La cuarentena disparó situaciones que no podrían haber sucedido de no mediar un contexto sanitaria como el que vivimos. La virtual avalancha de transmisiones en vivo le permitió a muchos artistas tocar desde sus casas para generar un encuentro con su público, pero muchos de ellos no pocas veces recibieron críticas por la calidad de sonido o una velocidad de internet que conspiró contra las buenas intenciones.

Agazapado. Así estaba Richard Coleman cuando como muchos observó que el vendaval de los shows en internet -que brotaron al calor de la cuarentena- no representaban una situación artística y mucho menos cuidada. Entonces dejó pasar el tiempo, pero mientras tanto no se quedó quieto y lanzó una nueva canción (se trata de un cover de “Drive”, el célebre tema de The Cars en una versión personalísima que respeta el cuerpo del original) y al mismo tiempo fue madurando la idea de ofrecer sus canciones “vía streaming” (algo que sucederá este sábado a las 21) desde una propuesta donde el sonido y los cuidados técnicos también importasen tanto como las intenciones.

2020 había comenzado de la mejor forma para uno de los mejores amigos de Gustavo Cerati. En los primeros meses del año salió de gira con Zeta Bosio y Charly Alberti para reinterpretar las canciones de Soda Stereo por Latinoamérica y Estados Unidos, reservando una mitad del año para darle forma a un disco nuevo (el sucesor  de Fácil, lanzado en 2017), pero la llegada del Covid-19 canceló sus planes (y los de casi todo el mundo) para focalizar su trabajo en su nuevo single y próximo show pantalla de por medio. “El proyecto de registro de un tema como ‘Drive’ era algo que casi tenía olvidado. Es una canción que vengo tocando desde que saqué el disco A song is a song” (2012), un disco de covers a principios de la década pasada. Era un tema que no había entrado a ese álbum porque toda la saga de temas que grabé de otros se trataba de destacar a la canción y no pretender hacer una reversión sino más bien algo íntimo. El año pasado había retomado la idea de hacerlo, otros proyectos se vinieron encima pero con el asunto de la cuarentena lo pude terminar y lo sacamos hace poco. La idea me pareció muy buena y me muestra haciendo cosas que diseñé y  terminé en mi estudio. Es un tema que hice completamente solo”, avisa Richard Coleman sobre su aproximación al tema de los celebérrimos The Cars, una de las bandas ícono de los primeros ochenta.

–¿Te sentís cómodo lanzando singles?

–Creo que un tema como “Drive” es una excepción como parte de una obra ya concebida. Yo soy un tipo que encara  cada proyecto como un álbum, y por eso no me siento tan cómodo con el tema de un single. Siempre pienso en un concepto general para un puñado de canciones porque soy de componer dentro de una película más grande. Cada vez que me siento a trabajar es en base a proyectos pensados como álbumes y de ahí salen las canciones con conceptos, ideas, palabras y el universo sonoro que se va distribuyendo entre varias canciones. No soy de poner todos los huevos en la misma canasta. Así trabajo desde hace varios años y mi oficio esta armado de esa manera.

–Como a muchos, la llegada de la pandemia le puso un stop a todo. ¿Cómo te afectó todo eso?

–Nos arruinó la estructura del año. Tenía pensado trabajar con el proyecto Gracias Totales de Soda Stereo hasta mayo y luego comenzar a trabajar creativamente en un nuevo disco, grabarlo y tener material nuevo el 2021. Soy una persona de planificar con mucha antelación, hago trabajo de hormiga y delineo mis proyectos. Pero obviamente, lo que le pasa al mundo desbarató todo. En un principio pensé que la reclusión no era una gran variante y que podría trabajar en este tiempo, pero no se dio así porque el día a día no lo hizo posible. Estoy en una etapa de no pedir un futuro, no planificar e ir llevando la vida con lo diario. No soy como otros que grabaron de todo, aunque la fantasía siempre estuvo. Creo que vivimos momentos en que cada uno piensa cómo sacar el agua de su bote (silencio…). La verdad es que temo hablar del futuro porque todo es una especulación y no hay seguridad de ningún tipo. El futuro ya volverá.

–Vas a tocar el 11 de julio. Antes de preguntarte por eso, me gustaría saber cómo te llevás con la situación del streaming que explotó en plena cuarentena.

–Es algo que me animé hacer y que hoy me tiene contento. Realmente, cuando empezó el aislamiento y los primeros encuentros que tuve con las presentaciones online me dejaron mucho que desear. Había una situación precaria y la rapidez con que se hacía todo era triste porque todo era hecho con una guitarra cualquiera, con un sonido feo y con una conexión inestable. Los primeros shows por streaming que vi eran sólo una celebración del ego. Realmente hablaba del narcisismo, algo que me causaba rechazo. Enseguida pensé que jamás haría algo así porque no me interesa tirarle más carbón a mi ego. En realidad todo lo que sucede con las redes para mi es una celebración del narcisismo muy peligrosa y adictiva. Para mí, el show en vivo y presencial es el hecho trascendente y nos justifica como artistas. Es un hecho único, irrepetible y emocional que no se puede replicar. Así que hacer un show online le quita al artista el misterio necesario que debe tener, y toda esa falsa apertura no le iba a hacer bien al arte en sí mismo.

–¿En qué momento surgió la situación que justificase hacer este show que se verá el sábado?

–Todo es digno de reflexión, y en un momento hubieron un par de cosas me hicieron caer la ficha. Por un lado, como artista se me ocurrió tomar con franqueza el concepto del entretenimiento. Entonces y a partir de pensar que en vez de generar un momento trascendente entre uno y el público, lo que busco es brindarle a la gente que le gusta mi música  un par de horas de entretenimiento liso y llano. Es decir, no es bajar la vara sino cambiar el enfoque, y creo que me di cuenta que podría ir de frente con esa actitud sin sentirme mal. Por otro lado, hace poco en el Quilmes Rock lo vi a Gustavo Santaolalla tocando en un streaming y sentí que verdaderamente su performance salía de la pantalla. Y eso me conmovió, de verdad. Fue muy inspirador para mí y de ahí surgió esta idea de tocar para tratar de rescatar y brindar una sensibilidad y pasión que pasen los filtros electrónicos, salir de la computadora y llegar a la gente. Con eso en mente me metí en mi estudio, grabé un show entero de varias canciones con varias guitarras diferentes, con buen sonido y tratamiento. Hacer eso fue de cocción lenta para llegar a donde quería llegar; todo fue hecho en una sola toma de cámara, sin correcciones. Era algo genuino porque no quería traicionar mis principios ni a mi público. Lo que pretendí era una performance honesta.

–Los shows de principio de año bajo el aura de Soda quedaron atrás. ¿Pero cómo los viviste ahora que quedaron a la distancia?

–La experiencia fue muy feliz e intensa. Fue algo muy emocionante porque estar tocando con los pibes fue un privilegio que no me lo va a sacar nadie. En eso me siento muy tranquilo y conectado con Gustavo. En los shows era tenerlo a él ausente pero presente al mismo tiempo, sumado a la emoción de la gente. En lo personal trabajé mucho con las guitarras de este proyecto que se basó en no hacer un tributo o una réplica de lo que tocaría Gustavo. La idea era escuchar cada arreglo de sus partes en los discos, algo que no era lo mismo que tocaba en vivo. Quisimos ofrecer una versión de Soda Stereo posible para homenajear la trayectoria de la banda.

–¿Cuán difícil fue sacar todo ese trabajo de las guitarras de Gustavo?

–No fue sencillo. Lo primero que pedí es que me dieran libertad para trabajar con la parte artística de las guitarras. Me siento responsable de eso porque soy uno de los guitarristas que conoció a Gustavo mejor que nadie, más allá de que no puedo tocar técnicamente como él porque estoy lejos, como casi todos. Conozco el origen de esos arreglos porque conocí su música y la entendí siempre desde el análisis de su trabajo. No hicimos una réplica en vivo sino una reinterpretación. Lo difícil de todo fue la parte emocional porque la primera semana había que escucharlo, su voz y sus guitarras. Sirvió para descargarse, llorar lo necesario y tener ya una segunda semana para ir a más de lo preciso. Lo que estuvo siempre presente es que nadie está ocupando el lugar de Gustavo.

–El show nació con críticas antes de que toquen la primera nota.

–Elaboramos una coraza necesaria ante toda esa barbarie. Y yendo al show, lo que quiero decir es que no hay manera de sentir lo que pasa si no estás ahí, sobre todo por la carga emocional. Entre comillas diría que es un show vanguardista porque uno a esta altura se acostumbra a la tercerización de la imagen de una manera increíble (risas). Las críticas vinieron de gente que no estuvo ahí, así que si vas a criticar lo que ves por YouTube sos un boludo. No es eso lo que ves en esa pantalla, es otra cosa porque este show fue específicamente hecho para verlo en vivo. La emoción siempre estuvo por ese lado y creo que los shows dados no ofrecieron otra cosa más que esa.


Richard Coleman En tu casa. Un show acústico vía streaming. Sábado 11 de julio a las 21. https://bue.tickethoy.com/entradas-musica/richard-coleman-en-tu-casa-en-on-demand