Con el punk rock como banda de sonido y con la impronta de una de las artistas más icónicas del género, una propuesta teatral rescata el aire y articulaciones de una época donde el comunismo de la URSS casi todo lo dominaba.

Mama Punk, la obra escrita, actuada y dirigida por Karina K -en tándem con el ex Los Peinados Yoli, Tino Tinto- hace foco en la vida de la alemana Nina Hagen, donde las tensiones sociales, ideológicas y musicales se construyen en cada escena.

Después de algunos meses en la cartelera del Teatro Maipo – con posteriores funciones a modo de gira nacional- la estructura de la obra saldrá de su contexto teatral para instalarse en el marco estrictamente musical como soportes de los norteamericanos Bad Religion (el próximo 9 de noviembre en el Teatro Flores) y un mes más tarde como una de las propuestas atrayentes de la segunda edición (el 9 de Diciembre) del Festival Internacional de Cabaret de Buenos Aires. “Mama Punk es una obra que creció constantemente. Puede ser obra de teatro y también centrarse en lo musical, como sucederá en estas fechas de noviembre y diciembre. Es un cierre de año para nosotros muy bueno, al mismo tiempo que experimentamos las buenas sensaciones que nos sigue dejando la obra”, señala Karina.

Que una obra trascienda a su contexto original sucede en pocas ocasiones. ¿Qué sensaciones te genera esa instancia?

-Es verdad que no pasa. Mama Punk se adapta a los espacios y eso es muy bueno porque tiene muchos espacios de representación, no solamente los teatrales como sucederá con Bad Religión. Y ahí la música es central. Es como que pasamos a nuestra faceta musical como primera instancia; es como otra vida de la obra dentro de su vida misma. Nosotros la consideramos una antiópera, justamente por esa capacidad de tener otras representaciones. Y también tiene que ver mucho el núcleo de la obra donde lo relacionado con Nina Hagen es central. Ella fue una de las primeras en fusionar, en los años 70 y luego en los 80, el rock y la ópera como algo novedoso.

¿Meterte en la piel de Nina Hagen en qué contexto surgió?

-Me puse a escribir hace como seis años, por más que hayamos estrenado en 2017. Ella era un ícono muy importante para los jóvenes de los ochentas. Recuerdo que en los espectáculos de Los Peinados Yoli donde estaba Tino Tinto con Batato Barea y Divina Gloria, se musicalizaba la previa con Hagen, a manera de meterte en otra experiencia. Era la música alternativa de la época para quienes querían escuchar otras alternativas musicales. Por las reacciones que veo, la imagen de ella sigue generando un shock aun en estos días.

Siempre estás interpretando a mujeres fuertes como Yiya Murano o Judy Garland. ¿Quién será la próxima?

-En enero estreno una obra donde interpreto a una mujer que trabaja en los medios. Ella vive en un edificio rodeada de propietarios bastante fachos. Es una propuesta que sería como una radiografía de los argentinos y que se da en el marco de una reunión de consorcio. Es de un costumbrismo agudo, hilarante y mordaz, aunque no grotesco. Encabezamos Campi, Miguel Ángel Rodríguez y quien te habla. La obra se llama ¿Qué hacemos con Walter?

Y Walter es…

-El portero del edificio, un paraguayo a quien los xenófobos que viven ahí quieren echar, incluido mi personaje. Estrenamos en Enero de 2018.