Este martes a las 19 en la sala Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional se proyectará Octubre 23, el film documental que cuenta la historia de los estudiantes secundarios del Nacional Vicente López detenidos-desaparecidos en 1976. Ellos son: Eduardo Muñiz (17 años cuando fue secuestrado), las hermanas María (18) y Leonora Zimmermann (17) y Pablo Fernández Meijide (17); sin tratarlo directamente también se ocupa del caso de Leticia Veraldi (17), una estudiante de la escuela que había logrado escapar de la persecución pero fue secuestrada un año después en Cipolletti, Río Negro.

Sus artífices, Martín Vergara, Adrián Tanus y Federico Coringrato. Los dos primeros compañeros en la misma escuela durante la secundaria que iniciaron en 1984: «Un grupo de madres y padres, entre los que estaban los de Pablo Fernández Meijide, empezaron a dar charlas en la escuela sobre las historias de sus hijos; yo venía de jugar a las bolitas y Fernández Meijide nos voló la cabeza», resume Vergara aquella movilizante sensación que le provocó el relato. «De alguna manera se respiraba en el aire, estaban como los fantasmas. Eso, el apoyo que hubo a mantener la memoria de Berta (la directora de la escuela durante la dictadura y años después, que según todos los testimonios tuvo una actitud de defensa de los alumnos) fue tan fuerte que a los cuatro meses ya estaba militando en el colegio», completa. El Juicio a las Juntas hizo el resto para que Vergara y Taunus tuvieran una participación activa en los asuntos de Derechos Humanos, aunque no desde una militancia concreta en agrupaciones o partidos políticos.

Pero el tiempo fue pasando y la idea de «hacer algo con eso» siguió flotando en su cuerpo. El periodismo en distintos ámbitos como productor y redactor le fue dando a la dupla de artífices las herramientas, aunque no les indicó el momento. Fue una combinación de hacer algo distinto con lo propio (profesional) y lo compartido históricamente con el conjunto lo que llevó a Vergara a comentarle la iniciativa a Taunus y así empezaron a sumar gente. El primero, Coringrato, responsable de la cámara y la edición del documental y compañero de trabajo de Vergara. Luego, de a poco otros, todos ligados de alguna manera a aquella historia de la noche del 23 de octubre de 1976 (de ahí el nombre del film), hasta la tan pertinente como narradora música, compuesta por Jorge Chikiar, también exalumno de la institución.

«No queríamos un documental que se regodeara en la derrota ni que fuera una piedra en el pecho», trata de resumir Vergara el tono de la obra. «Creo que tenemos que hacernos cargo de lo bueno, como el movimiento de Derechos Humanos que generamos y que a partir de la película nos enteramos por Llonto de que es único en el mundo: cada vez que se cruza con gente de países que sufrieron situaciones similares le preguntan: ¿cómo hicieron? Somos una oveja negra en el movimiento de Derechos Humanos del mundo, y eso está bueno mostrarlo». Llonto es Pablo Llonto, uno de los que da testimonio en el film como abogado de la querella que se lleva adelante por varias causas relacionadas con Campo de Mayo, que es donde se vio por última vez a los estudiantes.

Por eso el documental es una delicada reconstrucción de los perfiles de los alumnos a través de sus compañeros y familiares, entre ellos Graciela Fernández Meijide; el costo de apropiarse de esa historia que no sólo los marcó, sino que es en gran medida responsable de todo lo que ellos son hoy; armar de nuevo la vida luego de tamaño dolor. Todo contado con la empatía que da el amor. «Graciela está enamorada del laburo», asegura Vergara. Y Graciela Fernández Meijide, a su manera, asiente.

«Ha sido filmado por gente que no conoció directamente a Pablo, Leonora, María, Leticia y Eduardo –puntualiza Fernández Meijide su punto de vista–, pero que entrevistaron a familiares y a chicos que compartieron con ellos experiencias de estudio y hasta políticas. Además es una película que no está hecha para la militancia, que están bien, pero no fue el objetivo de esta: es reflexiva y muy respetuosa en su tratamiento y su tono».  «