Este martes a las 23 por TNT, Nelson vuelve por todo. Así presentan Underground, TNT y Cablevisión Flow (los socios productores) la segunda temporada de Un Gallo para Esculapio, la serie dirigida por Bruno Stagnaro con el decisivo apoyo de Sebastián Ortega, que el año pasado sorprendió a propios y extraños y se llenó de seguidores y premios. La ficción que al día siguiente se podrá ver completa por Flow, esta vez no cuenta con la presencia de Chelo (Luis Brandoni), el antihéroe alrededor de lo que todo giraba. Lo que se verá es un crecimiento parejo de todos los personajes en proporción al espacio que ocupaban. Así Nelson, el que vuelve por todo, personificado por el cada vez mejor Peter Lanzani, será el sol, y el resto, sus planetas. El de más envergadura, Yiyo (Luis Luque, nuevamente impecable); y dos lunas sobresalientes, que influyen cada vez más pero aún siguen girando alrededor de lo que los planetas, y especialmente el sol, establecen: Julieta Ortega (Nancy) y Andrea Rincón (Vanesa). Ariel Staltari (Loquillo); Cecilia Rossetto (fiscal Retes), Juan Leyrado (nueva incorporación) completan una serie que maravilla como un sistema solar.

«En la primera temporada había que entender nuevos mundos y a los personajes, y en esta teníamos que dar un paso adelante –cuenta Peter Lanzani–. Pero Bruno (Stagnaro) no se quedó en la comodidad, subió diez escalones más.»

–¿En qué aspectos?

–Los personajes están mucho más abordados, las transiciones son más grandes y en menos capítulos, y eso es mucho más ambicioso, hace que todo sea más intenso. Así que aprendimos que no es fácil hacer Un gallo para Esculapio (sonríe): es duro porque es intenso, los días son largos, las escenas no son fáciles. Pero un poco también es lo que se busca, porque en esa intensidad empiezan a florecer nuevas emociones que le dan nuevos colores a los personajes.

–Debe ser difícil correrse del eje que significaba el personaje de Chelo, y además con un actor como Brandoni.

–Con Beto pasamos cosas muy lindas, pero el personaje de Chelo está muy presente en toda la segunda temporada. Es como una figura omnipresente, está ahí dando que hablar siempre, como el mecanismo, el engranaje que gira todo. No puede no estar, porque todos los personajes están abordados por lo que le pasó a él. Entonces es difícil sacárselo de la cabeza.

–¿Hubo algunas escenas en las que sentiste que estaba ahí?

–Muchas. Cada vez que íbamos al lavadero, por ejemplo, donde habíamos tenidos muchas escenas, rememoraba anécdotas o momentos de charla con Beto. Eso me parece que fue lo más lindo: poder recordarlo en el rodaje.

–En esta temporada aparecés más al frente, ¿sentís eso como la responsabilidad de ponerte la diez, por decirlo de alguna manera?

–Cómo peso, no, en lo más mínimo. Trato de estar disponible para lo que el director necesita y lo que necesita la historia. No considero en lo más mínimo que es una presión. Y la camiseta la tenemos que tener puesta todos, sino no podría hacerse el programa. Sí obviamente te cansás más porque estás en casi todas a las escenas. Pero la verdad es que disfruto mucho de hacer Un gallo para Esculapio, me deja siempre enseñanzas enormes y ojalá pudiéramos seguir trabajando con el equipo, hacer una nueva temporada.

Lanzani dice que el equipo de Un gallo para Esculapio II es una «gran familia». Lo sostiene por la intimidad lograda a partir de la cantidad de días compartidos (más de un mes de rodaje en 60 locaciones), el esfuerzo compartido, los logros alcanzados con la felicidad que eso conlleva. Y además: «Tenemos la historia metida y somos apasionados en lo que hacemos y todos confiamos en el otro y en el proyecto. Cuando terminás a las cuatro de la mañana, con tres pedazos de alambre haciendo un asado y te divertís mientras te cagás de frío, sos una familia. Por supuesto claro que es un trabajo duro, intenso, y estás trabajando: más allá divertirse, hay peleas, pero hay búsquedas, propuestas y tratar siempre de poder sacar lo mejor posible del proyecto. Y cuando uno labura entre amigos se disfruta más».

El joven actor, salido de la llamada factoría Cris Morena, dijo hace poco que esta serie significó una bisagra en su carrera. No lo dice él pero sí se comenta (especialmente en el periodismo, siempre tan adscripto a lo serio): ahora Lanzani es un buen actor. «Eso es capcioso, porque a medida que vas creciendo ampliás tu mundo. Entonces nunca llegas a ningún lado. Pero sí, si rebobino estoy donde quería estar, creciendo como quería. Sé que me falta muchísimo laburo y muchísimos proyectos por seguir transitando y encontrar más cosas, pero voy en un camino y claramente todo es una decisión. Y voy a encontrar cosas que quizás hoy no tengo idea.»

–Ahora que se tiene la certeza de que sos muy capaz, ¿tenés miedo de que eso también se vuelva un prejuicio?

–Se va a volver un prejuicio. El ser humano es prejuicioso, es una falencia. Pero bueno, ahí también está el laburo de cada uno: hay que seguir reinventándose y buscando desafíos para que cada cosa que se haga sea diferente y no quedarse. Nunca se llega a ningún lado, siempre se prueba, se intenta, se trata. Pero creo que el prejuicio siempre va a estar. Ojalá  pueda seguir luchando y haciendo cosas y dando de qué hablar. Las ganas sobran y la meticulosidad a la hora de trabajar también. Y ojalá siga teniendo la cabeza y el ojo para encontrar los proyectos que a mí me hacen crecer. Yo voy a seguir instalado en mí, no en lo que piensa el otro. Y creo que esa es la mejor manera de sacarse estigmas y prejuicios. Estoy centrado en mi crecimiento personal: el actor siempre tiene que estar preparado para cualquier cosa que puede venir, porque después nos quejamos cuando llega el proyecto y uno no está a la altura. Si no te entrenás no podés ir a ningún lado. Es como un futbolista: puede ser el mejor del mundo pero si no se esfuerza, mete convicción y trata de ser mejor todos los días, al año no vale lo mismo.

–¿En esa idea existe el riesgo de aceptar todos los proyectos que te proponen?

–No. Una carrera también se construye diciendo no. Hay que ser meticuloso  leyendo guiones, pensando en los proyectos y diciendo sí o no, según corresponda. Ahí está la búsqueda. Por eso digo: ojalá siga teniendo el ojo para agarrar los proyectos que funcionan, por lo menos los que a mí me llenan.

Lanzani tiene una velocidad de respuesta y conceptual que prácticamente lo hace un clásico entre los sub 30: cual Rafa Nadal, todo lo responde, llega a cada pelota que se le tira; sí, también se equivoca, pero eso no lo hace caer. A veces, apenas trastabillar. Como bien dice, vuelve a buscar un proyecto. Incluso es consciente de que esa capacidad se diluye con el paso de los años. Y eso hace que intente aprovechar más las circunstancias favorables. Entre ellas, las de dirigir uno de los seis capítulos de Un gallo para Esculapio II.

«Hay una búsqueda en todo eso: a cierta edad no voy a poder hacer tantas cosas a la vez porque no me va a dar el físico. No hay nada librado al azar en cada proyecto que hago o no. Me encantaría dirigir cine. Pero para eso necesito tener el tiempo de escribir, decidir qué quiero contar y todo lo demás. Tengo cosas escritas, pero para bajarlas a un guión necesitás tiempo. Lo de Un gallo para Esculapio fue un buen puntapié y encima con Bruno. A mí son cosas que me llaman la atención, porque creo que siempre voy creciendo y me corro de un lugar de comodidad. Ahora voy hacer teatro físico en el Metropolitan –se trata de Matadero, a partir del 19 de octubre– que nunca hice: es danza, circo, texto. Conscientemente sé que en algún momento no me dará tanto el físico y voy a tener que descansar un poco.

–¿Qué fue lo que más te llamó la atención de la experiencia de dirigir?

–Los mundos nuevos. Tener que manejar el equipo, manejar actores, tener que escribir, encontrar la atmósfera de las escenas, jugar con la cámara, con lentes. Me veo escribiendo mis cosas o con un colaborador autoral, pero teniendo un qué querer contar. Hay un mundo enorme por descubrir ahí, y ojalá también pueda crecer en ese rubro. «


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Vanesa busca y encuentra su lugar

«Al desaparecer el amo (Chelo), todos están tratando de encontrar su nuevo lugar –dice sobre la nueva temporada de la serie–. En momentos de crisis tan importantes, a la mayoría de la gente se le empieza a caer la careta. Y otros se empiezan a dar cuenta dónde están parados».

–¿Tu personaje se acerca más al lugar que busca?

–Vanesa estaba bajo el ala y la protección de Chelo y ahora quedó a la deriva. Con respecto a lo que yo buscaba –subraya con entonación, mirada y sonrisa– se acerca más. Venía quemándole la cabeza a Bruno desde la primera temporada, en la segunda lo vamos obteniendo y en la tercera va de lleno.

–¿Hay que invitar a más mujeres a que la miren?

–Se van a volver locas. Loquillo está que explota, decí que soy amiga de su mujer. Y Nelson (Peter) es una bomba. Yo le decía: ¡dire, ponga más besos!

Y con la misma seriedad, casi exclama: «No te puedo explicar lo que siento al pertenecer a esto: llegaba a las 5 de la mañana cagada de frío, no sentía los deditos de las manos y era feliz. Para mí es un sueño: de dónde vengo y dónde estoy, ¡no lo puedo creer! Y el profesionalismo del equipo, trabajar con Lanzani: vale oro, todo el tiempo con una sonrisa. Te lo firmo: va a Hollywood, directo.


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La historia de Nancy gana espacio y profundidad

«Mi personaje tuvo un giro muy interesante en la segunda temporada», dice Julieta Ortega sobre la Nancy que se verá en esta temporada. «Ella estaba a la sombra de Chelo, y justamente a raíz de su muerte, el personaje crece. Así que como actriz mucho no lo extrañé (a Luis Brandoni) –ríe–, pero sí fue un placer el año pasado.» Como dice Lanzani, nada estuvo librado al azar: «En la entrega de los Martín Fierro, Bruno (Stagnaro) me dijo que iba a reivindicar a las mujeres, tu personaje en especial, me dijo, se me están ocurriendo un montón de cosas. Era consciente de que las mujeres en la primera temporada habíamos estado más al servicio de los hombres y que en esta temporada vamos a pasar más al frente. Pero también es lógico porque es la presentación de un mundo masculino: los piratas del asfalto, la pelea de gallos. Y Nancy creo que había ido al lavadero sólo una vez, sabía de los gallos pero no había visitado el lugar físico, no se había cruzado con ninguno de los personajes de la barra del marido, entonces de repente: ah, es esto. Y eso sólo se puede hacer porque él no está».

Un gallo para Esculapio II

Dirección y guión: Bruno Stagnaro. Elenco: Peter Lanzani, Luis Luque, Julieta Ortega, Ariel Staltari, Cecilia Rosseto, Andrea Rincón, Juan Leyrado. Estreno: martes 16 a las 23, por TNT. Desde el miércoles estará toda la temporada disponible en Flow.