Sandman, serie basada en la reconocida novela gráfica de Neil Gaiman que sigue la historia del ser cósmico que crea y controla los sueños luego de que logra escapar de un cautiverio de más de un siglo, estrena hoy su primera temporada en Netflix con una trama que aspira a satisfacer por igual a viejos fanáticos y nuevos espectadores.

Como suele ocurrir con las adaptaciones de propiedad intelectual con tantos seguidores, ya sean novelas, videojuegos o historietas, Sandman estará bajo la lupa de los seguidores de toda la vida (el cómic lo editó DC entre 1989 y 1996), a menudo exigentes en el límite con lo despiadado. En este caso, la presencia del propio Gaiman en el equipo de guionistas y como productor ejecutivo, promete garantizar si bien no una fidelidad total a cada cuadrito de la novela gráfica o a cada línea de diálogo, pero sí sostener al menos su espíritu original.

El prolífico autor británico de títulos que visitan con soltura la ciencia ficción, el terror, la fantasía y la comedia (Stardust, Coraline, Good Omens, American Gods son algunas de sus obras más reconocidas, con versiones en cine y TV), tuvo propuestas para adaptar The Sandman casi desde el comienzo, en el inicio de los 90. Primero como una película y luego como serie, la historia se perdió en el limbo durante décadas, con entrada y salida de guionistas, productores y actores interesados que nunca daban con el tono ideal.

Fue recién en junio de 2019 que el gigante del streaming anunció un convenio con Warner Bros., propietaria de la editorial DC y de los derechos de la novela gráfica, y le dio luz verde al proyecto. La serie desembarca con 10 episodios y una línea narrativa que combina los dos primeros arcos argumentales del cómic -a grandes rasgos los primeros 15 números-. Sandman (encarnado por Tom Sturridge), también Sueño o Morfeo, es la personificación antropomórfica de una entidad metafísica, es el rey del sueño.

Con un aspecto desgarbado, blanquísimo y frágil, una suerte de dios de los emos, tiene el poder de moldear las fantasías y los miedos de la humanidad. En esa tarea se desenvuelve por milenios hasta que el líder de un rito ocultista de comienzos del siglo XX que quería encerrar a su hermana, Muerte, lo apresa por error a él y lo despoja de las herramientas que canalizan y amplifican sus poderes.

Dueño de la paciencia de quien sabe que su existencia es eterna y la de sus captores efímera, Sandman aguarda más de un siglo hasta que la oportunidad se presenta y puede escapar. Una vez libre, descubre que su reino, La Ensoñación, está derruido, que muchas de las pesadillas que había creado vagan por el mundo material a voluntad y que millones cayeron en graves enfermedades de sueño, sin despertar o vagando sonámbulos por décadas, porque él no estaba para regular el universo onírico.

Para restaurar sus fuerzas y poner en orden el mundo de la vigilia y la ensoñación, Sandman comenzará un periplo por distintos planos y líneas de tiempo encontrándose con viejos amigos y enemigos. Mitología, fantasía oscura, literatura clásica y religiosa se entrelazan en un relato en el que -tal como pasaba con la novela gráfica- Sandman propone un viaje de aventuras en busca de los objetos que le robaron que revela una travesía existencial para acabar encontrándose a sí mismo.

Junto con Gaiman, el desarrollo de la serie estuvo a cargo de David S. Goyer y Allan Heinberg, quien también ofició de showrunner. El elenco cuenta con Boyd Holbrook (recordado por Narcos o Logan) como Corintio, una pesadilla prófuga y sin intenciones de volver al reino de los sueños; Gwendoline Christe (Game of Thrones) como Lucifer, Charles Dance, Jenna Coleman, David Thewlis, Stephen Fry y Patton Oswalt, entre más.