En su larga trayectoria como periodista feminista y su compromiso con la investigación de problemáticas que hacen a los derechos de salud sexual y reproductiva, Mariana Carbajal se encontró con un nuevo desafío. Cuerpos juzgados, su primer documental, surgió como respuesta a la necesidad de dar cuenta de un tema urgente: la criminalización del aborto en El Salvador. Bajo una ley que desde 1998 lo penaliza de forma absoluta, promoviendo la persecución y encarcelamiento de mujeres con penas de hasta 40 años, la lucha sostenida del activismo feminista de ese país consiguió liberar a más de 50 de ellas, articulando con otras organizaciones a nivel regional e internacional para transformar una realidad que castiga a las más vulnerables. A pesar de esos logros, la vigencia de esa legislación sigue representando una situación gravísima para las salvadoreñas.

“Durante mucho tiempo escribí en la Argentina sobre las consecuencias de la criminalización del aborto”, cuenta la periodista que por estos días exhibe su trabajo en el ciclo “De este lado de las rejas”, en el CCK, cuya primera función agotó las entradas. “En momentos en que el país ya se encaminaba hacia la legalización y despenalización, con la potencia de la campaña nacional por la ley de IVE y una marea verde fortalecida a partir del surgimiento del movimiento Ni Una Menos, me topé con El Salvador. Y digo que me topé porque en el año 2019 conocí a Morena Herrera, en Bogotá. Ella es la líder de la asociación salvadoreña Agrupación Ciudadana. Ahí supe en profundidad lo que sucedía en el país. Yo escribí muchas veces que El Salvador tiene una de las leyes más duras en términos de aborto, sin embargo no tenía una verdadera noción de lo que significaba ese marco tan restrictivo”.

La penalización total del aborto, en un contexto de altos niveles de violencia sexual y desigualdad social, habilitó a que decenas de mujeres salvadoreñas sean condenadas tras sufrir la pérdida de embarazos avanzados, o por tener partos extrahospitalarios en los que la criatura no logra sobrevivir. Esas circunstancias suelen ser juzgadas como homicidios agravados por el vínculo, por eso resultan en penas muy altas. En Cuerpos juzgados, las historias de los encarcelamientos de Teodora Vázquez, Cynthia Marcela Rodríguez y Evelyn Hernández se tejen con el racconto de la tarea de la organización que encabeza Herrera, feminista y exguerrillera, a partir del cual queda en evidencia todo un aparato estatal al servicio de la criminalización. “Hay una impronta religiosa que lo impregna todo, una cultura de la denuncia en los hospitales y una persecución sin defensa justa para las mujeres que enfrentan estas emergencias obstétricas”, señala la periodista. “Cuando van a pedir ayuda, en vez de recibir atención médica, inmediatamente se las denuncia. Se vulnera la confidencialidad del secreto profesional, se las empieza a investigar ante la sospecha de haber practicado un aborto y se las termina condenando por homicidio. Se generó un régimen de terror, pero sobre todo, hubo una directiva de la Fiscalía General de denunciar siempre”.

Los testimonios del film son desgarradores. Y se entremezclan con invocaciones arcaicas, misóginas y estigmatizantes de legisladores, eclesiásticos y médicos “provida”. “Respecto a la penalización total de 1998, tuvo mucho que ver la Iglesia católica. Porque desde la década del ‘70 había causales previstas en el código penal de El Salvador respecto al aborto: si había peligro para la salud o la vida de la mujer, malformación fetal congénita incompatible con la vida, o violación. Sin embargo, se produce este fuerte retroceso que fue incorporado a la Constitución. Incluso El Salvador es uno de los primeros países que establecen el Día del Niño Por Nacer, que acá en la Argentina lo impuso Carlos Menem también en ese momento”.

Esposadas a camillas, desatendidas aún cuando se desangran en una emergencia que implica riesgo para sus vidas, el calvario de estas mujeres continúa en la imposibilidad de contar con otros derechos que supuestamente garantiza la ley: “La defensa pública no se interioriza en sus casos, es decir, no tienen voluntad de defenderlas y no hay presunción de inocencia, eso es lo que queda claro”. A pesar de una condena de 2021 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos al gobierno salvadoreño por la muerte de una mujer encarcelada bajo estas circunstancias, la ley de 1998 sigue vigente y el presidente Nayib Bukele dejó claro que no está en la agenda de su gestión revisarla.

Pero Cuerpos juzgados es también el relato de un colectivo capaz de dar batalla y fortalecerse. “Sentí la necesidad de amplificar esas voces, las de las activistas que trabajaron durante mucho tiempo en soledad, y que ahora están articuladas con organizaciones internacionales en un tejido, como hacen las organizaciones feministas, pero en un contexto de mucha hostilidad como es el de El Salvador”, cuenta Carbajal, quien llegó a filmar poco antes de la cuarentena estricta de 2020 y pudo concluir la edición del documental gracias al apoyo del gobierno alemán. “Es interesante ver cómo hoy el pañuelo verde es símbolo de la lucha por el aborto en toda la región, incluso lo veíamos recientemente en los Estados Unidos también. Por eso, de alguna forma, mi presencia en El Salvador es también parte de ese vínculo entre hermanas”.

En cuanto al país presidido por Joe Biden y la posibilidad de anular el derecho al aborto que impulsa la mayoría conservadora en la Corte Suprema, Carbajal opina: “Las derechas buscan anular nuestros derechos. Hay un trabajo articulado de los sectores que pugnan por hacernos retroceder y esto es un fenómeno a nivel mundial”. «


Cuerpos juzgados

Guión: Guadalupe Docampo y Mariana Carbajal. Producción General: Fernando Collazo. Sábado 28 de mayo a las 19 en el CCK, Sarmiento 151.