Su curiosidad de niña la llevó a soñar con actuar y de ahí, casi sin pensarlo, a sus primeros castings. Hoy, con sólo 19 años, Maite Lanata es una actriz con experiencia, en crecimiento y cada vez más requerida. Su primer papel en cine, cuando tenía 7 años, fue en Mía, la película de Javier Van de Couter, que contaba la historia de un padre viudo y su hija, que creaba una relación con una travesti cartonera. Luego Maite actuó por primera vez en televisión–con sólo once años– en El elegido, la novela protagonizada por Pablo Echarri, donde asumió el papel de Alma, una nena con autismo (por el que obtuvo una nominación a los Premios Martín Fierro como revelación). Luego llegaría su participación en El marginal y su máximo éxito en 100 días para enamorarse, donde interpretaba a un chico trans. Hoy asume un rol clave en la segunda temporada de El Jardín de bronce, que se estrena hoy a las 21 en la señal HBO.

«La elección de un personaje es una elección y una postura política. Yo estaba enfocada en terminar la escuela. Pero ahora me lo empiezo a tomar como un trabajo y eso genera una responsabilidad. Vinculo el arte con el hecho de comunicar, entonces no me gusta hacer cosas muy ajenas a la realidad en la que estamos o que se alejen de lo que considero que hay que visibilizar. Hablar de cosas actuales es importante, me gusta mostrar en mis personajes algo que pienso que hay que decir. Todos los actores se basan en su ideología y yo sigo esa línea, además que me gusta interpretar papeles que me sacan de mi zona de confort, que me generan un desafío, una incomodidad, que son contradictorios o que difieren de mi propia personalidad para desde ahí crear».

El Jardín de bronce narra las peripecias de Fabián Danubio (interpretado por Joaquín Furriel), que en la primera temporada encontró a su hija Moira (Maite Lanata), desaparecida durante una década. Ahora deberá hallar a un chico de 15 años que está desaparecido hace seis meses. El elenco se completa con Luis Luque, Julieta Zylberberg, Claudio Tolcachir, Rodolfo Ranni, Mario Pasik y Fernanda Callejón, y en esta temporada se incorporan Paola Barrientos, Claudio Rissi y Marcelo Subiotto.

“Los mayores desafíos de mi papel en El Jardín de bronce fueron, al tener dos líneas temporales, por los recurrentes flashback oníricos de mi personaje en cautiverio y el presente de la historia, ir y venir en el tiempo narrativo, dándole a cada uno de esos momentos su color. Al ser una serie podés grabar primero el capítulo siete, luego el tres y luego el uno, pero lo interesante es que eran dos registros distintos, porque en la primera temporada no se había visto nada de esos diez años en los que no se supo nada de Moira y acá se van a empezar a ver algunos detalles. Y se va notar la diferencia de lo que vive ahora, que está en una ciudad, con tecnología, redes sociales y todo lo que en esos diez años no vivió”, cuenta la actriz.

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(Foto: Pedro Pérez)


Maite trabajó muchas escenas con Claudio Tolcachir, en locaciones diversas, de mucha selva, y en casas antiguas y extrañas, lo cual ayudaba a encontrar el tono que las escenas necesitaban. “Con Claudio tuvimos mucha conexión, fue muy vincular nuestro encuentro y aprendí mucho de su mirada teatral. Me enseñó cosas nuevas y a prestar atención a cosas que no siempre están en el registro. Ensayamos mucho antes de estar en cámara, intentamos pasar las escenas antes lo más posible”, confiesa.  Con el personaje de Joaquín Furriel tenía que crear una relación distante, carente de química. “Él intenta estar con Moira y recuperar el tiempo  que estuvieron distanciados, quiere restablecer el vínculo, pero Moira está muy para adentro, con todo ese pasado que la carcome en el presente”, explica.

La segunda temporada de El Jardín de bronce se estrena hoy, pero se filmó el año pasado. Y Maite debió acomodar una apretada agenda porque coincidió con su trabajo en 100 días para enamorarse. La actriz lo tomó como una complicación, pero también como un desafío: “Con la que más laburamos es con mi mamá. Haciendo una progresión de cada escena para no irme de personaje y poder seguir una línea determinada en cada papel. Laburamos mucho y antes de empezar a grabar vimos muchos videos de la primera temporada para no dejar atrás gestos e intenciones. Siempre ella me ayudó a encauzar mi curiosidad para el trabajo de una manera bien entusiasta. Soy muy autocrítica, me gusta mirarme para ver qué y cómo tengo que mejorar, y ella me ayuda a que no me martirice. Tenemos una relación fuerte de madre e hija, soy hija única y eso hace que este bastante disponible. Nos llevamos bien, es positivo porque es un trabajo profundo. Siento que la mirada de mi mamá me ayuda a la hora de preparar el personaje porque hay cosas que uno intenta transmitir y  a veces no se ve en pantalla, pasa por el cuerpo pero no se visualiza, entonces ella mirando la escena me ayuda un montón”, asegura. 

El futuro no es algo que obsesione a Maite. Le apasiona actuar, pero también le gustaría ser periodista. Sin embargo, lo que tiene muy claro es que lo que más quiere es ser fiel a sí misma y para eso es muy importante saber elegir los papeles: “No está bueno defraudarse a una misma. Por ejemplo, con la exposición en la prensa que tiene en la actualidad el movimiento feminista y las reivindicaciones que se han dado, no estaría bueno replicar un texto con algún chiste degradante para la mujer. Quizá en el pasado una actriz lo veía, pero lo terminaba haciendo. Creo que hay que tener una mirada crítica de los personaje y tener conciencia que hay cosas que no se negocian”, concluye. «

¿CUÁNDO?

El Jardín de bronce, segunda temporada. Elenco: Joaquín Furriel, Maite Lanata, Julieta Zylberberg, Claudio Tolcachir y Fernanda Callejón, Estreno: hoy a las 21 por HBO.