Este sábado 1 de abril Marisa Vázquez y La Conurbana presentan Insomnio, la primera producción de la agrupación compuesta por la cantante con un trío de guitarras formado por Kalén Ortiz, Alejandro Forneiro (en guitarra de 7 cuerdas) y Lola Rosa. “Yo empecé con guitarras -cuenta Vázquez en esta nueva forma que también parece ser una vuelta a los orígenes-. Para mí es un tango muy querido, lo siento mucho. Mi primer disco es todo de guitarra, y mis directores musicales siempre fueron guitarristas. Lo que pasó es que nos conocimos con los chicos y trabajamos en cooperativa, que para mí es la primera vez estar en un proyecto de cuatro. Y es muy lindo porque la música es un camino muy solitario, y a veces muy difícil. Tener la posibilidad de compartir el escenario, el trabajo, la felicidad que te da la posibilidad de hacer cosas con alguien es maravilloso. Y estos tres pibes son unos fenómenos: yo tengo tantos años en la música como ellos de edad”, ríe.

-Justamente la soledad, sin ser una temática en tu lírica, es un tema central, algo de lo que siempre hablás desde distintos puntos de vista y situaciones.

-Son varias soledades, o distintas soledades por etapas. Me parece que la soledad también es una elección. Yo soy una persona solitaria. Cuando digo: silencio, soledad, y esta humedad…de madrugada y soledad, es la soledad de mi mamá; ese tango está dedicado a mi mamá. Creo que el hombre llega solo al mundo y se va solo. Lo que pasa es que vas encontrando compañeros y compañeras que te acompañan en determinadas circunstancias de la vida y también deseos que te van acompañando como un motorcito para hacer cosas. Pero en realidad estamos solos. Los hijos se van, la gente se muere, viaja; y uno está solo. La vida te saca el banquito cuando nacés. Y es una improvisación, porque nadie viene sabiendo de qué se trata, y quizás cuando lo vas aprendiendo te vas poniendo viejo. Me parece que es una soledad de la que no queremos hablar. Así como pusimos los cementerios muy lejos para no acordarnos de la muerte. Son temas difíciles, existenciales; pero a mí me hace bien escribir de esas cosas. Siempre digo que escribo para no matarme. Porque la vida es un mal chiste de Dios: te manda sano, con toda la polenta, pero a medida que te va dando inteligencia, sabiduría, te saca posibilidades y empiezan los achaques.

Pero no es lo único que se puede escuchar de Marisa Vázquez, de antes ni de ahora. Esa especie de tango existencial también la hace meterse y abordar los temas de la mujer desde otra mirada y con otras variaciones, por decirlo de algún modo. Y ver que incluso los asuntos existenciales que a todos atraviesan, a ellas no las atraviesa de la misma forma. “Todos envejecemos, pero no de la misma manera. Y no es por subestimar la problemática masculina. Hasta biológicamente las mujeres tenemos un envejecimiento más temprano: pasás la menopausia y te empieza la osteoporosis y no sé cuántas cosas más que a los hombres no. Y además vivimos muy exigidas. Una pollera con la que tenés que tener siempre las piernas cerradas; unos zapatos que son muy incómodos; hace muy poco que empezamos, no sé, a ponernos un short debajo de una pollera para poder sentarnos en el cordón. Yo toda mi adolescencia estuve en tacos. Aunque parezca superfluo lo que estoy diciendo, tenés un montón de obligaciones. Ser linda, femenina, exitosa, madre, y además está lo existencial del ser humano: ser pasajero en un mundo pasajero.”

Es que Vázquez agradece los nuevos tiempos de las mujeres que, pese a no tener la intención, funcionan como un espejo más real de lo que muchas padecieron: en su caso, la decisión de no tener hijos le trajo una serie de recriminaciones (por ser generosos) en su juventud. “Porque no tuve ganas -responde retóricamente-. Por suerte tuve un papá que me dijo que no era obligatorio, que tampoco era obligatorio casarse. Obligatorio en mi casa era estudiar. Agradezco mucho que me haya dado esa libertad, pero no sé cuántas minas de mi edad han tenido esa posibilidad.”

Y si bien es de suponer que no le faltaron amores en la vida, la música “es la única mina” que la enamoró: “Es mi amante de toda la vida”, ríe. Y por y para ella trabaja. Desde hace más de un año está en Radio Folklórica Nacional con Ella sabe, un programa que comparte con Mercedes Liska, Alcira Garido, Pampi Torres y Liliana Vitale. “Es muy lindo y también como un acto de militancia: difundo artistas nuevas, y la prioridad es el tango nuevo. Que los jóvenes lo conozcan, se acerquen.” Y también, aunque no sea un deseo manifiesto, para acercarse a las nuevas generaciones en general. “Lola tiene 24 años y se toca todo. Ellos son tres personas preciosas: con este grupo compartimos las ganas y una mirada político social. Por eso en el disco se regrabaron El zarpazo, que habla de violencia de género, y Zabaleta, que habla de violencia institucional. Para nosotros es muy importante poder decir con la música lo que pensamos.”

Marisa Vázquez

Presenta Insomnio, su nuevo disco junto a La Conurbana: Kalén Ortiz (guitarra), Alejandro Forneiro (guitarra de 7 cuerdas), Lola Rosa (guitarra). Sábado 1 abril a las 20.30, en espacio cultural El Padilla, Av. Meeks 1060, Temperley.