Meek’s Cutoff (2010)

Este breve recorrido por el western del siglo XXI, que para algunos es neowestern y que relanzó Clin Eastwood con su formidable Los imperdonables (1992), comienza con un film dirigido por una mujer (Kelly Reichardt), vaya novedad si es que novedades trajo el género cinematográfico en este siglo. Lo arranca por dos motivos: el primero es que se ubica en el tiempo en el que, se puede decir, se inicia el arco epocal y cronológico que toma el western; la historia de Meek’s Cutoff se sitúa en 1845, el año en el que Estados Unidos se anexó Texas, estado que pertenecía a México que no reconoció la anexión hasta 1848, y que marcó el punto de inflexión final de la carrera hacia el Pacífico que hacía unas décadas había emprendido la élite estadounidense. El segundo porque como corresponde al western, se ocupa del espacio fronterizo -siempre imaginario- con lo otro y el otro, esa línea que a la vez que separa, une; ese encuentro siempre tensionante, varias de ellas trágico, que el gran Eastwood había empezado a revisar en 1992 abriendo la puerta a muchas más, entre las que la película de Reichardt se inscribe perfectamente. Ya no hay lugar para el binarismo (como ocurriría con otros más tarde) entre cowboys-pueblos originarios. Su historia: un grupo de pioneros cruza lo que cree territorio virgen para asentarse en Oregón, guiados por el no tan confiable Stephen Meek; en el viaje se cruzan con un nativo americano que provoca la división del grupo porque algunos creen que es mejor opción para llegar a destino. Todo un descubrimiento: “el extranjero” produce un quiebre en el monolítico relato que había fijado el relato del siglo XX; el originario (el otro) puede no ser un enemigo.

Disponible por suscripción en Movistar Play, y en forma gratuita con anuncios en Pluto TV y en YouTube, y para alquilar por Google Play Movies.


Los ocho más odiados (2015)

Una década después del final de la Guerra de Secesión (que había volcado la balanza para el proyecto de país de la burguesía del norte), en pleno invierno una diligencia avanza a toda velocidad por Wyoming. Allí viajan John Ruth, un cazarrecompensas, y su presa, Daisy Domergue (la guerra había desordenado todos los órdenes). Ruth quiere llegar pronto a Red Rock para entregar a Domergue a la justicia (será un nuevo actor en el western posguerra). En el camino se encuentran con dos desconocidos: el mayor Marquis Warren, antiguo soldado negro de la Unión ahora cazarrecompensas -de pobre reputación-, y Chris Mannix, renegado sureño que asegura ser el nuevo sheriff del pueblo. La tormenta de nieve se complica, así que Ruth, Domergue, Warren y Mannix se refugian en la Mercería de Minnie, una parada para diligencias (una pulpería en otros lares). Lo que se verá, que más bien será prácticamente una vivencia, es una tensión in crescendo que refleja el estado de reacomodamiento de las nuevas condiciones de trabajo -por decirlo de alguna manera- que la posguerra le había dejado a los hombres de armas tomar. Tarantino también expone a las mujeres como protagonistas mucho más decisivas en el género que durante el siglo anterior: a la manera de una metáfora sobre las reformulaciones periódicas del capitalismo, el desenlace es violento y sanguinario, despojado del esteticismo de otras de sus películas.

Disponible por suscripción en Amazon Prime Video, Movistar Play y HBO Max; para alquilar en Apple iTunes y Google Play Movies.

Hostiles

Comienza la revisión institucional de Estados Unidos como estado nación: un héroe del ejército estadounidense (cuya heroicidad no incluye combate con enemigo extranjero alguno, ya que arrasó con los indios y luchó contra soldados de la Confederación), el capitán Joseph J. Blocker tiene que acompañar al moribundo jefe de guerra Cheyenne y a su familia de regreso a las tierras de su tribu. Deberá cruzar Nuevo México, donde los mayores peligros no serán los naturales, siquiera la salud del jefe indígena, sino el reclamo de diversas personas que acusan haber sido víctimas de los Cheyennes y quieren venganza. Todo un encuentro fronterizo para una nación (Estados Unidos) que en sus últimas décadas del siglo XX había empezado a reconocer, con tierras y negocios (especialmente casinos en esas tierras), los derechos de los anteriores ocupantes de esas latitudes.

Disponible para alquilar en Google Play Movies online.

Temple de acero (2010)

Los hermanos Coen (Joel y Ethan) se meten a hacer una remake de uno de los últimos clásicos de la etapa anterior (1969), que precisamente ya estaba preocupado por introducir en el relato a las nuevas generaciones, en especial las mujeres jóvenes, que venían reclamando el reconocimiento de las que el género las había excluido. El problema de aquella es que tenía como protagonista a John Wayne, o sea que parecía entender poco los cambios que estaban sucediendo. Aquí los Coen hacen un upgrade y actualizan las cosas. La historia dice que después del asesinato de su padre por Tom Chaney, Mattie Ross (Hailee Steinfeld), una chica de catorce años, contrata al veterano sheriff Rooster Cogburn (Jeff Bridges), borracho de gatillo fácil que, como aquellos de Los imperdonables, está limpio de alcohol desde algunos años. El extraño dúo persigue al criminal hasta territorio indio, aunque ahí se cruzan con otro hombre de la ley que busca al mismo criminal. El comienzo del siglo XX llega con el fin de la venganza como acto de justicia: aquí ya hay tribunales y, en principio, juicios justos. Algún especialista dijo que eso traen las mujeres a una historia hasta el momento contada sólo por hombres.

Disponible por suscripción en Netflix y Movistar Play, y para alquilar en Apple iTunes y Google Play Movies.

Petróleo sangriento (2007)

Una película que puede considerarse el final de la posibilidad del western, no como relato cinematográfico, sino como posibilidad del sueño por fuera de los límites. Si el ferrocarril lo había herido de muerte, porque su potencia aplastante cercenaba las ilusiones que estaban lejos de sus carriles, y el desarrollo institucional lo ponía en caja, volviendo los sueños menos aventureros pero más seguros, la llegada de las corporaciones (simbolizadas como pocas por las petroleras) destruía toda posibilidad ya siquiera de la construcción de un relato que posibilitara el western. Un poco a la manera de los cuchilleros de Borges La burguesía proclamaba su triunfo total sobre el antiguo régimen sostenido en la herencia aristocrática y pocas películas lo reflejan tan bien como ésta en la que Daniel Plainview (Daniel Day-Lewis) va tras la nueva fiebre del oro (el petróleo) y en 1902 encuentra un fabuloso pozo que lo convierte en un acaudalado magnate. Sin embargo la burguesía descubre que no es mejor que aquellos pistoleros (ni que los heredados aristócratas): cualquiera se convierte en el que nunca había fantaseado ser si el juego se define por una bala o por mayor cantidad de dinero.

Disponible por suscripción en Movistar Play.