Patricia Malanca, cantante de tango con una carrera consolidada, llama a este tipo de experiencias “cruces urbanos”. Se refiere así a los conciertos que reúnen sobre el escenario a un músico proveniente del tango con otro representante del rock. Y eso, efectivamente, un “cruce urbano”, es lo que Malanca encabezará este jueves a las 21 en el Torquato Tasso, Defensa al 1500, San Telmo. Porque compartirá el escenario con Manuel Moretti, el cantante y compositor de la banda Estelares.

Malanca tiene tres discos editados en el país: La Malanca (2013), Aunque nadie te vea nunca conmigo (2014) y Bucles (2016). En Grecia, país europeo con una creciente predilección por el tango, editó el disco Grecotango (2014). Nominada al Latin Grammy en 2017 por su tercer disco, Malanca viajó varias veces a Grecia en los últimos años. En Atenas, el tango es cada vez más escuchado. Para su próximo viaje –el cuarto- al país gobernado por Alexis Tsipras, Malanca recibió una invitación oficial para participar del festival de verano que organiza todos los años la TV Pública griega.

Moretti tiene una faceta tanguera que conocen quienes lo han seguido de cerca. Se ha presentado como solista, con un repertorio de tangos, y acompañando a nuevos creadores del género, como Acho Estol, de La Chicana. Y en sus inicios como músico, antes y en paralelo a Estelares, también estuvo ligado al tango. Malanca lo conoce a Moretti desde los primeros tiempos de Estelares.

 “Creo ser una de las primeras fans de su prosa y su poesía volcada en Estelares, cuando sus seguidores éramos unos pocos que íbamos con nuestros sillitas y reposeras al parque Lezama. En esa época, Estelares tocaba como grupo telonero de grupos mayores. Pero ya era interesante la poesía de Moretti, que era muy particular.  En sus letras, en sus músicas, había cosas del tango, se olía tango”, cuenta Malanca sobre su compañero artístico para el próximo recital, este jueves en el Tasso. Un día después partirá a Grecia, para una nueva gira por el Viejo Continente.

De visita en la redacción de Tiempo, Malanca tiene experiencia en las  sociedades musicales: en línea con la presentación conjunta con Moretti, también supo congeniar búsquedas melódicas, de arreglos y de letrística, con el músico Martín Elizalde, cantante y compositor de la banda Falsos Profetas. Además, la cantante tiene una larga relación artística con el cubano Silvio Rodríguez, quien en octubre próximo visitará la Argentina para hacer dos recitales en el Luna Park (25 y 26 de octubre). De hecho, el segundo disco de Malanca (Aunque nadie te vea nunca conmigo, 2014), lleva como subtítulo “Tangueando a Silvio Rodríguez”: consiste en la reversión tanguera de canciones clásicas del emblema de la nueva trova cubana.

Este jueves, en su presentación en el Tasso, Malanca apelará sobre todo al repertorio de ese trabajo discográfico. “Me voy a atener al Tangueando a Silvio, porque tengo ganas de cantarlo completo. Además, las canciones que más gustan son El problema, Te doy una canción, Alguien, La historia de la silla, Canto arena, Quien fuera. Pero siempre pongo un tanguito mío, como Bucles. En conciertos de este tipo siempre dejo que los clásicos los hagan mis invitados”, adelanta en diálogo con Tiempo.

-¿Cómo surgió lo de cantar junto con Moretti?

-Con Manuel Moretti yo tengo una vinculación antigua, él la sabe. Además, entre sus oficios, no sé si la gente lo sabe, estuvo vinculado al tango: él fue mozo en ambientes del tango. Por otro lado, yo antes de hacer el disco de Tangueando a Silvio Rodríguez, ya había trabajado con otro músico del rock. Fue para mi primer disco, que era La Malanca, en el que trabajé con Martín Elizalde, el líder de la banda Falsos Profetas, que es uno de los compositores que integra más o menos toda la línea de mis discos. Él también viene de ese mundo, del mundo de los cruces urbanos, con una impronta tanguera para lo que es el rock. En los recitales que yo hacía en esa época, con ese disco, yo ya cantaba temas de Manuel Moretti versionados al tango.

-¿Cómo va a ser el recital del Tasso?

-En este concierto vamos a estar haciendo juntos un tema de Silvio Rodríguez. Porque una de las propuestas que tiene este espectáculo en particular es que cada artista que se suba al escenario conmigo,  para participar del Tangueando a Silvio, haga su propia versión de Silvio. Manuel va a hacer una versión de los temas de Silvio, que es Historia de la silla, que es uno de los temas de Silvio que más aparentemente le gusta. Luego va a hacer un set solista de tangos clásicos. Porque Manuel ya viene haciendo tangos de modo solista. Estuvo todo el año pasado haciendo una presentación en Be Bop, en Los Chisperos, en La Usina del Arte, en La Plata. Su proyecto solista es de tango. Es muy bueno lo que hace. De ahí que tenga una cantidad de seguidores impresionante.  Yo creo que si hay algo por lo que estoy absolutamente agradecida, no sólo por las influencias que el rock tiene en mi música y mi repertorio, sino también por los músicos de rock que levantan el tango como bandera y que cruzan de género, lo que hace que los públicos confluyan.

-¿Y cuáles van a ser los temas propios del show?

-Bucles. Mi tercer disco. Que estuvo inesperadamente nominado para los Grammy Latinos, los Latin Grammys del año pasado. Por eso estuve hace unos meses en Las Vegas. Hubiera sido mejor que me tocara en Los Ángeles, pero me tocó en Las Vegas (ríe).

-La ciudad del vicio, la ciudad del pecado.

-Decime una peor ciudad del mundo que Las Vegas.

-Uno tiene el prejuicio de que Las Vegas es muy cartón, muy artificial, mucho neón.

-Es así. Es una maqueta. Es una maqueta en la que caminás a escala gigantesca. Lo mejor que me pasó en Las Vegas fue la casa de la travesti turca en la que viví, que alquilé por airbnb, estos sistemas para vivir en una casa particular, que era un condominio a 40 minutos del centro de Las Vegas, de lo que se llama The Strip (una de las avenidas más famosas de EEUU, se extiende por 6 kilómetros a lo largo de la calle Las Vegas Boulevard South, NdR). Fue una compañera muy cálida: con mucho acompañamiento. Porque es eso, es pueblo. Cuando te vas al conurbano de cualquier ciudad del mundo te encontrás al pueblo, gente simple que acompaña y sigue y te mira por la tele. Y que luego te pregunta y te manda mensajes: “¿Cómo te fue? Te estuvimos esperando.” La noche del Grammy Latino estuvimos todos los argentinos sentados juntos. Una de las cosas que más me llamó la atención fue la distribución de los asientos por países en el gran plató del MGM Grand Garden Arena de Las Vegas. Argentina estaba al fondo. Estábamos todos los argentinos amuchados y por eso yo compartía mesa con Miranda, con el cantante de Los Cafres. Y la pasamos bien. Lo más divertido había sido la noche anterior, porque el Grammy dura dos noches: en la noche de gala para los nominados, en la que honran a una figura. Y el año pasado fue Alejandro Sanz. Todos los grandes artistas latinos del momento suben al escenario y cantan una canción –en este caso, Alejandro Sanz- con su estilo. Natalia Lafourcade, Alejandro Fernández, Maluma. Cada uno hacía una canción de Alejandro Sanz con su propio estilo. En medio de todo eso se come con champán. Fue la mejor noche. Comimos, tomamos champán, estaba todo muy lindo.

-Después del Tasso sigue otra vez Grecia, ¿no?

-Exacto. Después me voy de nuevo para Grecia. Es mi cuarto viaje. Es un país quebrado de verano, al que los ingleses y los alemanes eligen para ir en vacaciones. Es un lugar bello, con bella gente y con un movimiento de tango muy interesante. Y el verano es un momento de movimiento económico interesante también para los griegos. Porque lo que tienen hoy en Grecia es turismo y agricultura. Allí ya me he construido un nombre. Mi nombre aparece en los diarios. Por ejemplo, me acaba de contratar la Televisión Griega para ir a cantar.

-¿Qué es el rebético?

-En realidad, el rebético es la música popular que hoy están revitalizando los jóvenes griegos. De la misma manera que acá van a abrazar al tango al CAFF (Club Atlético Fernández Fierro), de la misma manera los jóvenes abrazan al rebético en sus CAFF locales. En relación con el tango, las letras del rebético son más simples. Son más campesinas, más rurales. Menos reflexivas que el tango, que tiene una segunda vuelta. No es “me gustás, me querés, no me querés”. Las letras son más simplonas, pero el contexto en el que esa música surge es mucho más complejo. Las melodías son 6×3. Por eso musicalmente hay que hacer adaptaciones. Y para mí trabajo hicimos un trabajo de adaptación, de fusión de las dos músicas. Eso es lo que yo voy a presentar en Grecia.