El cantante, saxofonista, guitarrista y compositor Willy Crook murió hoy a los 55 años. Crook había sufrido un ACV el 8 de junio pasado y su estado era muy delicado desde entonces.

Crook formó parte de proyectos tan disímiles como Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, Riff, Los Abuelos de la Nada y el Fontova Trío, entre muchos otros. Y construyó una importante carrera solista al comando de los Funky Torinos, que superó las dos décadas e incluye once discos editados. 

La triste noticia de su muerte fue confirmada por Paula Alberti, su agente de prensa. Crook había resistido durante casi 20 días en un estado de coma inducido.

Nacido en Villa Gesell con el nombre de Eduardo Guillermo Pantano, su primera aparición reconocida fue en 1985, cuando participó de la grabación de Gulp!, el primer disco de la banda liderada por Carlos «Indio» Solari y Skay Beilinson. Con Los Redondos, Un año más tarde, se metió nuevamente al estudio con los Redondos para meter su saxofón en el recordad Oktubre.

Luego de sus registros con los Redonditos de Ricota, supo colaborar con referentes como Sumo, Charly García, y Javier Martínez. Así, Crook delineó su estilo a partir de su labor en Lions in Love, el grupo que compartió con Daniel Melingo, para luego intensificarlo en su etapa solista.

 

Como solista, editó once discos, y participó de proyectos tan disímiles como Los Encargados, esa banda de pop integrada por Daniel Melero y Mario Siperman, entre otros, y que fuera echada de un escenario a piedrazos previa a la presentación de Riff, otro de los grupos de los que participó, demostrando su
versatilidad da la hora de tocar el saxofón.

Esa variedad musical en la que se manejaba también lo puso en estudios de grabación, salas de ensayo y escenarios con Andrés Calamaro y Virus, pero también como soporte de James Brown Band, David Bowie, Gotan Project, Rita Marley, Alvin Lee, Matt Bianco, Toreros Muertos y Echo & The Bunnymen.

Semejante actividad y reconocimiento se dieron en el marco de un camino singular en el que se tomó 12 años de silencio artístico, lapso en el que abandonó por completo la actividad, se instaló en Villa Gesell en donde hacía traslados de perros y, según afirmaba, literalmente olvidó por completo que era músico.

Poco antes del ACV y más allá de la pandemia, se presentó en vivo en varias oportunidades, en las que repasó clásicos propios y ajenos. También hizo shows por streaming, aunque luego confesó que no se sentía cómodo con ese formato.