El bailarín y coreógrafo Juan Carlos Copes, nombre esencial del tango-danza que llevó esa disciplina por escenarios del mundo, deja para siempre las marcas de sus pasos aunque su vida se haya apagado hoy a los 89 años.
La noticia sobre la muerte del legendario milonguero fue revelada por su hija Johana Copes por las redes sociales. “Fue todo muy rápido, falleció mi papá. Su brillo quedará intacto en las estrellas y en la historia del Tango Danza por siempre”, escribió la también bailarina.
Parte del secreto de Copes para trascender largamente las fronteras argentinas fue haber logrado alcanzar una síntesis entre la vieja guardia de las milongas porteñas de las décadas del 40 y el 50 y coreografías audaces y modernas sin por ello perder identidad y raíz.
El artista nació el 31 de mayo de 1931 en el barrio porteño de Mataderos pero creció en Villa Pueyrredón donde comenzó a frecuentar las milongas y a perfilar su estilo que plasmó bailando en pareja con María Nieves Rego desde finales de los ’40, cuando ella tenía 14 años y él 17.
El primer suceso compartido fue en 1951 cuando en un concurso de baile en el Luna Park donde entre más de 300 parejas logró obtener el primer puesto y la dupla devino en una marca milonguera más allá de la relación personal entre ellos.
Esa historia, narrada en el filme “Un tango más” (2015), del argentino radicado en Alemania German Kral, repasa casi medio siglo de relación en el que se amaron, se odiaron, pasaron por varias separaciones dolorosas, pero volvían a bailar juntos.
Como coreógrafo y bailarín, en diciembre de 1955 y al frente de un grupo de bailarines aficionados presentó la primera obra de danzas porteñas de dos horas de duración que bajo el título “Juan Carlos Copes y su ballet de tango” se ofreció en los teatros El Nacional y Tabarís.
Además urdió espectáculos como «Copes Tango Show», «New Face 62», «Tangos Para El Mundo», “Tango Argentino”, “Gotán”, «Tango-Tango», «María De Buenos Aires», «A Rose For Mr. Tango», “Entre Borges y Piazzolla” y “Sentimiento de Tango”, entre otros, que conmovieron a públicos de diferentes latitudes.
De todos ellos, “Tango Argentino” fue, sin dudas, el más importante ya que se presentó durante seis meses a sala llena en Broadway y viajó por todo el mundo.
Estrenado en el teatro Chatelet de París en 1983, el musical de Claudio Segovia y Héctor Orezolli, que contó con Copes, María Nieves y Virulazo entre sus bailarines, música del Sexteto Mayor y Raúl Lavié y Elba Berón como cantantes, actuó en los Estados Unidos, la entonces URSS, Alemania, Canadá, Suiza, Austria, Gran Bretaña, Italia, Japón, Argentina y Latinoamérica, entre otras tierras.
“Tango Argentino” fue nominado a tres premios Tony -equivalente teatral del Oscar- en 1986, como Mejor Musical, Mejor Dirección y Mejor Coreografía. En esta última terna, Copes compitió con coreógrafos de la talla de Bob Fosse, Wilford Leach y Richard Waltby.
Ese impacto lo llevó también a los sets de filmación, tomando parte en siete largometrajes, entre ellos, “Tango Baile Nuestro” con Robert Duvall; “Funes, un gran amor” de Raúl de la Torre; “Arena de Tango Mío”, de la BBC de Londres; y “Tango” de Carlos Saura.
Copes propagó el tango-danza en lugares como el Julliard School de New York, la Universidad de Stanford, la Universidad de Chicago, la Universidad de La Sorbona en París, teniendo además como alumnos a artistas de la calidad de Liza Minelli, Julio Bocca, Eleonora Cassano, Robert Duvall, Mijhail Barishnikov, e incluso a profesores del Fred Astaire School.
Además, Gene Kelly lo reconoció como su par, deslumbró bailando en la
Casa Blanca en el cumpleaños 75 de Ronald Reagan, fue distinguido por la Unesco y el New York Times le otorgó el Premio a La Danza.
El milonguero se retiró de los escenarios en 2015 aquejado por problemas de salud que su endeble situación económica le dificultaban asumir.
En junio de 2017 difundió su estado de salud en una carta pública donde expresó: “Mi salud es muy precaria y día a día, tengo una batalla con la vida. La verdad es que tengo muchas dificultades para caminar. Estoy muy desmejorado y no tengo ganas de nada”.
“Estoy enfermo y con una jubilación de diez mil pesos y un juicio a Tango Porteño (Metro S.A), de Diego Masser y Víctor Blanco (presidente de Racing). Desde el momento que me enfermé, los primeros días de agosto de 2015, nunca más me pagaron mis haberes, usando mi imagen y mi nombre en la puerta y en la marquesina durante diez meses”, escribió entonces.