Contra todo tipo de pronósticos, ajenos pero también propios, 1968 encontró a los Rolling Stones en un momento bisagra de su carrera. La experiencia de Their Satanic Majesties Request no tuvo los resultados esperados, Oldham dejaría de ser el manager y Allen Klein, quien lo secundaba en la gestión, se haría cargo de conducir los destinos discográficos de la banda. Era el propietario de Abkco Records, compañía que a la fecha administra gran parte del catálogo de los Stones.

Suele asegurarse, y ciertamente cuesta refutar debido a la evidencia, que el final de la década del ‘60 y el inicio de la del ‘70 dieron lugar a la etapa más creativa en la carrera del grupo. En ese sentido, Beggars Banquet (1968), Let It Bleed (1969), Sticky Fingers (1971) y Exile On Main St. (1972) son el resultado del trabajo de una banda de rock and roll madura y afianzada en la escena musical internacional que pudo desarrollar producciones con un fuerte contenido simbólico, cultural y artístico que marcaron el ADN Stone y que cuya composición genética se mantiene hasta la actualidad. Luego, Goats Head Soup (1973) e It ‘s Only Rock And Roll (1974) fueron la exitosa ratificación del sensacional momento del conjunto. Sin embargo, el camino no fue fácil. El protagonismo de las drogas y el alcohol; la decadencia, expulsión de la banda, desmoronamiento y posterior muerte de Brian Jones, la tragedia de Altamont, la bancarrota por problemas financieros en el marco de la deplorable administración de Klein, y la necesidad de exiliarse en Francia para resurgir económicamente, constituyeron el oscuro lado B de este prolífico presente. La cuenta a pagar por autoproclamarse como “la banda de rock and roll más grande del mundo”.

Desde los estrictamente musical, hubo también un hecho que renovó el viciado aire en la banda: la llegada del joven Mick Taylor como guitarrista. La situación de Brian Jones dentro del conjunto era insostenible. El plan artístico y comercial de Jagger y Richards distaba mucho del de Jones, que pretendía explorar nuevos horizontes musicales. El alejamiento comenzó a evidenciarse durante la grabación de Let it Bleed, álbum en el que Brian participa tan solo en dos canciones y del que Taylor formó parte como sesionista invitado. La despedida de Jones y la oficialización de la llegada del ex John Mayall & Bluesbreakers al grupo, significó la confirmación del liderazgo de la dupla compositora de los Rolling Stones.

Sin embargo, la permanencia de Taylor en el conjunto fue tan significativa como fugaz. La propuesta musical de la banda aburría al guitarrista que además empezaba a tener problemas de adicciones. De todos modos, Taylor aclaró al respecto: “Las drogas no eran el problema, porque no es un secreto que Keith era un adicto a la heroína y que yo también me estaba convirtiendo en uno. Mis problemas se hicieron peores después”. La decisión, aseguró, fue netamente musical: “He trabajado con ellos de tal modo y durante tanto tiempo que no pensaba llegar más lejos si no cambiaba de músicos”.

Para diciembre de 1974 el guitarrista ya no era un Stone. Fueron un poco más de cinco años de aportes superlativos al sonido y a la prolijidad de la banda, y un puñado de solos históricos como en “Midnight Rambler”, “Sway”, “Dead Flowers”, “Can’t You Hear Me Knocking”, “Shine A Light”, “Winter” y, por supuesto, en “Time Waits For No One”, que quizá sea lo mejor de Taylor con los Stones.

Keith Richards tiene una mirada diferente al respecto. Dice en su biografía: “Mick nunca fue capaz de explicar por qué se marchó. Yo creo que ni él lo sabe. Siempre le he preguntado por qué se fue. Y él siempre contesta: ‘No lo sé’. Sabía bien cómo me sentía con su marcha, porque yo soy de los que siempre quieren mantener el grupo unido. Te puedes ir en un ataúd o licenciado con honores tras largos años de servicio, cualquier otra razón no vale. No le puedo leer el pensamiento, quizá tuvo algo que ver Rose, su mujer. Pero al final la prueba definitiva de que no encajaba del todo es que se marchó. Es más, creo que no quería encajar del todo. Tal vez pensó que con las credenciales de haber tocado con los Rolling Stones podría ponerse a componer, a producir. Pero no hizo nada”. Diez años más tarde de estas palabras, con el relanzamiento, en 2020, de Goats Head Soup, se publicaron un puñado de canciones inéditas como material extra. De esta manera, “Criss Cross” es un reconocimiento de Jagger y Richards al virtuosismo técnico y al trabajo compositivo de Taylor en la banda: es una de las pocas canciones que lleva la firma de los tres en los créditos.

La formación casi definitiva

No sería justo atribuirle a Rod Stewart la llegada de Ronnie Wood a los Rolling Stones. Pero quizás fue la separación de los Faces, a causa del éxito que fue cosechando el extrovertido cantante con su carrera como solista, lo que terminó de concretar lo que ya se palpaba en el aire. Es que Ronnie frecuentaba seguido a la banda y se lo conoce como el hombre que ya era un Stone antes de ser un Rolling Stone. Tanto es así que se cree que ‘It’s Only Rock And Roll’, uno de los himnos del grupo, en realidad fue una composición de Wood y que se lo entregó a Jagger y a Richards a cambio ‘I Can Feel the Fire’, la primera canción de ‘I’ve Got My Own Album to Do’, su primer disco como solista. En esa canción Richards toca la guitarra y Jagger hace coros. A principios de 2021 aparecieron, de manera extraoficial, más de 50 canciones inéditas de los Stones. Uno de esos temas es la supuesta primera versión de ‘It’s Only Rock and Roll’, con la presencia de David Bowie y Ronnie Wood. La toma habría sido grabada entre 1973 y 1974, en el marco de una sesión realizada en los estudios que Ronnie tenía en su vieja casa, The Wick, en Richmond, Londres. Pero como todavía no formaba parte de la banda la versión utilizada para el álbum del mismo nombre fue otra, con Mick Taylor.

En diciembre de 1974 comenzaron las sesiones de ‘Black And Blue’, en Alemania. Eran cuatro y necesitaban encontrarle rápidamente un reemplazo a Taylor, no solo para la producción del disco, sino también para el Tour de las Américas de 1975, que empezaría en junio. «En abril me encontré con Mick y Keith en Múnich y Keith me reconoció que su primera opción para reemplazar a Taylor había sido Steve Marriott, pero los Stones vieron que necesitaban a alguien que pudiera ser guitarrista rítmico y principal, y tenían tres nombres en mente: Jeff Beck, Eric Clapton y yo», contó Wood y se subió a la gira. Luego de dos meses de conciertos, el guitarrista oficializó su salida de los Faces y los Stones volvieron a ser cinco. ‘Black And Blue’ (1976) fue número uno en Estados Unidos y llegó a la segunda ubicación en el Reino Unido, a puro funk, reggae y rock and roll.

El ocaso de la década del ’70 tenía a la música disco en el centro de la escena y, ante ese panorama, irrumpir una vez más con canciones rockeras no parecía ser la fórmula para renovar el éxito. Con ‘Miss You’ como principal corte de difusión, los Stones se sumaron a la onda de turno y convirtieron a ‘Some Girls’ (1978) en número uno en los Estados Unidos. Hasta la actualidad, es el álbum más vendido de la banda. En la misma sintonía llegó ‘Emotional Rescue’ (1980) que consiguió la primera ubicación en los rankings en ambas orillas del Atlántico.

Concluida la experiencia disco, el proceso creativo de la dupla compositora Jagger – Richards transitaba por un natural desgaste. Algunas peleas, la exploración individual de nuevos horizontes musicales y las adicciones al alcohol y las drogas no pasaron desapercibidas y afectaron las producciones de la banda. Así las cosas, los Stones recurrieron a su archivo para darle forma a su próximo trabajo de estudio. La estrategia dio resultados, ya que Tattoo You (1981) conquistó rápidamente a la crítica y a los fans, y obtuvo una aceptación mucho más positiva que la que había cosechado su último long play. Se trató de una selección de canciones en su mayoría grabadas originalmente en la década del ’70, pero desechadas a la hora de editar. Solo fue necesario que Jagger les pusiera su voz del momento a algunos temas que aún no tenían la letra terminada, y que se hicieran algunos arreglos instrumentales.

De este modo, el nuevo trabajo conoció la luz un mes antes de que el grupo se embarcara en una de sus más aclamadas giras: el American Tour 1981 en Estados Unidos y su continuidad como European Tour 1982, en el Viejo Continente. Fue un momento de quiebre en la historia de los Stones que empezarían a sentirse más cómodos en los escenarios que en el estudio de grabación. Aunque antes de afianzar esa característica, tendrían que atravesar una profunda crisis.