La llegada de la pandemia a los múltiples espacios de la vida social dejó sin margen de acción a millones de personas alrededor del mundo. Por esta parte del planeta fueron miles los artistas que no supieron en una primera instancia reaccionar ante una situación sanitaria que llegó como un ladrón en la noche. Pero pasado el shock esos mismos artistas volvieron a reactivarse a manera de antídoto contra la situación imperante.

El caso de Piraña, el combo tanguero que desde 2014 recorre espacios de Buenos Aires, de varias formas representa lo dicho. Con la intención de salir de los estertores de la situación provocada por el Covid-19, el grupo acaba de publicar Las doce y no hay novedad, un nuevo disco de seis canciones que ya puede escucharse en plataformas y que registra el trabajo hecho por ellos durante todos estos meses de aislamiento.

“Estamos contentos con este nuevo álbum porque está teniendo una repercusión que no esperábamos. 2020 fue un año oscuro para todos, pero la verdad es que haber podido hacer estas canciones fue algo como una luz. En todo este tiempo no pudimos cantar y eso nos mató, porque siempre estábamos acostumbrados a tocar, al menos una vez por mes. Como todo grupo estábamos habituados a ensayar, a estar vivos, a componer juntos o separados, pero siempre trabajando. Más allá de todo eso fue muy importante haber podido grabar estas canciones y saber que ya están ahí para que todos los que no nos conocen puedan escucharnos”, aclara Romina Grosso como cantante de Piraña en representación del resto del grupo, donde encontramos a Daniel Frascoli en guitarra y composición, Mauro Vignetta en clarinete y guitarra, Pablo Odriozola en Contrabajo y Pedro Fernández como letrista.

El nacimiento formal de Las doce y no hay novedad se vincula con una manera de hacer música. En ese contexto, Grosso afirma que “las canciones se fueron haciendo de manera paulatina, mientras que otras estaban pendientes por hacer. Creo que de todas ellas la que más nos representa es ‘Gorriones’, un tango de Celedonio Flores y Eduardo Pereyra. La canción tiene mucho que ver con nosotros porque estos cinco años de Piraña fueron muy intensos, y la letra tiene que ver con eso que sentimos al cantar”.

El nombre del álbum también es elocuente con respecto a todo lo que le sucedió al proyecto Piraña durante todos estos últimos meses. “Elegimos llamar al material así porque salió de un momento en que sentíamos que la noche era puro silencio y las noticias buenas durante el encierro no aparecían, así que eso complicaba el poder hacer la vida diaria de cada uno. En algún momento recordé a aquellos serenos que daban la hora y las noticias del día, entonces esa fue la idea que nos disparó llamar al disco de esa forma”.

Para Grosso, la salida de estas seis canciones representa para el grupo un pack de grabaciones sueltas que no deberían entrar en la categoría de un formato EP o similar. “Nunca pensamos en que por la duración de todo el material recibiría un nombre en particular, me refiero a LP o algo así. Lo que nosotros queríamos era sacarnos las ganas de grabar estas canciones, así que no tomamos en cuenta la extensión de todo eso. La verdad es que con todo esto de la pandemia queríamos grabar y seguir haciendo cosas como grupo, así que hacerlo fue como una manera de seguir adelante sin pensarlo mucho”.

En el seno de Piraña la oportunidad de volver a juntarse más allá de las circunstancias fue algo que terminó repercutiendo internamente como un factor sanador. “Me gusta verlo de esa forma”, dice Grosso. “Después de estar haciendo música durante tanto tiempo y de repente no poder hacerlo más fue como que nos pusieron un freno muy duro, así que volver a grabar fue un proceso sanador. Sí, fue así”.

Por el momento el proyecto Piraña no tiene intenciones de tocar vía streaming, más allá de haber participado en una instancia de ese tipo. Queda claro entonces que lo principal es volver cuando se pueda regresar al formato pre pandemia. “Si bien estuvimos haciendo algo en el sentido del streaming, la verdad es que no nos sentimos cómodos en ese formato. Si en algún momento tenemos que volver de esa forma se hará, pero por el momento tratamos de respetarnos lo máximo posible apuntando a la idea de estar en contacto con la emoción del público, de lo presencial. No estamos en contra de todo lo que sucede con el streaming porque sirve y está perfecto, pero preferiríamos tener a la gente como siempre”, concluye.


Piraña. Las doce y no hay novedad. Disponible en plataformas musicales.