijo; a su percepción, las cosas no siguen la lógica del resto de la gente con la que se cruza.

Ante el interrogatorio policial, sin más se declara culpable. Es conciente de lo que hizo aunque desconoce los motivos que la llevaron a cometer esa acción. Sin embargo, uno de los dos inspectores (Bill Pullman) que se hace cargo del caso y le toma testimonio, sospecha que algo -más allá de su homicidio, claro- no está donde corresponde, algo desentona en todo el relato de Cora Tannetti.

De allí la serie comenzará con los ya clásicos relatos paralelos de las series actuales. El pasado como parte del presente antes que el leitmotiv de que todas las acciones tienen consecuencias es lo que guía el esquema narrativo y el tempo dramático de la serie. Y ese copyright del esquema narrativo explica en buena medida la repercusión alcanzada por The Sinner (buenas críticas y popularidad). En otras palabras, The Sinner se encuadra en el tipo de relato que entiende que, antes que explicar el presente, el pasado se vuelve presente periódicamente porque hay episodios del hoy que se parecen a los de ayer, o hechos que de repente rememoran cosas ya olvidadas del pasado; en ese traspaso de tiempo periódico, su lectura vuelve a ser distinta, no sólo de lo sucedido en su momento sino de todas las veces que se lo recordó (u olvidó en sus detalles). En ese ida y vuelta el espectador, junto con todos los protagonistas (ella incluida), irán descubriendo indicios sobre las razones que motivan ese y otros de sus actos tan violentos como inesperados.

En sus ocho capítulos de 60 minutos se verá la sensibilidad que la mirada Derek Simonds -creador de la serie- guarda con los temas femeninos (When We Rise y The Astronaut Wives Club, esa gran olvidada, también son de su autoría). La suya es una mirada por demás original: sin ser mujer consigue ver todo muchas de las novedades que las mujeres tienen para traer a estos tiempos. Lejos de ser una especie de qué ven los hombres de las mujeres hoy, Simonds consigue empatizar con su dolor tan singular, hoy por lo general ajeno a los varones. A ellos los ubica en los ubica en la recepción de ese relato de las mujeres, una forma de que entren en la cuenta de que eso que a ellas les pasa, a ellos también les concierne.