En El lado salvaje, el director Juan Dickinson vuelve sobre un tema que viene siguiendo desde hace años -y que de alguna manera, lo persigue-: el de los perros que, ante el abandono de sus dueños, se vuelven salvajes, atacando a los habitantes de los lugares donde viven en jaurías e incluso, en los campos, matando al ganado de los productores. El fenómeno no se circunscribe sólo a nuestro país, sino que se da en todo el mundo, pero Dickinson empezó a ocuparse del tema en Tierra del Fuego, con el documental Los perros del fin del mundo. Y ahora vuelve para contarlo desde la ficción y para hablar del aspecto menos visible del fenómeno, que es cómo afecta la personalidad y las decisiones de vida de las personas.


Osmar Nuñez es Daniel en el film. Su personaje tomó decisiones que modificaron profundamente la relación con su hija Clara (interpretada por Vanesa González). En cuanto pudo, ella se fue a la gran ciudad y tomó distancia del vínculo: un alejamiento de difícil retorno. Sin embargo, ante el pedido de ayuda de la nueva mujer de Daniel, ante el delicado estado de salud del hombre, Clara vuelve al terruño, ahora con su marido y su hija, una nieta que es una nueva relación para Daniel. Y en el terruño, también ahora, están los perros.

“Todo ese vínculo con la hija es lo que más me interesaba de la película -comenta Osmar Nuñez-. Más allá de que se hablan, no consiguen decirse lo que les pasa, pero después, aunque no se resuelve del todo, cuando se pierden en el bosque, pueden volverse a encontrar. Es como el corolario del personaje, y me gusta mucho.” Esa relación, central en la historia, fue decisiva para que el actor se sumara al proyecto, ya que, si bien el trabajo, en los tiempos que corren, resulta fundamental, trasladarse al Sur por siete semanas no era una decisión sencilla. “Más allá de que conozca personalmente o no al director, o las películas que hizo, lo que me decide es el guión. Por supuesto que después evalúo otros aspectos, pero sin esa condición, no avanzo.”

Nuñez pone en contexto su labor: “Para cine, sólo hice castings al principio, después siempre fueron ofertas de gente con la que ya había trabajado o me conocía actuando, y le interesaba mi perfil. En cambio, para las series, como son plataformas extranjeras, se trabaja con audiciones”. Y cuenta que así fue como logró sumarse a Tierra incógnita, la producción que ya puede verse en Disney+, y que es una de varios proyectos en ese sentido. Pero siempre que puede, el actor prioriza lo que lee en las propuestas, y aunque no lo dice, cree que en ahí es donde se exponen sus mejores posibilidades de poner en juego lo que considera “la auténtica vocación”. “El arte es para comunicarnos y encontrarnos. Si veo que el guión no permite esas posibilidades, dejo pasar el proyecto”.

En teatro resulta más sencillo descubrirlo: el actor ve, siente la reacción del público y ahí tiene la devolución más nítida y precisa sobre su trabajo. En cine es más complicado. “Pero la evolución de la película en las salas te da una idea de si entretuvo, si llevó a la reflexión, si funciona. Por eso insistimos tanto que en que la gente vaya la primera semana a verla, sólo así es posible que siga en cartel y que se pueda conocer si realmente gustó o no, si lo que hiciste, más allá de la atención que produjo en la persona que la vio, de alguna manera intervino en ella como para que hable y la difunda.” Y desde lo personal, considera que “ya el hecho de estar en una película es logro suficiente: con lo que cuesta hacerla, participar es algo enorme”.

La historia de Dickinson cautivó a Nuñez porque esos perros del fin del mundo, sin ser los protagonistas principales, terminan repercutiendo en las decisiones de su personaje: sobre cómo hará o no la inversión en su rancho, si contratará personal, todo parece supeditado a cómo se le hace frente al accionar de los animales. Quedarse -y de qué manera- o irse, si participar más en la acción comunitaria y en el reclamo a los funcionarios, y así sucesivamente. Y también en los vínculos, claro, que más de una vez se establecen en función de la relación que se tiene -desde lo laboral o productivo- con esos animales. En el caso de Daniel, se ve claramente a través de cómo se vincula con el encargado de eliminar a los canes, un rol que interpreta Jorge Sesán.

“Los perros terminan ‘sacando’ a este personaje que es un buen trabajador, es mi mano derecha en la película. Lo convierten en un tipo solitario que en esa soledad también pierde su cordura: es muy difícil vivir esa situación. Es una situación ante la que habría que tomar otras decisiones. Pero es complejo, lleva ya mucho tiempo y hay gente que colapsa”, concluye el actor.


El lado salvaje
Una película de Juan Dickinson. Guión: Enrique Cortés, Juan Dickinson, Fernando Musa y Mariana Planella. Actúan Vanesa González, Osmar Núñez, Jorge Sesán, Lautaro Delgado Tymruk, Eva Bianco, Pablo Seijo, Sol García, Horacio Pulido.  En Cine Gaumont, funciones a las 14.20h, 18.10 y 22.10.