La idea de que la historia representa un factor que nos cruza como individuos vuelve a estar presente en una obra que construye bajo ese aspecto su núcleo central. En Trastorno, un culebrón metafísico, Pompeyo Audivert hace del teatro un lugar de denuncia histórico tanto como un espacio de observación a las clases dominantes. Para llegar a un texto que de movida juega con sus intersticios sociales, Audivert se sirvió de El Pasado (la obra escrita por Florencio Sánchez en 1906), para desde ahí trabajar una versión libre de la que no solamente es el autor, sino que también la dirige (en compañía de Andrés Mangone), protagoniza y se encarga de la escenografía.

La influencia de Sánchez es algo que enseguida Audivert se encarga de aclarar, aunque de la misma forma también sostiene que se trata de una versión muy libre, y que lógicamente tiene elementos disímiles con la propuesta original. Trastorno nace en los años noventa cuando hice como actor la obra original. En ese momento yo tenía una gran fascinación por el lenguaje argentino o rioplatense en la actuación, algo que todavía me gusta y que también puede verse mucho en las películas argentinas. Yo sentía que eso era parte de una identidad, algo que notaba en mí más allá de mi formación con autores rusos o europeos. En todo ese momento que pasó desde aquel entonces hasta ahora estuve desarrollando una investigación teatral vinculada a un laboratorio dramatúrgico al que llamamos El Cuervo. Ahí descubrí que me gusta el teatro relacionado con lo metafísico y lo poético. En todas mis obras eso fue creciendo con el tiempo, y cada vez más entendiendo al teatro como una máquina de escrutación de una identidad sagrada, porque siento que el teatro sondea identidad y pertenencia como función principal. Esta obra tiene mucho de eso”, aclara.

Queda claro entonces que a más de 20 años de la intervención inicial de Audivert en el texto de Sánchez, fue ese mismo libro el que se transformó en una influencia que persistió hasta nuestros días. “Para mí fue muy importante en ese momento y lógicamente lo es ahora. Cuando actué originalmente en la obra yo tenía unos 30 años, y ahora tengo el doble. Siento que El Pasado trata temáticas de las que yo más tarde fui desarrollando, básicamente relacionado con la identidad sagrada que el teatro representa. Esa obra, en su temática más superficial, trata el tema de la identidad en una clase social oligárquica”.

En esta oportunidad la multiplicidad de roles volvió a decir presente de la mano del director. “Siempre abarco en mis obras y muy pocas veces no meto mano en la escritura. En mis últimas obras adapté textos y dirigí también, amén de tener una opinión muy fuerte sobre la escenografía y la luz. El teatro es un arte integral que cruza muchos niveles de producción y a mí me interesa involucrarme en todos. Básicamente el teatro es el cuerpo del autor, el tiempo y el espacio”, destaca.

¿Y qué hay de lo metafísico en Trastorno? El concepto puede tener múltiples lecturas, pero nadie mejor que su autor para explicar la vinculación con el teatro: “La cuestión de lo metafísico en el teatro está dada porque los horizontes materiales que constituyen los niveles de producción y la identidad de la teatralidad son el cuerpo del actor, el tiempo y el espacio. Puede no estar el edificio teatral pero si tenés un actor rodeado por público entonces ya tenemos el fenómeno teatral. Espacio y tiempo son niveles físicos inmateriales, y el cuerpo del actor tiene mucho de eso, porque su cuerpo opera con su presencia en el tiempo y espacio. Considero que esa es una operación metafísica porque hay un deslinde del yo histórico que deja expuesta una estructura que puede tener una identidad de fantasía, como en Hamlet, Edipo, Ofelia. Esa identidad opera en un tiempo y espacio, que cuando sucede el acto teatral quedan suspendidos como dos niveles potentes. Son niveles que fueron lapidados por el poder y funcionan anestesiados porque uno no tiene conciencia potente de su propia identidad, tiempo histórico y espacio en el que habita”, concluye Audivert. «

Trastorno. Dirección: Andrés Mangone y Pompeyo Audivert. Actúan: Pompeyo Audivert, Juan Manuel Correa y Pablo Díaz, entre otros. Viernes y sábados a las 20 en el C. C. de la Cooperación, Av. Corrientes 1543.