Pocos se animarían a dudar que la vida de Carlos Tevez es de película. Sus triunfos en Boca, Brasil, Inglaterra e Italia lo transforman en uno de los jugadores argentinos más exitosos de la historia. Pero su durísima infancia, sus problemas familiares y su lucha por sobrevivir y triunfar le dan componentes todavía más épicos a su historia. La idea de hacer una serie surgió del director Adrián Caetano (Pizza, birra, faso, Un oso rojo, Sandro de América), se la comentó a Tevez cuando volvió de China, empezaron las reuniones de producción, la gente de Torneos se animó a hacerla realidad y finalmente se asoció con Netflix. El jugador de Boca siempre estuvo interesado en el proyecto, pero lo siguió de punta a punta para quedar satisfecho con los resultados y cuidar que no se desdibujaran los hechos y la intimidad de sus seres queridos.

Apache: la vida de Carlos Tevez está disponible en el gigante del streaming desde hace unas pocas horas –el estreno oficial fue el viernes–. La serie no se detiene en el Tevez triunfante en los estadios más importantes del mundo. Navega en su infancia y preadolescencia, signada por la pobreza y problemas familiares medulares. Esa infancia en la que se quemó con agua hirviendo, en la que su madre lo dejó para que lo criara su tía, en la que Fuerte Apache fue su hogar y terreno incierto, en la que desarrolló sus habilidades para jugar a la pelota y la voluntad de enfrentar toda adversidad.

Caetano sabía que la historia era potente. Pero no era un hecho menor encontrar al chico capaz de encarnar a Tevez. La búsqueda no fue sencilla, pero finalmente el elegido fue Balthazar Murillo, un pibe de 15 años, de Villa del Parque, que había empezado actuar en publicidades a los seis años, cuando acompañó a su hermano más grande a un casting. «Faltaba uno y me preguntaron si me animaba», cuenta. Hoy por hoy es el protagonista de una serie que vía Netflix llegará a todo el mundo, su agenda está muy apretada por las notas, pero también porque cursa tercer año del secundario en el colegio Agustín Tosco, en Villa Pueyrredón.

Cuando a Balthazar le confirmaron que iba a ser Tevez en esta serie por demás ambiciosa, tuvo claro que disfrutaría de un gran honor: «Me genera admiración por haber salido de un lugar como Fuerte y haber llegado dónde está ahora. Me incentiva a luchar contra los prejuicios». A los ocho años Balthazar concretó su primera aparición en una película con Luis Ortega, fue en Lulú, donde hizo de hermano de la protagonista. También fue parte del elenco de Un gallo para Esculapio, La fragilidad de los cuerpos y la serie Nafta súper, precuela de la película Kryptonita.

–¿Cómo fue meterse en un personaje tan popular?

–No sentí presión porque me gustaba la idea y conocía bastante de la historia de Carlitos, soy muy futbolero. Trabajé con una fonoaudióloga que me ayudó a hablar con la prótesis bucal que usé para sonar más parecido a él, y para imitar algunos gestos faciales, respirar por la boca y dejarla abierta, sacar la lengua, ese tipo de cosas que son tan reconocibles. Adrián (Caetano) y los compañeros me ayudaron mucho con su experiencia y consejos. Caracterizarme con maquillaje para tener una cicatriz casi igual también me ayudó mucho pese a que llevaba mucho tiempo hacerla: cuando la gente me miraba ya no era yo, era Carlitos.

–¿Qué te dicen tus amigos hinchas de Boca?

–Mis amigos se cagan de risa porque me conocen. Algunos, los de la primaria, me conocen desde a hace mucho y los de la secundaria hace dos años, pero todos me bancan. Pase lo que pase, voy a tratar de estar tranquilo, está bueno que la serie se pueda ver en muchos países. Pero me da timidez pensar en la exposición. Lo único que sé es que quiero vivir de la actuación, me gustaría recibir propuestas tan lindas como esta, me encanta lo que hago. Nunca estudié teatro, fui a clases, pero nunca me quedé, me gustaría hacerlo cuando termine la escuela.

–Te gusta mucho el fútbol. ¿Alguna vez soñaste con ser Tevez?

–Sí, soy muy futbolero, soy fanático, muy hincha de Independiente, y claro, como tantos soñé con ser jugador de fútbol, siempre estuvo en mi vida el deporte. Jugué en Parque, en Artigas, luego dejé dos años, hice rugby un año, pero volví al fútbol en Comunicaciones a jugar de once, en pasto. Después volví al futsal. Para esta serie pude regresar al club Parque porque tuve que entrenar. Me sirvió mucho para imitar movimientos, posturas. Eso me interesaba. Tuve algunos encuentros con Carlos: es un genio, una persona muy amable, me ayudó mucho, me dio confianza. La responsabilidad de ser el protagonista de la serie me puso nervioso… Pero pudimos llegar a buen puerto.

–¿Te sumó la experiencia de filmar en el Barrio Ejército de los Andes, donde nació y creció Tevez?

–Fue importante. Me di cuenta de que a veces no nos damos cuenta de las carencias que hay en los barrios. Hasta cosas pequeñas, que son básicas. Y en nuestra vida de todos los días nos quejamos por cosas mínimas. No es justo cuando hay otros que no tienen nada o tienen muy poco. En ese sentido, ver otras realidades me abre los ojos y es interesante para alguien de mi edad. Ver los contrastes abre la cabeza y mostrarlo en una serie puede ayudar a que se sepa o que se piense más sobre esas dificultades

–Siendo tan futbolero como sos, ¿ves reflejado en el estilo de juego de Tevez algo de lo que le tocó vivir? ¿Sus experiencias difíciles se trasladaron de alguna forma a la cancha?

–Estoy seguro de que sí. Lo veo ahora en esa imagen de liderazgo que logra cuando encabeza un ataque de  Boca, por momentos se ve esa fuerza del barrio, que lo lleva a intentar sin parar, a tener una estrategia para lograr algo. Se nota que de algún lado viene. Vi muchos videos de él y siempre se caracterizó por poner garra, por no bajar los brazos, y la verdad es que también siempre parecía que se divertía como en el potrero, buscando, siendo pícaro y con huevo, mucho huevo. Yo soy de Independiente, pero siempre lo respeté y me gustaba verlo. Alguno va a pensar que es una serie tranquila que habla de fútbol nada más, pero hay de todo. Se pone cada vez mejor a medida que va avanzando y va a sorprender a más de uno.

–¿Con la familia de Tevez cómo te llevaste?

–Estuve con la familia de Carlos que aún vive en Fuerte, unos tíos y unos amigos: pegué muy buena onda. Crear esos vínculos, que me cuenten de primera mano historias de Carlos, de cómo era de chico, me sirvió mucho. Además, me resultó muy útil para entender y sentir los prejuicios que padecen todos los que viven en Fuerte. Creo que en la serie también hay varias escenas en las que no se dice con palabras, pero se ve claramente. «



Apache, la vida de Carlos Tevez

Diricción: Adrian Caetano. Actúan: Balthazar Murillo, Alberto Ajaka, Sofía Gala Castiglione, Vanesa González, Diego Pérez  y  Patricio Contreras. Disponible en Netflix.



Ocho capítulos que no dan respiro

La serie de ocho episodios cuenta el ascenso del jugador de fútbol profesional Carlos Tevez, desde su problemática infancia, creciendo en Fuerte Apache, un barrio rodeado de violencias de todo tipo, hasta su debut en Boca Juniors.

Participaron de la producción de esta serie el propio Carlos Tevez, la empresa periodística deportiva Torneos y más tarde se asoció Netflix, el gigante del streaming. El responsable de la dirección es Adrián Caetano, reconocido por su gran capacidad para retratar escenarios marginales.

El protagonista de Apache: la vida de Carlos Tevez es el joven Balthazar Murillo, pero el elenco también suma sólidas interpretaciones que potencian y enriquecen la historia. Entre ellas se destacan las participaciones de Sofía Gala Castiglione como la madre biológica, Vanesa González y Alberto Ajaka como los tíos que se transformaron en padres adoptivos, Diego Pérez como el reclutador que lo lleva a Boca, cambiándole la vida al crack, y Patricio Contreras como el patriarca de los Tevez.

Como curiosidad, más allá del aporte de la familia y vecinos del barrio, quienes brindaron detalles de las turbulencias que se vivían en el barrio, se puede resaltar que uno de los guionistas es Diego Alonso, quien como actor se hizo conocido por su papel en Okupas, donde interpretaba a «el Pollo».



El grupo familiar, piezas clave de la historia

Estrenada el viernes por la pantalla de Netflix, esta biopic fue construida sobre entrevistas con el futbolista y material de archivo. Está apoyada en interpretaciones muy intensas, más allá de los giros de una trama  que va más allá de lo futbolístico: hay delincuencia, pobreza, vínculos fuertes en un contexto complejo. Pero ofrece también una mirada  que desde el ídolo trata de alejarse de los estigmas  que se supo ganar el Barrio Ejército de los Andes o Fuerte Apache, como casi todos lo llaman.

Una de las claves de Apache: la vida de Carlos Tevez es que se sostiene en buenas interpretaciones (clave en estilo Caetano).  Alberto Ajaka, que hace del tío paterno de Carlos, es un personaje central en la vida del jugador junto a su tía y madre adoptiva, Adriana (interpretada por Vanesa González), y su madre biológica Fabiana (Sofía Gala Castiglione)

«Si la serie no se hubiese filmado ahí no sería lo que es porque se narra la épica de un muchacho que nació y es de Fuerte Apache. Eso es lo que uno siente cuando está cuatro meses y medio rodando en el barrio”, expresó Ajaka, que se pone en la piel de Segundo Tevez.

El actor agrega: «Se  identifica a su  lugar de origen con la violencia, incluso más que con las carencias o la pobreza, y es inevitable que eso se narre. También es muy importante en la historia el círculo familiar que se comprometió con él».

«Todos pusimos nuestra impronta ante el peligro de dar una mirada ingenua al asunto, a que estuviera vaciándose de contenido y ubicándose en un lugar marmóreo. Importa poco si Tevez terminó o no su carrera porque se trata de una épica de vida, no del recorrido documentalista por los éxitos de su carrera, es un guerrero orgulloso de su estirpe. El entorno te baña de realidad y permite el desarrollo de la poética», concluye Ajaka.