La opera prima de la argentina Natalia Garagiola, Temporada de caza, recibió el premio de la Semana Internacional de la Crítica 32, sección paralela independiente del 74o. Festival de Venecia, reservada a primeras y segundas obras de jóvenes cineastas.

Garagiola, de 35 años, se había distinguido con tres cortos, “Rincón de López” (BAFICI 2011), “Yeguas y cotorras” (2012) y “Sundays”
(2014), ambos en el Festival de Cannes, antes de realizar este primer largo con guión propio, coproducido con Brasil, Francia y Alemania.

La directora argentina recibió el premio del público a la mejor opera prima, reseña paralela independiente del 74 Festival de Venecia, reservada a primeras y segundas obras de jóvenes cineastas. “Este es un premio muy especial e importante para mí y también para todo mi equipo que me ayudó mucho en este mi primer largometraje” declaró.

El galardón, otorgado en una votación popular realizada al término de cada proyección de los ocho films seleccionados, consiste en cinco mil euros donados por la Sociedad Italiana de Autores y Editores (SIAE).

“Este premio me da mayores fuerzas para seguir adelante en mi carrera mientras estoy preparando ya mi segundo largometraje”, contó la directora. El film “trata de la idea de Dios de una mujer de provincia, en este caso La Rioja”, relató.

Uno de los aspectos que más asombraron al público y a los periodistas que asistieron a la proyección del film y al sucesivo debate con la directora es descubrir que detrás de una historia violentamente masculina se escondía una diminuta mujercita de apenas 35 años.

“Lo que pasa es que mi papá me educó junto a mis hermanos llevándonos de pesca y de caza y desde siempre estoy en contacto con un mundo esencialmente masculino”, relató Garagiola, galardonada con el premio que consiste en una gran caja con una proa de góndola de metal. “Pero en mi próxima película la óptica será totalmente diferente y será protagonizada por una mujer humilde que tiene su propia idea de Dios”, sostuvo Garagiola.

Es la segunda vez en 32 años que un film argentino conquista el premio de la Semana de la Crítica después de Mundo grúa de Pablo Trapero en 1999 y el segundo año consecutivo que recompensa un film latinoamericano después de Los nadie del colombino Juan Sebastián Mesa.