Después de ser ovacionada en la 73ª edición del Festival de Cine de Venecia, donde su protagonista, Oscar Martínez, fue premiado como mejor actor, la película El ciudadano ilustre fue elegida por el INCAA como candidata local a los Oscar y a los Goya.

El film, dirigido por Gastón Duprat y Mariano Cohn, y con guion de Andrés Duprat, actualmente en cartel, narra la historia de Daniel Mantovani, un escritor argentino consagrado con el Nobel de Literatura. Con ironía y humor ácido, los realizadores condensan el folklore y la idiosincrasia argentina en un viaje del escritor a su pasado.

“La incursión empezó con El artista (2009). Yo había hecho un guión que tenía que ver con mi mundo de curador de arte, de director de museos, que en realidad no era un guión sino mi visión de eso. Se lo mostré a León Ferrari y él me dijo algo muy inteligente (porque yo criticaba mucho el sectarismo de las artes visuales): ‘No escribas un ensayo, porque lo van a leer los mismos 200 que leen estas cosas. ¿Por qué no buscás otro lenguaje?’ Y ahí se lo mostré a Gastón y a Mariano, y les encantó la idea. Entonces, los tres juntos lo desarrollamos como guión. Así empezamos», cuenta Andrés.

–¿Cómo surge la idea de El ciudadano ilustre?

Gastón Duprat: –Fue Andrés el que propuso esta cosa del artista que tiene cierto éxito en la ciudad y vuelve al pueblo de Argentina. Esto de que las celebridades de los pueblos no coinciden con lo que los pueblos han construido de ellas cuando las conocen.

Andrés Duprat: –Nosotros somos de Bahía Blanca, entonces conocemos casos, en otra escala.

–Salvando las distancias, a ustedes, ¿les pasa un poco lo que al protagonista cuando vuelven a Bahía Blanca?

AD: –Sí, en una escala más modesta. El otro día Gastón me mandó un link del diario local. Porque la Casa Curutchet, donde se filmó El hombre de al lado, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por las Naciones Unidas, porque es una de las grandes obras de Le Corbusier y “la obra” de él en Sudamérica. Sin embargo, la noticia en Bahía Blanca era: “Fue declarada Patrimonio de la Humanidad una casa donde un bahiense filmó una película”. ¡Omitieron a Le Corbusier, que es el arquitecto más grande del siglo XX!

–La película está atravesada, también, por el choque entre la creación artística y la cultura más macro, en este caso la cultura argentina y la de este pueblo en particular.

AD: –Sí, y también se da una especie de apología de la cultura europea, por la que estamos tan influenciados, como si fuese algo que está bien en absoluto. Eso genera la reacción de esta persona más nacionalista que dice que Europa no es ejemplo de nada, en algún punto.

–De las películas que vienen haciendo juntos, ¿hay alguna a la que le tengan más cariño?

GD: –Hay una que es muy linda, que está llena de errores: Querida, voy a comprar cigarrillos y vuelvo (2011). No anduvo muy bien de público, ni gustó en general. Es una película medio disparatada, pero cuando la veo en la tele o en algún otro lado, digo: “Qué bueno cómo hicimos esto”.

AD: –Esa película es un homenaje a Alberto Laiseca que, además de ser un escritor que admiramos y que hemos leído, fue el protagonista de El artista, y con ellos hizo Cuentos de terror, y participó hasta en Cupido. Nosotros hemos leído su literatura y nos parece uno de los grandes escritores argentinos contemporáneos, si no el más. Coincido en que es una película irregular, o no tiene esa justeza como El hombre de al lado (2009), pero a mí también me encanta. «

Taquillera, premiada y singular

–¿Sienten que la película refleja su estilo?

GD: –Creo que, más allá del guión que es buenísimo, hay un punto de vista, una manera de filmar y una puesta en escena que es singular, que es no académica y, por lo mismo, bastante libre, porque ni Mariano ni yo estudiamos. Es una película con aspiraciones comerciales que necesita de la taquilla, pero está hecha sin la más mínima consideración por el público, en cuanto a que para atraer a la gente tiene que ser más simple o menos rebuscada. Cero. Esta es la película que nos gusta a nosotros.