Una película de mujeres, hecha por mujeres, de una universalidad pocas veces vista para mostrar eso de lo que casi nunca se habla, y menos se habló: “Una ventanita al mundo femenino de la infancia para verlo y contemplarlo”, define su directora Sol Berruezo Pichon-Rivière, que desde sus 24 años pudo poner a funcionar ese mundo y mirarlo con el asombro -que también es ingenuidad- de los pioneros del cine. “La película no tiene nada de autobiográfico, sólo el proceso que es el pasaje de la infancia al mundo adulto o adolescencia”, despeja de inmediato la curiosidad adulta masculina. “Ese universo femenino que pasa en ese momento tan importante que es la preadolescencia. Sí está inspirada en vivencias mías y de mis hermanas de esa pérdida de inocencia, y creo que de casi cualquier niña de esa edad.”

Y si bien no hay nada autobiográfico, la directora cuenta que hay varias grabaciones que aparecen en la película corresponden a su hermana menor: “Son grabaciones que junté a lo largo de los años de ella, toda esta peli viene de un trabajo previo, cuando empecé a estudiar cine me puse a retratar a mis hermanas como si fueran mis modelos, mis conejillos de Indias (ríe). Y no sólo en términos de imagen, sino de pensamientos que ellas tenían y que yo a su edad tal vez no era consciente de nada como para poder registrarlo. Así que decidí registrarlo y guardarlo, atesorarlos por más que en su momento no era para un fin en concreto”.

El relato de ese momento está condimentado por varias fantasías y ensoñaciones, como corresponde a la edad. De las primeras hay una catastrófica: la muerte por ahogo de un infante en una pileta. “Siempre me pareció que esa situación es algo sumamente dramático, y como que todo verano siempre hay alguno.” Entre los otros destaca el ritual con el que el grupo de púberes despide a un ser no nacido: la mayor de ellas, Nerina (Chloé Cherchyk) le explica con esa metáfora a su prima Cleo (Agustina Milstein) en qué consiste la menstruación; así que esa misma noche todas las niñas de la casa se juntan y dan la extremaunción a la bombacha manchada con la primera sangre.

Mamá, mamá, mamá (Mum, Mum, Mum) – TRAILER from Compañía de Cine on Vimeo.

“No es algo que me haya pasado -explica Berruezo Pichon-Rivière la tierna y graciosa escena-. Pero sí es muy curioso cómo es la religión en les niñez: se lo asocia con lo que lo puede asociar y se reinventa un poco la religión; es como que tenés una imaginación más fuerte que en otras edades, y me gusta mucho ciertas cosas que pueden ser como atisbos de algo perverso, oscuro, pero en realidad en la mente de un niñe está todo fusionado en lo mismo. Tampoco lo de los tomates me ha sucedido, pero besar es una inquietud de esa edad.”

El deseo de retratar tamaña intimidad llevó a decisiones no previstas. Y así la película no sólo fue protagonizada sólo por mujeres, sino que fue realizada íntegramente por ellas. “Tomé la decisión de que el equipo de filmación fuera solamente femenino ya que era una película escrita por una mujer y producida por dos mujeres. En un principio fue una decisión artística -¿por qué no?-, que luego también fue una decisión de tipo política. Si bien hemos logrado varias cosas como el cupo femenino en cine, a la vez creo que estamos en un momento de transición y no está demás ni un gesto ni una manifestación en ese sentido.”

–Una cosa que impacta es la fantasía de las niñas a ser abusadas. Cuando el cine muestra fantasías de niños son menos fatídicas.

–Eso sí que está basado en experiencias mías. Al analizar mi niñez y la de mis amigas hay algo muy persistente del miedo que nos instalan nuestros padres constantemente: hay un común entendimiento de que somos el sexo débil y constantemente hay posibilidades de que nos pase algo. Y los niños también pasan por un montón de abusos, pero es algo que tal vez no está tan hablado. Y son miedos que los empezás a comprobar pero te falta información, porque vienen de los adultos y tampoco podés preguntar demasiado: son los miedos que te transmiten y es algo que a toda niña le pasa constantemente lo de cuidarse de no ser un blanco fácil. Y es bastante aterrador, está todo el tiempo presente, y a veces se naturaliza y es algo sumamente macabro.

Pero esta macabra universalidad es sólo parte de la universalidad de Mamá, mamá, mamá. La otra está dada, precisamente, por la particularidad que en cada rincón se identifica con esa vivencia común. “Para los adultos es una película muy dramática y para los niños una película graciosa. Por ejemplo, en Alemania la gente se reía un montón, lo cual nos sorprendió, tal vez porque la función fue también para niñes. Y las mujeres se vieron reflejadas en varias situaciones, sobre todo con cómo es el vínculo con los pares a esa edad: con tu prima, tus hermanas hay como una fraternidad o una manera de estar que todas las mujeres se sintieron identificadas. La película es cómo como un libre albedrío para el espectador: simplemente son personas que habitan en cosas que suceden y van transcurriendo.”


Mamá, mamá, mamá. Dirección y guión: Sol Berruezo Pichon-Rivière. Con: Agustina Milstein, Chloé Cherchyk, Camila Zolezzi, Matilde Creimer Chiabrando, Siumara Castillo. Estreno jueves 7 de enero en http://www.puentesdecine.com.