Mucho se dijo sobre Joker, la película recientemente estrenada a nivel mundial que trae el universo de uno de los más celebrados archivillanos de la industria del cine. Todas y cada una de las críticas negativas hacia el film hacen foco en la violencia (tan desmedida como innecesaria para muchos medios) construyendo una frontera entre quienes ejercítan esas críticas y los que defienden al film dirigido por Todd Phillips y protagonizado por Joaquin Phoenix. La película da cuenta de la traumática vida de un comediante principiante que por razones psicosociales se convierte en el Guasón, el personaje que más tarde se topará con Batman, su justiciera contracara.

Entre los que ejercitan una fuerte defensa recientemente encontramos al cineasta Michael Moore. Calificándola como “una obra maestra”, el cineasta ejerció vía Facebook una sostenida defensa del film, al sostener que “se nos dijo que se trata de una película violenta, enferma y moralmente corrupta, una incitación y celebración del asesinato. También nos dijeron que la policía estaría afuera de cada función este fin de semana en caso de que haya problemas. Nuestro país está profundamente desesperado, nuestra Constitución está hecha pedazos, un maníaco deshonesto del barrio de Queens (en referencia a Donald Trump) tiene acceso a los códigos nucleares, pero por alguna razón esta es una película a la que deberíamos tenerle miedo”, sostuvo el realizador.

En rigor de verdad, Moore se ríe del presunto riesgo que representa el film y en ese sentido aclaró que “el mayor peligro para la sociedad puede ser que no vayas a ver esta película. La historia que relata y los problemas que plantea son tan profundos y necesarios que si apartás la mirada del ingenio de esta obra de arte, es posible que pierdas el regalo del espejo que nos ofrece. Sí, en ese espejo hay un payaso perturbado, pero no está solo, nosotros estamos justo al lado de él”.

En su posteo el realizador realiza una serie de comparaciones entre la ciudad del film (Gotham City) y Nueva York, señalando solapadamente que la película da cuenta de la realidad que actualmente vive la sociedad estadounidense en estos momentos. “Joker está ambientada en los años 70 u 80 en Gotham City, y los cineastas no se esfuerzan en ocultar lo que en realidad es: la ciudad de Nueva York, la sede de todo mal, de los ricos que nos gobiernan, los bancos y las corporaciones para las que servimos, los medios de comunicación que nos alimentan con una dieta diaria de noticias que creen que debemos consumir”.

Pero esa no fue la única comparación que ejerció Moore ya que trazó un paralelismo entre Donald Trump y el Guasón. “La semana pasada, una semana en la que el presidente gobernante se acusó a sí mismo y, al más verdadero estilo de Joker, se burló de la incapacidad de Mueller y los demócratas de detenerlo. Pero incluso así, diez días después de alardear de su culpabilidad, seguía sentado en la Salón Oval, con sus códigos nucleares manchados por la grasa de un pollo frito”, concluyó sarcásticamente el realizador.